domingo, 17 de abril de 2016

NO QUIERO SER MONJA, QUIERO SER BUENA PERSONA.

ESTOS COMENTARIOS NO ESTÁN EN CONTRA DEL MARAVILLOSO TRABAJO QUE MUCHAS MONJAS (BUENAS PERSONAS) REALIZAN EN EL MUNDO. PERO ANTES QUE MONJA, HAY QUE SER BUENA PERSONA, LO OTRO NO ES TAN IMPORTANTE. ME ALEGRO DE TODAS AQUELLAS QUE HAN SIDO MADRES Y ABUELAS, COMO HAN LUCHADO POR SUS HIJOS/AS Y NIETOS/AS; MADRES SOLTERAS, MUJERES SIN HIJOS QUE HAN DADO SU VIDA POR LOS DERECHOS HUMANOS, POR SALVAR EL PLANETA... MUJERES CREYENTES Y NO CREYENTES QUE SE DEDICAN A AYUDAR A LOS DEMÁS. MI SALUDO A TODAS ELLAS; Y EN ELLAS INCLUYO A LAS MONJAS COMO UNA MÁS. 
LÉASE EL COMENTARIO TEOLÓGICO QUE CRITICA A LOS CRISTIANOS Y CRISTIANAS QUE SE AISLAN EN SUS CASAS CON LA ESCUSA DE REZAR Y ADORAR A DIOS Y NO HACEN NADA POR LOS DEMÁS. ESTE ESTILO DE VIDA ESTÁ CONDENADO COMO HEREJÍA POR LOS PADRES DE LA IGLESIA.
Tres monjas que trabajaban en una Asociación civil mexicana de ayuda a personas sin recursos desviaron el dinero de las donaciones a sus cuentas personales para darse algunos caprichos. Las religiosas compraron un coche nuevo y realizaron varios viajes a Acapulco de vacaciones, según ha publicado el periódico local El Diario de Morelos.
monjas, mexico
Las religiosas, Nohemí Hernández Jiménez, Mireya Izazaga Vejar y Angélica María Hernández Jiménez, hermana de la primera utilizaron parte de los donativos recibidos por la organización para uso personal.
En la investigación se presentaron documentos que certifican la compra de un vehículo Volkswagen, modelo Golf, del año 2013, color plata Egipto, en un precio de 143 mil pesos (unos 8.000 euros).
La factura confirma la compra en efectivo del coche y que las responsables de la compra fueron las monjas, según el periódico Proceso.
La acusación explicó que las religiosas utilizaron el coche y el dinero proveniente de las donaciones para viajar y pasar algunos días de vacaciones en Acapulco. El abogado incluyó fotografías como prueba del viaje que realizaron.
Rosaliano Espidio Fernández, apoderado legal de la organización altruista 'Servicios de Misericordia a Pobreza Extrema', con la que trabajaban las acusadas descubrió lo que estaba ocurriendo.
La madre superior de la organización junto al representante legal presentaron la demanda contra las tres mujeres por delitos de fraude y abuso de confianza.

Un convento de monjas denuncia el robo de 1,5 millones de euros

Las religiosas tenían el dinero en billetes de 500 guardados en bolsas de plástico

En el monasterio vive la 'monja pintora', cuyos cuadros pueden costar 48.000 euros

Más de un millón de euros (exactamente 1,5), la mayoría en billetes de 500 euros guardados en bolsas de plástico en un armario. Ese es el robo que las responsables del monasterio de Santa Lucía --una comunidad cisterciense femenina y de clausura que lleva casi medio siglo ubicada en el barrio zaragozano de Casablanca-- denunciaron el pasado lunes a la policía.
El Cuerpo Nacional de Policía, bajo la coordinación del juzgado de Instrucción número 9 de Zaragoza, ha abierto una investigación en la que también se indaga el origen del dinero, ya que la tenencia en efectivo de una cuantía tan elevada resulta cuanto menos llamativa al tratarse de una comunidad religiosa de este tipo. El detalle de los billetes de 500 guardados en bolsas de plástico dentro de un armario también llamó la atención a los encargados de la investigación.
Las religiosas echaron en falta el dinero a primera hora de la mañana del lunes de la semana pasada. Esa noche, mientras ellas dormían, alguien forzó una de las puertas de acceso a uno de los edificios del convento y revolvió en su interior. Las responsables de la comunidad se percataron rápidamente de la elevada cuantía del botín del robo.
Las integrantes de la comunidad religiosa se dedican a diferentes tareas, como la encuadernación y la restauración de libros, así como la recuperación de pergaminos.
LA 'MONJA PINTORA' En Santa Lucía vive Isabel Guerra, conocida como la monja pintora, una artista cuya cotización va en aumento. Cualquiera de sus dibujos puede costar entre 2.500 y 12.000 euros y sus cuadros llegan a alcanzar los 48.000 euros en el mercado del arte. Guerra suele exponer cada tres o cuatro años y vende todo lo que expone. De hecho, en la galería Sokoa de Madrid, que lleva su representación, suele haber lista de espera de compradores. Guerra fue protagonista en el año 2000 de una polémica y exitosa exposición retrospectiva en La Lonja de Zaragoza que vieron 120.000 personas.
Uno de los primeros aspectos que debe determinar la policía es si el robo fue un episodio de fortuna de un ratero que se topó con una cantidad millonaria por casualidad o si, por el contrario, es el golpe de un ladrón de guante blanco que fue a buscar el preciado botín allí donde él sabía que se encontraba.
Ninguna de esas dos hipótesis es descartable a priori, aunque ambas generan preguntas: ¿Quién decidiría asaltar, con intención de robar, un edificio de gruesas paredes y plano desconocido habitado por una comunidad que, al menos en teoría, pasa con lo justo para sobrevivir? ¿Y quién podría poseer fuera de los muros del convento una información tan precisa como el lugar en el que unas pías monjas custodiaban una fortuna en billetes de 500 euros? La policía está en ello.

PSOE y Podemos denuncian el robo del voto a ancianos por monjas en Cáceres (VÍDEO)


Apoderados del PSOE y de Podemos en Extremadura, han denunciado en el Juzgado de Guardia de Cáceres que en uno de los colegios electorales de la ciudad, se pudo comprobar cómo varios miembros del Partido Popular y de Nuevas Generacionesllevaron a votar a ancianos visiblemente impedidos desde una cercana residencia conocida como Hermanitas de los Pobres. En ella, las monjas les habrían preparado los votos, según se recoge en el diario HOY Extremadura.
En el vídeo que ha acompañado a la denuncia se puede ver como en un momento dado, una mujer, interventora del PSOE, le pregunta a una de las ancianas si sabe qué papeletas contienen los sobres que llevan. A lo que ella responde que no, que se lo preparan las monjas. Acto seguido se solicitó a la mesa electoral y al agente de policía que había presente que no se permitiese votar a estas personas por un presunto delito de usurpación de voto.

Dos monjas investigadas por el ‘robo’ de bebés declaran en Lugo


Carmen Longarela Latas (82 años) y Carmen Vázquez Lamela (88 y en silla de ruedas) son Hermanas Franciscanas del Rebaño de María y están investigadas —junto a su anterior superiora, Isabel Torres, además de funcionarios del Servicio de Menores de la Xunta de Galicia, médicos y trabajadores sociales— por la supuesta retirada irregular de niños a sus padres biológicos para entregarlos en adopción. Pese a su intento de ser declaradas incapaces por la edad y su estado de salud, las dos monjas fueron imputadas en el marco de la conocida como Operación Bebé de Lugo, que reúne una docena de casos de familias presuntamente forzadas o engañadas entre la primera década y la segunda del siglo XXI para despojarlas de sus criaturas.
Las religiosas del Rebaño de María regentan el Hogar Madre Encarnación de Lugo, que mantiene un concierto con la Xunta para acoger a mujeres sin recursos en los últimos meses de embarazo o ya con bebés, y atender también casos de niños declarados en situación de exclusión. Las dos monjas que acudieron este viernes fueron citadas por la anterior magistrada del caso, Sandra Piñeiro, una causa ahora en manos del juez Sergio Orduña, en Instrucción 3 de Lugo. Las dos negaron haber tenido contacto con esos niños a los que sus madres perdieron el rastro y que fueron entregados a otras familias.
Longarela se exculpó asegurando que solo lleva en Madre Encarnación cuatro años. Lamela reconoció que llevaba 20 en la ciudad, pero afirmó, en presencia de todos los abogados de oficio que representan a los progenitores, que ella solo se dedicaba "a coser". Aunque admitió que recordaba a dos de las jóvenes que perdieron allí dentro a sus hijos. Una de estas, después de ser supuestamente presionada para firmar el consentimiento para entregar a su niña en acogida, intentó suicidarse arrojándose desde el sexto piso de un hospital en Pontevedra. A la otra, según ella misma denunció antes de desaparecer sin dejar rastro, la amenazaba un "varón ruso" para que entregase a su niño recién nacido. Ambas son extranjeras y víctimas de las mafias de trata de mujeres.
Carmen Longarela Latas, a la derecha, abandona los juzgados después de declarar como investigada. PEDRO AGRELO
La segunda de las supuestas víctimas del robo de bebés describió a la policía en su denuncia que una monja le insistía en que el pequeño estaría mejor con otra familia, y que había dos interesadas: una "pagaba más" que la otra. Antes de esfumarse, esta chica dio una pista más. Esa monja se llamaba Carmen, aunque los letrados que investigan a duras penas las retiradas supuestamente irregulares de niños en Lugo todavía no han podido constatar de qué Carmen se trata. Si de una de las dos que declararon este viernes o de una tercera todavía sin localizar.
Además, en esta mañana de declaraciones ha pasado por el juzgado una extrabajadora del Hogar Madre Encarnación, también investigada, que ha aportado nuevos datos importantes a la causa. Victoria Silvarrey fue empleada del centro religioso de acogida entre 2002 y 2009, y niega haber tenido que ver con los procesos de adopción bajo sospecha. Este viernes ha admitido que visitó en el hospital a la mujer que se precipitó al vacío tras quedarse sin la niña y que esta, encamada y parapléjica, preguntaba por la criatura. Durante la gestación, dijo, esta madre estaba ilusionada con el bebé que iba a tener, y después, al dar a luz, lo cuidaba "muy bien". Según ella, "de un día para otro comentó que quería darla en adopción", pero que cuando se llevaron a la pequeña "estaba triste": "Quería volver a ver a su hija".
Según la educadora, en el centro "nunca se presionó a las madres para que diesen a sus hijos en adopción", pero sí "se les informaba de las posibilidades". Este viernes ha dicho que recuerda a la joven que aseguraba ser amenazada por un hombre de nacionalidad rusa. Ese hombre, según ella, iba a visitarla al Hogar Madre Encarnación.
El sumario incluye los diarios sobre los cuidados de los niños acogidos que cubrían tanto las monjas como las empleadas. EL PAÍS ha tenido acceso a esas libretas, donde se refleja la abundante medicación que recibían algunos de los pequeños retirados a familias biológicas con pocos medios económicos para ser entregados en adopción. Según los abogados que intentan desde hace años desentrañar esta supuesta trama que salpica a la Administración autonómica y a la orden religiosa, el suministro de fármacos ha podido dejar secuelas en la salud de los menores. Además de medicinas para el asma y la bronquitis, algunos de estos pequeños, según estos diarios, recibían ansiolíticos. La trabajadora que ha declarado este viernes asegura que todos estos fármacos estaban bajo llave, custodiados por la superiora.

La estrategia que usaban en España para robar bebés

Gonzalo Porset no sabe qué día nació, no se atreve a decir una fecha concreta. "Sé que nací en julio del 68, pero nada más", dice. Descubrió hace algo más de un año que era un bebé robado y todavía se repone de la noticia con antidepresivos.
Robar un bebé no debería ser algo fácil, pero en España ocurrió impunemente entre 1940 y 1990.
El último informe del Defensor del Pueblo estima que hay al menos 1.414 casos abiertos en los tribunales relacionados con el robo de niños, entre ellos el de Gonzalo.
Según informan las víctimas, durante ese medio siglo robar niños resultó muy simple para monjas, curas y otros que quisieran traficar con bebés.
La estrategia más usada era sedar a las madres y decirles posteriormente que sus hijos habían nacido muertos. Llegaban a meter vendas en tumbas vacías para entregarlas a las madres, cuentan las víctimas.
Luego de tres años de investigación por parte de las víctimas y de denuncias colectivas de los afectados, este jueves compareció ante la Justicia la primera persona acusada por delitos de detención ilegal y falsedad en documento público.
Se trata de la monja María Gómez Valvuena, que se acogió a su derecho a no declarar.
María Luisa Torres fue quien denunció a la religiosa y quien consiguió que se tuviera que declarar. "Ella me robó a mi hija, me dijo que había muerto y me acusó de adúltera", dijo en declaraciones a BBC Mundo.
Ahora está desesperada porque la monja se ha negado a declarar. "Pero por otro lado estoy contenta de que la justicia empiece la investigación", confiesa.

"Modus operandi"

Torres conoció a la monja María Gómez a los cinco meses de embarazo en un orfanato que tenía la monja. "Se supone que me iba a ayudar a cuidar a mi bebé mientras yo trabajaba para darle una vida mejor. Pero tras parir, me anestesió y me dijo que mi bebé había muerto", cuenta inquieta.
"A las mujeres embarazadas les preguntaban si eran solteras, observaban a las que venían solas o con poca familia alrededor y, si lo veían a bien, las sedaban tras el parto y les decían que sus bebés habían nacido muertos"
Antonio Barroso, Anadir
María Luisa encontró a su hija hace un año y denunció a la religiosa.
"La estrategia de las monjas para robar bebés era absolutamente simple. Empezaban a dar vueltas por el hospital de maternidad viendo a las mujeres embarazadas. Les preguntaban si eran solteras, observaban a las que venían solas o con poca familia alrededor y, si lo veían a bien, las sedaban tras el parto y les decían que sus bebés habían nacido muertos", relata Antonio Barroso, presidente de la Asociacion Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (Anadir).
"Luego incluso hacían mal los documentos, decían a las madres que los niños habían muerto de otitis y por ejemplo estaba escrito que era fallo cardiovascular, manipulaban las partidas de nacimiento", explica Antonio Barroso, de 43 años.
Hace tres años, Barroso descubrió que fue vendido por una monja. "Mi madre murió antes de que yo supiera que fui robado, pero quiero pensar que las madres adoptivas también eran víctimas de los negocios de las monjas".
Ha habido casos de madres que han conocido a sus hijas casi a los 30 años. Se han reencontrado hermanas gemelas y también tumbas vacías en las que se supone que deberían estar los cadáveres de los bebés.
"Se han visto solo gasas y vendas dentro de las cajas. Es increíble, pero es así", cuenta Barroso, que conoció a la monja que lo vendió.
"Conseguí hablar con ella, pero no la han llamado a declarar, cuando además tiene antecedentes penales por hechos parecidos", asegura Barroso. "Creo que el gobierno no tiene interés en investigar estos temas, es costoso y es una mancha para España", opina.
No obstante, Barroso se ha reunido este jueves con el Ministro de Justicia de España, Alberto Ruiz Gallardón, que ha declarado que el tema de los bebés robados será de prioridad absoluta.
BBC Mundo se ha intentado poner en contacto con alguna de las monjas implicadas en estos casos, pero no ha obtenido respuesta.

Lo civiles también roban

Gonzalo Porset no quiere que casos como el suyo vuelvan a pasar. "No quiero que nadie más pase por esto, por eso voy a tener esta lucha siempre. No puede quedar ni un resquicio legal para que un bebé pueda ser robado impunemente", declara Porset.
Maria Gomez
La religiosa María Gómez se acogió a su derecho a no declarar ante la Justicia.
En su caso, quien gestionó su venta fue un hombre de Barcelona, que lo vendió a los que fueron sus padres no biológicos. "Ni tampoco de adopción, porque no tengo ni siquiera los papeles de ser adoptado, no tengo descripción", explica.
Porset detalla que el robo de niños en personas civiles ha llegado a hacerse con decenas de mujeres embarazadas viviendo en pequeños pisos o controlando a las prostitutas para arrebatarles los hijos tras el parto.
"Podían hacer lo que querían, destruir documentos, falsearlos. Nadie se atrevía a cuestionar a un abogado o un médico, ni a una monja o a un cura", contextualiza.
Ahora las pruebas de ADN están siendo las grandes aliadas de los afectados, cuestan alrededor de 100 euros (US$131) y se las realiza cualquier persona que tenga dudas sobre sus padres o sus hijos.
"Entre todos tenemos que cerrar el círculo" y con ayuda de las insituciones será más fácil.

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