jueves, 7 de diciembre de 2017

EPOPEYA DE GILGAMÉS

Resultado de imagen de EPOPEYA DE GILGAMESH Esta leyenda trata de cuestiones tan humanas como el hombre y la naturaleza, el amor y la aventura, la amistad y la lucha, magistralmente enlazadas sobre el fondo de la cruda realidad de la muerte. El crítico combate que sostiene el protagonista para cambiar su destino, enterándose del secreto de la inmortalidad por boca del héroe del  Diluvio, se ve condenado al fracaso, fracaso que va acompañado de una tranquila resignación. 
Por vez primera en la historia del mundo se expresó  una experiencia tan profunda y de proporciones tan heroicas. El alcance del poema  y su ruda fuerza poética, le confieren un encanto intemporal. Descontados unos pocos, los textos acadios proceden de la biblioteca de Asurbanipal hallada en Nínive. A diferencia del Poema de la Creación, el de Gilgamesh se conoce en versiones que se retrotraen al I milenio A. C. 
 De la mitad del II milenio se conocen  fragmentos de una recensión acádia corriente en el imperio hitita, y los propios archivos de Bogazköy han proporcionado importantes fragmentos de una versión hitita y uno solo de una recensión hurrita de la obra. 
De la primera mitad del II milenio se tienen porciones representativas de la versión babilónica antigua, que corresponden a las tablillas I-III y X. La evidencia interna del material sugiere que la misma era una copia de un texto más temprano. La fecha original de composicion de la obra acádica debe de situarse hacia el final del II milenio, si no un poco antes.

(Los números entre paréntesis indican el orden de líneas en las tablillas)
Tablilla I

(I)

Aquel que vio todo [hasta los confine]s de la tierra, [Que todas las cosa]s experimentó, [conside]ró todo. [...] juntamente [...], [...] de sabiduría, que todas las cosas.[..]. (5) Lo [o]culto vio, [desveló] lo velado. Informó antes del Diluvio, Llevó a cabo un largo viaje, cansado y [derren]gado. Todo su afán grabó en una estela de piedra. De la terraplenada Uruk el muro construyó, Del reverenciado Eannal, el santuario puro.
¡Contempla su muralla exterior, cuya cornisa es como el cobre! ¡Mira la muralla interior, que nada iguala! ¡Advierte su umbral, que de antiguo viene!
Acércate a Eanna, la morada de Istar, Que ni un rey futuro, ni un hombre, puede igualar. Levántate y anda por los muros de Uruk, Inspecciona la terraza de la base, examina sus ladrillos:
¿No es obra de ladrillo quemado? ¿No echaron sus cimientos los Siete [Sabios]?
Falta el resto de la columna. Un fragmento hitita [cf. J. Friedrich, ZA, XXXIX (1929), 2-5] corresponde en parte a la porción inicial deteriorada de nuestra columna 1l y, por ende, parece contener algo del material del final de la I columna. De tal fragmento se desprende que varios dioses intervienen en la formación de Gilgamesh, al que dotaron de talla sobrehumana. Finalmente, Gilgamesh llega a Uruk.
(II)

Dos tercios de él son dios, [un tercio de él es humano]. La forma de su cuerpo[...] (3-7) (líneas mutiladas o ausentes) (8) [...] como un buey salvaje altivo [...]; El empuje de sus armas no tiene par. Mediante el tambor se reúnen [sus] compañeros. Los nobles de Uruk están som[bríos] en [sus cáma]ras:
«Gilgamesh no deja el hijo a [su] padre; [Día] y [noche] es desenfrenada su arro[gancia]. [¿Es éste Gilga]mes, [el pastor de la amurallada] Uruk? ¿Es éste [nuestro] pastor, [osado, majestuoso, sabio]?
[Gilgamesh] no deja [la doncella a su madre], ¡La hija de guerrero, [la esposa del noble]! Los [dioses escucharon] sus quejas. Los dioses del cielo del señor de Uruk [ellos... ]:
«¿No parió [Aruru] este fuerte buey salvaje? [El empuje de sus armas] en verdad no tiene par. Mediante el tambor se reúnen sus [compañeros]. Gilgamesh no deja el hijo a su padre; Día y noche [es desenfrenada su arrogancia].
¿Es éste el pastor de [la amurallada] Uruk? ¿Es éste su [...] pastor, Osado, majestuoso (y) sabio?...
Gilgamesh no deja la doncella a [su madre], ¡La hija del guerrero, la esposa del noble!»
Cuando [Anu] hubo escuchado sus quejas, A la gran Aruru llamaron: «Tú, Aruru, creaste [el hombre]; Crea ahora su doble; Con su corazón tempestuoso haz que compita. ¡Luchen entre sí, para que Uruk conozca la paz!»

Cuando Aruru oyó esto, Un doble de Anu en su interior concibió. Aruru se lavó las manos, Cogió arcilla y la arrojó a la estepa. [En la este]pa creó al valiente Enkidu, Vástago de..., esencia de Ninurta. [Hirsu]to de pelo es todo su cuerpo, Posee cabello de cabeza como una mujer. Los rizos de su pelo brotan como Nisabal.
No conoce gentes ni tierra: Vestido va como Sumuqan. Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se apretuja en las aguadas, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua.
(Ahora bien) un cazador, un trampero, Se le encaró en el abrevadero [Un] día, un segundo y un tercero Se le encaró en el abrevadero Cuando el cazador le vio, su faz se inmovilizó.
El y sus animales entraron en su casa, [Transido de] miedo, quieto, sin un sonido, (Mientras) su corazón [se turbaba], nublado su rostro. Pues el pesar había [penetrado] en su vientre; Su cara era como la [de un viejero] llegado de lejos.

(III)

El cazador abrió [su boca] para hablar, Diciendo a [su padre]:
«Padre mío, hay [un] hombre que [ha venido de las colinas], Es el más poder[oso de la tierra]; vigor tiene. [¡Como la esencia] de Anu, tan tremendo es su vigor! [Siempre] recorre las colinas, [Siempre] con las bestias [se nutre de hierba]. [Siempre planta] los pies en la aguada. [¡Tan espantado estoy, que] no oso acercarme a él! [Cegó] las hoyas que yo había excavado, [Destrozó] mis trampas que yo había [puesto], Las bestias y las criaturas del llano [Hizo escapar de mis manos]. [¡No permite que] me dedique a la caza!»

[Su padre abrió la boca para hablar], Diciendo al cazador:
«[Hijo mío], en Uruk [vive] Gilgamesh. [Nadie hay más fuerte] que él. [¡Como la esencia de Anu, tan tre]mendo es su vigor! [Ve, pues; hacia Uruk dirige] tu faz, [Refiérele] el poder del hombre. [Haz que te entregue una ramera]. Lléva(la) [contigo]; (20) [Prevalecerá sobre él] a causa de [un mayor] poder. [Cuando abreve los animales en] la aguada, [Se quitará] el ves[tido, mostrando desnuda] su madurez. [En cuanto vea] a ella, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias [que crecieron] en su estepa!»
[Oyendo] el consejo de su padre, El cazador avanzó [hacia Gilgamesh]. Emprendió el camino, en Uruk puso [el pie]:
«[... ] Gilga[mes... ], Hay un hombre [que ha venido de las colinas], (30) El más poder[oso de la tierra; vigor tiene]. Como la esencia de Anu, tan tremendo es [su vigor]. [Siempre] recorre las colinas, Siempre con las bestias [se nutre de hierba]. Siempre [planta] los pies en la aguada. ¡Tan espantado estoy que no oso acercarme a [él]! Cegó las hoyas que [yo] había excavado, Destrozó mis trampas [que yo había puesto], Las bestias y las criaturas [del llano] Hizo escapar de mis manos. ¡No permite que me dedique a la caza!»
(40) Gilgamesh le dijo, [a]l cazador:
«Ve, cazador mío; lleva contigo una ramera. Cuando abreve los animales en la aguada, Se quitará el vestido, mostrando desnuda su madurez. En cuanto la vea, a ella se acercará. ¡Le rechazarán las bestias que crecieron en su estepa!»
Fuese el cazador, llevando con él una ramera. Emprendieron el camino, yendo rectos en su dirección. Al tercer día al sitio indicado llegaron. El cazador y la ramera se sentaron en sus lugares.
(50) Un día, un segundo día, estuvieron sentados, junto a la aguada. Las bestias salvajes llegaron a la aguada a beber.

(IV)

Las criaturas pululantes llegaron, deleitándose su corazón en el agua. En cuanto a él, Enkidu, nacido en las colinas - Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se abreva en la aguada, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua -
La moza le contempló, al salvaje, Al hombre bárbaro de las profundidades del llano:
«¡Ahí está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, Desnuda tu seno para que posea tu sazón! ¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se acercará a ti. Desecha tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al salvaje la labor de una mujer! Le rechazarán las bestias salvajes que crecen en su estepa, Cuando su amor entre en ti».
La moza libertó sus pechos, desnudó su seno, Y él poseyó su madurez. No se mostró esquiva al recibir su ardor. Desechó su vestido y él descansó en ella. Mostró al salvaje el trato de una mujer, (20) Cuando su amor entró en ella. Durante seis días y siete noches Enkidu se presenta, Cohabitando con la moza. Después que (se) hubo saciado de sus encantos, Volvió el rostro hacia sus bestias salvajes. Al verle, Enkidu, las gacelas huyeron, Las bestias salvajes del llano se alejaron de su cuerpo. Sorprendióse Enkidu, su cuerpo estaba rígido, Sus rodillas inmóviles - pues sus bestias salvajes habían huido.
Enkidu hubo de aflojar el paso - no era como antaño Pero entonces tiene [sa]biduría, más [am]plia comprension. (30) Volvióse, sentándose a los pies de la ramera.  Mira a la cara de la ramera, Atento el oído, cuando la ramera habla; [La ramera] le dice, a Enkidu:
«¡Tú eres [sabio], Enkidu, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas silvestres vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve [a] la amurallada Uruk, Al santo templo, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo».
(40) Mientras le habla, sus palabras encuentra favor,  Su corazón se ilumina, ansía un amigo. Enkidu le dice, a la ramera:
«¡Arriba, moza! Escóltame Al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo. Le retaré [y osada]mente me dirigiré a él,

V

Gritaré en Uruk: "¡Yo soy el poderoso! [Yo soy aquel] que puede alterar los destinos, [(Aquel) que] nació en el llano es poderoso; vigor tiene"».
«[Levanta, pues, y vamos, para que vea] tu rostro. [Te mostraré Gilgamesh; donde] está bien sé. Vamos, pues, oh Enkidu, a la amurallada [Uruk], Donde la gente res[plande]ce en festiva indumentaria, (Donde) cada día es fiesta, Donde [...] mozos.... (10) Y mo[z]as [...] de figura.   Su sazón [...] henchida de perfume. ¡Apartan a los grandes de sus lechos! A ti, oh Enkidu, que disfrutas de la vida, Mostraré a Gilgamesh, el hombre jocundo.
Mírale, contempla su faz; Radiante está de virilidad, fuerza tiene. Todo su cuerpo es suntuoso de madurez, Vigor más poderoso que tú tiene, Sin descansar jamás de día o de noche. (20) ¡Oh Enkidu, renuncia a tu presunción! Gilgamesh - a él estima Samas; Anu, Enlil y Ea dilataron su sabiduría. Antes de que bajes de las colinas, Gilgamesh te verá en (sus) sueños en Uruk:...»

Omitidas las restantes líneas de la versión asiria de la tablilla I, por cuanto la babilónica antigua de la tablilla II comienza en este punto.

Tablilla II

VERSION BABILONICA ANTIGUA

(II)

Gilgamesh se levantó para revelar el sueño, Diciendo a su madre: «Madre mía, durante la noche Me sentí alegre y anduve En medio de los nobles. Las estrellas aparecieron en los cielos. La esencia de Anu descendió hacia mí. (10) Intenté levantarlo; ¡pesaba demasiado para mí! Intenté moverlo; ¡moverlo no pude!  La tierra de Uruk lo rodeaba, Mientras los nobles besaban sus pies. Cuando afirmé mi frente, me dieron soporte. Lo levanté y lo traje a ti».
La madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, Dice a Gilgamesh: «Ciertamente, Gilgamesh, uno como tú  Nació en la estepa, Y las colinas le criaron. (20) Cuando le veas, [como (de encima de) una mujer] te regocijarás. Los nobles besarán sus pies;  Tú le abrazarás y [..]. a él; Tú le conducirás a mí».
Se acostó y vio otro [Sueño]: dice a su madre:
«[Madre mía], vi otro [...] en la confusión.  En la calle [De] Uruk de amplios mercados Había un hacha, y (30) Se habían reunido alrededor de ella.  Singular era la forma del hacha. En cuanto la vi, regocijém. Me gustó, y como si fuera una mujer, Me atrajo. La cogí y la coloqué En mi costado».
La madre de Gilgamesh, que todo lo conoce, [Dice a Gilgamesh]: (laguna breve)
(II)
«Porque hice que rivalizara contigo». Mientras Gilgamesh revela su sueño, Enkidu se halla sentado ante la ramera.

[... ] ellos dos.
[Enki]du olvida dónde nació. Durante seis días y siete noches Enkidu sale, Cohabitando con la m[oza]. Después la ramera abrió la boca, (10) Diciendo a Enkidu:
«Según te veo, Enkidu, te has hecho como un dios; ¿Por cuál motivo con las criaturas salvajes Tú recorres la llanura? Levántate, te guiaré A Uruk, de amplios mercados, Al templo santo, morada de Anu; Enkidu, levántate, te guiaré A Eanna, morada de Anu, Donde vive [Gilgamesh, cabal] en sus hazañas, (20) Y tú, co[mo...], Amarás [a él como] a ti mismo. ¡En pie, álzate del suelo, Lecho del pastor!»
Escuchó sus palabras, aprobó su alocución; El consejo de la mujer Cayó en su corazón. Ella se quitó (sus) vestidos; Con una (prenda) le ciñó, Con la otra prenda (30) Vistió a sí misma.  Tomándole de la mano, Le lleva como una madre A la junta de los pastores, Al sitio del redil.
En torno a él los pastores se apiñaron. (faltan varias líneas)
(III)

La leche de las criaturas salvajes Solía mamar. Comida dispusieron ante él; Se atragantó, boqueó Y abrió mucho los ojos. Nada sabe Enkidu De comer manjares; A apurar bebida fuerte No le habían enseñado. (10) La ramera abrió la boca,  Diciendo a Enkidu:
«Come el alimento, Enkidu, Porque es deber de vida; Consume la bebida fuerte, porque es costumbre de la tierra». Enkidu comió el alimento, Hasta que se hubo saciado; De bebida fuerte apuró Siete copas. Despreocupado se hizo su talante (y) alegre, Su corazón exultó Y su cara resplandeció. Frotó [la excrecencia velluda], El pelo de su cuerpo, Ungióse con óleo, Se hizo humano. Se puso vestidos, ¡Es como un novio! Empuñó su arma Para espantar los leones, A fin de que los pastores puedan descansar de noche. Apresó lobos, Capturó leones, Los principales ganaderos reposaron sosegados; Enkidu es su centinela, ¡El hombre atrevido, El héroe único!
A [...] dijo: (faltan varias líneas)

(IV)

Festejó. (faltan unas ocho líneas) Cuando levantó los ojos, Contempló un hombre. Dice a la ramera:
«¡Trae a ese hombre, moza! ¿Por qué vino aquí? Hazme oír su nombre».
La ramera llamó al hombre. Yendo hasta él y diciéndole:
«Señor ¿ a dónde te apresuras ? ¿Cuál es tu afanoso rumbo?»
(20) El hombre abrió la boca, diciendo a En[kidu]:
«En la casa del consejo se ha [entremetido], Que se reserva para la gente, ... para himeneo. En la ciudad ha acumulado profanación. Imponiendo extrañas cosas a la infausta ciudad. Para el rey de Uruk, la de amplios mercados, (30) El tambor del pueblo suena para la elección nupcial.
Para Gilgamesh, rey de Uruk, la de amplios mercados, El tambor del pueblo suena Para la nupcial elección, A fin de que con legítimas mujeres se ayunte.
Él es el primero, El marido viene después. Por el consejo de los dioses (así) fue ordenado.
¡Al cortar su cordón umbilical Se decretó así para él!»
A estas palabras del hombre Su rostro palideció.
(faltan unas 3 líneas)
(V)

(faltan unas 6 líneas)
[Enkidu] camina [delante] Y la moza en pos de él. Cuando entró en Uruk, la de amplios mercados, (10) La población le rodeó. Cuando se detuvo en la calle De Uruk, la de amplios mercados, El pueblo se juntó, Diciendo de él:
«¡Es como Gilgamesh en persona! Aunque de talla más baja, Tiene los huesos más recios. [...] [Es el más fuerte de la tierra]; vigor tiene. (20) La leche de las criaturas salvajes Solía mamar. En Uruk (habrá) un constante (resonar de) armas».
Los nobles se regocijaron:
«¡Un héroe ha aparecido Para hombre del mismo porte! Para Gilgamesh, igual a un dios, Su igual ha comparecido».
Para Ishtar el Se dispone. Gilgamesh. [. . ], De noche . . [ . ], Cuando se acerca, [Enkidu] se yergue en la calle Para cerrar el paso A Gilgamesh [... ] en su poder. (faltan unas 3 líneas)

(VI)
(faltan unas 5 líneas)
Gilgamesh [...] En la estepa [...] Brota [...] Se levantó y [...] (10) Ante él.
Se encontraron en el Mercado de la Tierra. Enkidu atrancó la puerta Con su pie, Impidiendo que Gilgamesh entrase. Se asieron uno a otro, Enlazados con fuerza, como toros. Destrozaron la jamba, Mientras el muro se estremecía. Gilgamesh y Enkidu (20) Se asieron uno a otro, Enlazados con fuerza, como toros; Destrozaron la jamba, Mientras el muro se estremecía. Cuando Gilgamesh dobló la rodilla - Con el pie en el suelo - Su furia se aplacó Y se volvió para alejarse.
Cuando se volvió, Enkidu a él Habla, a Gilgamesh:
«Por unigénito tu madre Te concibió, ¡La vaca salvaje de las dehesas, Ninsunna! Tu cabeza se alza sobre los hombres. ¡Realeza sobre la gente Enlil te ha concedido!»


Tablilla III

VERSION BABILONICA ANTIGUA

Los fragmentos del texto ponen en evidencia que Gilgamesh se propone salir contra el monstruoso Huwawa [asirio: Humbaba], que vive en la Selva de los Cedros. Enkidu procura disuadirle, pero el empeño de Gilgamesh resulta evidente en las siguientes líneas de la Versión Babilónica Antigua
(3) Gilgamesh abrió la boca, Diciendo a [Enkidu]:
«¿Quién, amigo mío, puede escalar al cie[lo]? Sólo los dioses [viven] eternamente bajo el sol  Para la humanidad, contados son sus días; Ecl 1:2 ¡Cuanto ejecuta no es sino viento! Incluso tú temes la muerte. (10) ¿Qué hay de tu poder heróico? Deja que vaya delante de ti, Haz que tu boca me grite, "¡Avanza; no temas! Si yo cayere, habré conquistado nombradía: "Gilgamesh", dirán, "contra el fiero Huwawa ha caído". (Mucho) después que Mi estirpe haya nacido en mi casa».
Del texto fragmentario de las tablillas IV y V se colige que la arriesgada expedición de los dos héroes contra Huwawa se remata con éxito.

Tablilla III

Él se lavó la sucia cabellera, acicaló sus armas, La trenza de su pelo sacudió contra su espalda. Arrojó sus manchadas (cosas), se puso otras limpias, Se envolvió en un manto franjeado y se abrochó un ceñidor. Cuando Gilgamesh se hubo puesto la tiara, La gloriosa Istar levantó un ojo ante la belleza de Gilgamesh:
«¡Ven, Gilgamesh, sé tú (mi) amante! Concédeme tu fruto. Serás mi marido y yo seré tu mujer. (10) Enjaezaré para ti un carro de lapislázuli y oro, Cuyas ruedas son áureas y cuyas astas son de bronce. Tendrás demonios de la tempestad que uncir a fuer de mulas poderosas. En la fragancia de los cedros entrarás en nuestra casa. Cuando en nuestra casa entres, ¡El umbral (y) el tablado besarán tus pies! ¡Se humillarán ante ti reyes, señores y príncipes! El producto de colinas y de llano te ofrecerán por tributo. Tus cabras engendrarán crías triples, tus ovejas gemelos, Tu asno en la carga sobrepujará a tu mula. Los corceles de tu carro serán famosos por su carrera, [¡Tu buey] bajo el yugo no tendrá rival!»

[Gilgamesh] abrió la boca para hablar, [Diciendo] a la gloriosa Istar:
«[¿Qué daré] a ti para que pueda tomarte en matrimonio? [¿Te daré aceite] para el cuerpo y vestidos? [¿Daré] pan y vituallas? [... ] comida digna de la divinidad, [... ] bebida propia de la realeza.
(29-31) (mutilado)
[¿... si yo] te tomo en matrimonio? [No eres más que un brasero que se apaga] con el frío; Una puerta trasera [que no] detiene la ráfaga ni el huracán; Un palacio que aplasta al valiente [...]; Un turbante cuyo amparo [...]; Pez que [ensucia] a los porteadores; Odre que [empapa] al que lo carga; Piedra caliza que [comba] el baluarte de piedra; (40) Jaspe [que ... ] país enemigo;  ¡Calzado que [oprime el pie] de su propietario! ¿A cuál amante amaste siempre? ¿Cuál de tus pastores plugo [a ti constantemente]?
Vamos, y men[cionaré para ti] tus amantes:
De...[.. ] Para Tammuz, el amante de tu juventud, Has ordenado llantos año tras año. Habiendo amado al pintado pájaro pastor, Le lastimas, rompiendo su ala. (50) En los sotos permanece, chillando: "¡Mi ala"!
Después amaste a un león, perfecto en fuerza; Siete hoyas y siete cavaste contra él. Luego a un garañón amaste, famoso en la batalla; El látigo, el acicate y la brida ordenaste para él. Decretaste para él un galope de siete leguas, Decretaste para él una bebida de agua cenagosa; ¡Para su madre, Silili, ordenaste gemidos!
Después amaste al guardián del rebaño, El cual siempre amontonó para ti pasteles, (60) A diario sacrificó cabritos por ti; Pero tú le afligiste, trocándole en lobo, Para que sus gañanes le ahuyentaran, Y sus perros le mordieran las ancas.
Luego amaste a Isullanu, jardinero de tu padre, Que te ofrecía siempre cestas de dátiles, Y diariamente adornó tu mesa. Tus ojos se levantaron hasta él, tú fuiste a él: "Oh Isullanu mío, ¡probemos tu vigor! ¡Extiende tu «mano» y toca nuestra «modestia»!"
(70) Isullanu te dijo: "¿Qué deseas de mí? ¿Acaso no coció mi madre, no he comido, Para que yo pruebe el manjar hediondo, impuro? ¿Protegen las cañas del frío?".
Cuando le oíste [hablar] así, Le castigaste y le convertis[te] en un topo. Le colocaste en medio de. . [. ]; No puede subir... no puede bajar... Si me amas, [me tratarás] como a ellos».

Cuando Istar oyó esto, (80) Istar se enfureció y [ascendió] al cielo. Se adelantó Istar ante Anu, su padre, A Antum, su madre, fue y [dijo]:
«Padre mío, ¡Gilgamesh ha acumulado insultos sobre mí! Gilgamesh ha enumerado mis hediondos hechos, Mi fetidez y mi impureza».
Anu abrió la boca para hablar, Diciendo a la gloriosa Istar:
«Pero, en verdad, tú incitarías. [. .], Y por ello Gilgamesh ha citado tus hediondos hechos, (91) Tu fetidez y tu impureza».

Istar abrió la boca para hablar, Diciendo a [Anu, su padre]:
«Padre mío, ¡ hazme el Toro del Cielo [para que castigue a Gilgamesh], [Y ] llene a Gil[games ...]! Si tú [no me haces] [el Toro del Cielo], Quebraré [las puertas del mundo inferior], Yo haré [ ... ], Yo [levantaré los muertos roídos (y) vivos], (100) ¡Para que los muertos superen a los vivos!»

Anu [abrió la boca para hablar], Diciendo [a la gloriosa Istar]:
«[Si hago lo que me] pides, [Habrá] siete años de cáscaras (hueras). ¿Has cosechado [grano para la gente]? ¿Has cultivado hierba [para las bestias]?»

[Istar abrió la boca] para hablar, [Diciendo a A]nu, su padre:
«[Grano para la gente] he almacenado, (110) [Hierba para las bestias] he proporcionado. [Si ha de haber siete] años de cáscaras, [He reu]nido [grano para la gente], [He cultivado] hierba [para las bestias]».

El estado fragmentario de las líneas 114-128 impide su traducción. Sin embargo, se desprende de ellas que Anu cedió a la petición de Istar, porque el Toro baja y mata centenares de hombres con sus dos primeros resuellos.
Con [su] tercer resoplido [saltó] contra E~lkidu. (130) Enkidu paró su embestida. Brincó a lo alto Enkidu, asiendo al Toro del Cielo por los cuernos. El Toro del Cielo lanzó [su] espuma a [su] cara, Le restregó con lo espeso de la cola.
Enkidu abrió la boca para hablar, Diciendo [a Gilgamesh]:
«Amigo mío, nos hemos preciado [...]».

Las líneas 137-151 están mutiladas, pero las incidencias de la lucha se manifiestan en las siguientes.
(152) Entre el cuello y las astas [hincó] su espada. Cando hubieron matado al Toro, arrancaron su corazón, Colocándolo ante Samas. Retrocedieron y rindieron homenaje a Samas. Los dos hermanos se sentaron.

Entonces Istar subió al muro de la amurallada Uruk, Se encaramó en las almenas, pronunciando una maldición:
«¡Ay de Gilgamesh porque me injurió Matando al Toro del Cielo!»
(160) Cuando Enkidu oyó estas palabras de Istar,  Arrancó el muslo derecho del Toro del Cielo Y lo lanzó a su cara:
«Si pudiera atraparte, como a él Te trataría. ¡Sus entrañas colgaría a tu lado!»
(A esto) Istar congregó a las consagradas, Las mozas (de placer) y las rameras (del templo). Sobre el muslo derecho del Toro del Cielo lanzó un lamento.
Pero Gilgamesh llamó a los artífices, a los armeros, A todos (ellos). (170) Los artesanos admiraron la grosura de sus cuernos: Cada uno está compuesto de treinta minas de lapislázuli; La capa superior de cada uno tiene dos dedos (de grueso); Seis medidas de aceite, la capacidad de los dos, Ofreció como unción a su dios, Lugalbanda.
(Los) llevó y suspendió en su alcoba principesca. En el Éufrates se lavaron las manos, Se abrazaron a medida que caminaban, Atravesando la calle comercial de Uruk. La gente de Uruk se reúne para contemplar[los].
(180) Gilgamesh a las tañedoras de lira [de Uruk] 1 Sm 18:7 Dice (estas) palabras:
«¿Quién es el más espléndido entre los héroes? ¿Quién el más glorioso de los hombres?» «Gilgamesh es el más espléndido entre los héroes, [Gilgamesh es el más glori]oso de los hombres».
(186-188) (mutilado)
Gilgamesh en su palacio festeja. (190) Yacen los héroes en sus lechos nocturnos. También Enkidu está acostado, viendo un sueño. Se levantó Enkidu a relatar su sueño, Diciendo a su amigo:
«Amigo mío, ¿por qué los grandes dioses se juntan en consejo?»

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