Los numerosos textos apócrifos sobre el Nuevo Testamento
ofrecen una gran variedad de interpretaciones que, normalmente, están
encaminadas a satisfacer el punto de vista de quien las ha escrito.
Jesús entre los doctores, tabla del maestro de Frómista, finales del siglo XV, Palencia, Museo Diocesano.
Jesús entre los doctores, tabla del maestro de Frómista, finales del siglo XV, Palencia, Museo Diocesano.
Se
conoce la existencia de más de cien libros de carácter religioso
escritos por autores cristianos en el período que abarca desde el siglo
II al III. Algunos de estos documentos tenían como finalidad instruir a
grupos de carácter secreto que decían poseer conocimientos ocultos sobre
Jesús. En otros se intentaba satisfacer la curiosidad sobre aspectos
poco conocidos en la tradición bíblica, ofreciendo datos, por ejemplo,
sobre la infancia de Jesús.
En
ocasiones se trataba de ofrecer una imagen de Jesús más acorde con los
puntos de vista del grupo que los utilizase. Por ejemplo, los grupos de
cristianos apegados a los modelos de vida judíos contaban con sus
propios evangelios, en los que Jesús aparecía como mesías, pero no como
un ser sobrenatural o divino. Por su parte, los grupos apocalípticos
contaban con un buen número de Apocalipsis apócrifos: se conocen los
Apocalipsis de Pedro, de Pablo, de la Virgen, de Tomás, de Juan y de
Esteban. En cualquier caso, las obras apócrifas cristianas son
posteriores a las principales obras canónicas, que ya en el siglo II
eran de uso común en las comunidades cristianas.
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