domingo, 11 de marzo de 2018

Mt 3,1-12


3         1 Por aquellos días se presentó Juan Bautista en el desierto de Judea proclamando:
                      2 - Enmendaos, que está cerca el reinado de Dios.
                      3 A él se refería el profeta Isaías cuando dijo:

                         Una voz grita desde el desierto:
                         Prepara el camino del Señor,
                         enderezad sus senderos (Is 40,3).

                       4 Este Juan iba vestido de pelo de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.
                       5 Acudía en masa la gente de Jerusalén, de toda Judea y de la comarca del Jordán,
6 y él los bautizaba en el río Jordán, a medida que confesaban sus pecados.
                       7 Al ver que muchos fariseos  y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:
                       - ¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?
8 Pues entonces, dad el fruto que corresponde a la enmienda
9 y no os hagáis ilusiones pensando que Abrahán es vuestro padre; porque os digo que de las piedras es capaz Dios de sacarle hijos a Abrahán.
10 Además, el hacha está ya tocando la base de los árboles, y todo árbol que no da buen fruto será cortado y echado al fuego.
                       11 Yo os bautizo con agua, en señal de enmienda; pero llega detrás de mí el que es más fuerte que yo, y yo no soy quién para quitarle las sandalias. Ése os va a bautizar con Espíritu Santo y fuego, 
12 porque trae el bieldo en la mano para aventar su parva y reunir el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará con fuego inextinguible.

EXPLICACIÓN.

1 - 12.            Momento histórico indeterminado. Desierto de Judea, ruptura con la sociedad, pero sin salir de la tierra prometida. Cercanía del reinado de Dios. Condición, el cambio de actitud respecto a los demás, la adopción de una conducta justa. Se pensaba que el reinado de Dios, la sociedad justa y humana, objeto de viva expectación, se realizaría por medio del Mesías. Se requiere la colaboración del hombre (2). La mención de la correa de cuero (4) identifica a Juan con el profeta Elías (2 Re 1,8), precursor del Mesías (11,14; 17,12s); su dieta confirma la ruptura con la sociedad. Respuesta unánime (5). Se establecen dos polos: Jerusalén, centro religioso-político, y el desierto, lugar del profeta. La afluencia masiva muestra el descontento del pueblo con la institución y los dirigentes. Inmersión en el agua (6): muerte a un pasado, cambio de vida. Los fariseos (7) modelo de hombres religiosos, fieles a la Ley; gran influjo sobre el pueblo. Saduceos, la clase dominante, los grandes terratenientes y las familias de la aristocracia sacerdotal: poder económico, religioso y político. Pretenden un bautismo ritual, sin enmienda.

                       La institución opresora quiere integrar a Juan y el movimiento que ha suscitado. Camada de víboras, el poder, agente de muerte (12,34; 23,33). Juan supone que el Mesías que llega va a infligir un castigo. Mt distingue entre la masa de la gente, que se propone la enmienda, y los dirigentes. Para la salvación no cuenta el linaje, sino las obras (9-10); estas piedras, alusión a la conversión de los paganos; Mt ve en la humanidad entera la plenitud de Israel (8,11). Juan espera del Mesías un juicio inmediato y severo, no basado en la pureza de sangre, en la práctica del culto ni en la fidelidad a la Ley, sino en la actitud hacia el hombre.

                       Bautismo superior al suyo: con Espíritu Santo y fuego (11). Bautismo/juicio: para los que han realizado la enmienda, será purificación y efusión de Espíritu/vida; para los que no han cambiado su conducta, destrucción. Quitar las sandalias, tomar el puesto del que tiene derecho a ser esposo: tema del esposo (9,15), en relación con el de la alianza nueva (26,28). Juan no pretende suplantar el papel mesiánico de Jesús. Nueva imagen del juicio (12); el fuego inextinguible asegura la absoluta destrucción.

                       La figura del Mesías-juez, anunciada por Juan, no corresponde a la actuación posterior de Jesús (11,2-6),

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