Defensa de la vida
Etica médica
por Etsuo Tirado Hamasaki
Hablar de Ética, Bioética, o Deontología, es hablar de cosas semejantes
pero no idénticas. La Deontología, término actualmente de moda, se
limita a hablar de los "deberes" y puede por tanto reducirse a un
legalismo que dista mucho de la Ética. La Bioética, se refiere a los
temas propios de las ciencias biológicas, en especial cuando se trata de
las actividades de investigación. Pero la Ética general, como ciencia
filosófica que trata sobre la moralidad de los actos humanos, comprende
también, por supuesto, los problemas que se presentan en la práctica
médica.
"Dame la ventaja de tus convicciones,
si es que tienes alguna,
pero no me vengas con tus dudas,
que ya tengo bastante con las mías."
Goethe
Vivimos en una época de continuos cambios, un sorprendente crecimiento,
explosivo y sostenido, de los recursos tecnológicos, y tanto los que
tienen una aplicación directa a la práctica médica, como los que no,
presionan para producir profundos cambios sociales. Lo único constante
en las últimas décadas, es el cambio. Y se antoja que, en un mundo
cambiante, dominado por el utilitarismo y el afán de lucro, la Ética es
algo obsoleto, pasado de moda, fuera de lugar. Sin embargo, en épocas
como la que nos ha tocado vivir, la Ética es más necesaria y actual que
nunca. Más aún si nos referimos a la constante reflexión filosófica en
el campo de la Ética, más que a limitarse a transmitir códigos legales.
Como antecedentes, tenemos el origen del Juramento Hipocrático que a
muchos nos tocó hacer, si bien en muchas escuelas mexicanas y
norteamericanas ha caído en desuso esa tradición. El texto hipocrático,
de la Escuela de Cos, surgió en una época tumultuosa, llena de
charlatanes y de mercenarios que utilizaban sus conocimientos de
farmacología y de otro tipo, para fines muy distintos a los que debe
tener la profesión, aquellos que la justifican. Surge la necesidad del
juramento, precisamente porque la conducta y el espíritu que prescribe,
no eran las que prevalecían en ese medio. La otra reflexión que conviene
hacer aquí, es de principios de siglo: Saint-Exupery, el autor de "El
principito", la obra por la que es más conocido, escribió también, entre
otros, "Tierra de Hombres" donde narra sus experiencias como uno de los
primeros pilotos de aviación. Le tocó una época en que no sólo el avión
era una novedad, sino también en la que hubo muchos avances
tecnológicos en ese campo. Y nos dice, se hacen aviones que vuelen más
alto y más rápido. Pero se olvida para qué los hacen volar. Y esto se
aplica a la tecnología en la medicina o en cualquier otro campo. Pero
volvamos a la definición de Ética. Según la Real Academia Española, la
Ética es "parte de la Filosofía que trata de la moral y las obligaciones
del hombre". Y Moral, (que viene del Latín "moralis") según el
Diccionario de la Real Academia, es "perteneciente o relativo a las
acciones o caracteres de las personas, desde el punto de vista de la
bondad o la malicia". Según algunos textos de filosofía, la Ética es una
ciencia filosófica (en el antiguo sentido de ciencia "conjunto ordenado
de saberes", y filosófica en cuanto conocer las cosas por sus causas). Y
es importante que se trate de una ciencia, que tengas sus reglas, sus
fundamentos y sus leyes, porque todo grupo humano tiene una moral, y
cuando uno observa que la moral cambia con el tiempo (de ahí que la
expresión de uno de los clásicos "¡O tempora, o mores!" que significa
"¡qué tiempos, qué costumbres!" siga siendo vigente) y que hay tantos
códigos morales tan distintos y frecuentemente contradictorios, la
conclusión lógica es que no pueden ser todos válidos a la vez. Tiene que
haber alguna forma científica de acercarse a la verdad. Así pues, la
Ética es una ciencia que estudia la moralidad de los actos humanos, es
decir, su bondad o maldad. Y los actos humanos son aquellos en los que
interviene la consciencia humana, aquellos que tienen intencionalidad.
Sin intención, como ocurre en los actos meramente fisiológicos, no tiene
sentido hablar si es o no moralmente bueno. La intención es necesaria,
pero no suficiente. Para que un acto sea objetivamente bueno, tiene que
apegarse a unos principios que sirven de paradigmas. Naturalmente se
deben considerar las circunstancias que rodean a cada acto en
particular, lo que ha dado lugar a la casuística. Originalmente creada
para ayudar a los confesores, tiene una particular importancia en la
reflexión ética referida a la práctica médica.Y si bien las
circunstancias cambian, por los cambios que ocurren en la sociedad, la
historia, la tecnología, etc... los principios permanecen. Los más
importantes los podemos encontrar ya en el Juramento Hipocrático.
Algunos de ellos son los siguientes:
Principios:
• De Beneficencia
• De la No maleficencia
• Del respeto a la vida
• De la equidad
• Del respeto a la privacidad. El principio de Beneficencia consiste en
buscar siempre en todos nuestros actos el beneficio del paciente. Hay
que alejar cualquier otra intención, como el lucro, el poder o
influencia política, el placer o cualquier otra ventaja que uno pudiera
obtener. El principio de la no maleficencia está expresado en el
aforisma "Primum no nocere" (primero -o "ante todo"- no hagas daño) La
vida humana es sagrada desde la concepción hasta la muerte. Merece
respeto por el sólo hecho de ser humana, y de ahí nace la obligación de
cuidarla y de no atentar contra ella. Pero no el conservar la vida
biológica a cualquier costo. Tenemos la obligación de mantener la vida
con medios ordinarios, pero no hay obligación de usar medios
extraordinarios. Los temas del aborto y la eutanasia son siempre
polémicos y candentes. Pero no son nuevos. La prueba es que el Juramento
Hipocrático los menciona. Siempre, pero sobre todo en este siglo, se
ejerce un auténtico chantaje moral sobre los médicos para que se presten
a realizar acciones inmorales. Lo más grave es que legislaciones de
países "avanzados" (ricos y poderosos, con mucha tecnología, pero nada
más) hay autorizado el aborto y la eutanasia, con resultados muy
conocidos pero poco difundidos, que se resumen en el "efecto
resbaladero": cada vez se cae más abajo. Así empezó la Alemania Nazi, e
incluso antes, así empezó la Rusia soviética (la hoy ex-URSS) Los
problemas sociales que se usan como pretexto para que aceptemos como
"mal necesario" el aborto o la eutanasia, son responsabilidad de toda la
sociedad, no sólo de los médicos. Por otra parte, asesinar nunca es la
respuesta. Y lo que es peor, cuando los médicos aceptan participar como
verdugos, como ejecutores, se desvirtúa la medicina: el médico está para
aliviar el dolor y consolar. Cuando se acepta provocar un aborto o una
"eutanasia", aunque la primera vez se haga con la mejor intención, se
cae en una "instrumentalización" de la medicina, en otras palabras, en
la prostitución. Principio del doble efecto: Está muy claro que es
ilícito provocar intencionalmente la muerte de un ser humano. El aborto
intencional, y la eutanasia, han sido condenados desde el juramento
Hipocrático y la investigación ética moderna sigue rechazándolos como
soluciones falsas. Una novela histórica de Stefan Zweig, basada en un
hecho real, que se titula "Impaciencia del Corazón" ilustra estas
situaciones en las que, con pretexto de la compasión, se actúa de una
manera precipitada, dando una salida falsa al problema porque más que
buscar aliviar el dolor del que sufre, se busca evitar la incomodidad
propia que provoca el dolor ajeno. En cambio, no hay culpa cuando hay un
segundo efecto (incluyendo la muerte) no deseado ni buscado, de un acto
médico necesario e indispensable, como una cirugía requerida para
salvar la vida de la madre (diferente al legrado o cualquier acción
directa que provoque el aborto), o la sedación o la analgesia en un
paciente terminal. La Relación Médico-Paciente: La relación
médico-paciente es esencial para nuestra profesión, ya que no se trata
únicamente de tener conocimientos técnicos y dar una opinión experta,
sino de crear y conservar un clima de confianza, para que el paciente
pueda revelar todo su padecer y a su vez reciba ayuda del médico, que
también es una persona. Se crea conflicto -un falso conflicto- cuando se
pretende escoger entre los conocimientos médicos y la capacidad para la
compasión. Este conflicto no es absoluto: LA PRIMERA OBLIGACION DEL
MEDICO ES SABER. Un médico que no sabe, o que no está actualizado, no
puede cumplir con su deber por más compasión que parezca tener. Hay
otras profesiones y por supuesto muchos voluntariados donde se requieran
menos conocimientos y la compasión sea casi suficiente. En el ejercicio
de la medicina la compasión nunca será suficiente. Pero los
conocimientos y la capacidad de hacer que nos dá la tecnología no nos
debe hacer olvidar la condición humana del paciente y del propio médico.
Principio de autoridad vs. Principio de autonomía: El conocimiento da
autoridad, el médico debe buscar siempre el beneficio del paciente, y
requiere que el paciente siga las indicaciones. Pero ¿qué tanto sabemos
de las necesidades, de los objetivos, de los legítimos anhelos del
paciente? La autonomía no significa que el paciente haga lo que le de la
gana, ni que simplemente indique al médico lo que quiere que haga por
él, aún a costa de pasar por encima de otros principios, sino que el
médico debe procurar entender lo que realmente es mejor para el
paciente, y el paciente debe asumir su parte de responsabilidad en la
toma de decisiones. Un ejemplo en el que este conflicto se ve con
frecuencia, es en el paciente terminal. El médico puede aferrarse, con
un "encarnizamiento terapéutico", a que el paciente siga con vida,
mientras que para el paciente lo importante puede ser estar libre de
dolor, o bien puede ser que el paciente quiera estar consciente y lúcido
hasta el final, aún a costa de tener dolor. Sin llegar al extremo de
asistir al suicidio, que sería una autonomía mal entendida, el médico
debe procurar entender lo que el paciente busca y lo que está dispuesto a
sacrificar.El secreto profesional como base para la confianza. Este es
un principio antiquísimo y esencial para que se dé esa confianza sagrada
e indispensable, para que el paciente pueda exponer su cuerpo y su alma
y pueda sanar o al menos recibir consuelo. El respeto a la privacía
incluye el no burlarse en forma alguna, y no revelar innecesariamente
cosas vistas u oídas, aun cuando no hubiera una petición expresa de
guardar silencio.Sin embargo, esto tiene un límite, el médico y el
paciente no están solos en una isla desierta, y a veces entran en
conflicto los derechos individuales y los derechos de los demás,
considerados como "la sociedad". Esto se da en situaciones de epidemia,
por ejemplo. Actualmente lo vivimos con la epidemia de SIDA, o de la
tuberculosis, en que por razones de salud pública debemos revelar a las
autoridades los nombres y diagnósticos. Asimismo, hay situaciones
legales en que debemos defender al inocente, es el caso de la denuncia
del niño maltratado (y deberíamos añadir, del anciano maltratado), la
notificación a la autoridad en caso de un fugitivo que solicita atención
médica, y otras semejantes.Distribución de recursos: Otro tema, muy
actual, en esta época de instituciones públicas y organizaciones de
administración de la salud, es la toma de decisiones para distribuir
recursos. Los recursos nunca son ilimitados. Ni siquiera en los países
más ricos. Tenemos que hacer Triage no sólo en urgencias, sino a cada
momento. ¿cómo asignar prioridades?¿cuál es la base? No hay una solución
fácil, pero también entra en las obligaciones del médico el
aprovechamiento de los recursos de manera de lograr el máximo beneficio,
no importa quien pague. Porque siempre alguien paga, y siempre alguien
no alcanza un recurso. El primer recurso limitado que tenemos, es el
tiempo. Y todo esto es tema de reflexión ética.La Instrumentalización de
la medicina: Los pecados capitales de la medicina entran fácilmente en
este apartado. La participación de médicos en tortura, genocidio y
control de población deshonra y envilece a la profesión. Existen muchos
ejemplos, los más difundidos por los medios han sido los de la Alemania
Nazi, desgraciadamente eso ocurrió desde mucho antes de que Hitler
tomara el poder, y sigue ocurriendo mucho después de que había muerto.
Desde el uso de prisioneros para experimentación, hasta el uso de
conocimientos médicos (incluyendo los psiquiátricos) para reprimir
disidentes, hay un largo historial de ignominia. Estos abusos se dieron
profusamente en la URSS y otros países comunistas a partir de 1917,
ocurrió y sigue ocurriendo hoy día en China y Cuba. Y por supuesto,
ocurren en los países capitalistas, tal vez de una manera más sutil pero
no menos censurable. Hay otros problemas menos evidentes pero que no
dejan de ser graves, además de la experimentación y la represión. Los
recursos médicos y la atención médica son utilizados, por gobiernos o
grupos de poder de cualquier signo, como arma política o de control.
Igualmente, no sólo en la Alemania Nazi, sino ahora en nuestros días
diversos grupos, entre los que destacan los fabianos, ponen la
tecnología y los servicios médicos al servicio de la Eugenesia. En todos
los ejemplos que hemos puesto de instrumentalización de la medicina,
hay algo en común: Se atenta contra el principio de buscar siempre el
beneficio del paciente, de darle prioridad absoluta al beneficio del
paciente.¿Y quien paga los servicios? La atención médica siempre es
cara, nunca es gratis aún cuando el paciente no desembolse en ese
momento, o aún cuando el médico no cobre. Siempre alguien paga, así sea
el mismo médico. Y en esto, la remuneración de los médicos y el pago de
los servicios, surge una serie de problemas éticos: -El viejo problema
de la "dicotomía": que vemos hoy día, por increíble que parezca. El
problema es que, cuando al enviar a un paciente con determinado
"proveedor de servicios", como se dice ahora (otro médico, una farmacia,
un gabinete o laboratorio) surge un "conflicto de interés", el afán de
lucro nos hace olvidarnos fácilmente del auténtico mejor interés del
paciente.
-El tercer pagador o "tercero en discordia": en especial con las
compañías aseguradoras o las administradoras de la salud, pero también
con algún familiar que sea el que paga, hay el riesgo de hacer más caso a
los intereses del que paga, que por lo general quiere pagar lo menos
posible, que a los intereses del paciente. Nuevamente, tenemos que
recordar el primer principio, el de la beneficencia, como deber esencial
del médico. Buscar ante todo el mejor interés del paciente. Los
Honorarios: Es justo que recibamos una remuneración por nuestros
servicios. La equidad de los honorarios no es fácil de determinar. Y en
este punto también se da con frecuencia el chantaje al médico. La
medicina como apostolado o como profesión (y por lo tanto, medio de
vida) es un falso dilema. Quien haya resuelto sus necesidades básicas,
quien no tenga que preocuparse de qué vivir, puede dar su tiempo, sus
conocimientos y todo lo demás, sin preocuparse por cobrar. El paga. Si
quiere. Pero también es legítimo vivir de la medicina. La beneficencia
pública es una obligación de la sociedad como un todo, no del gremio
médico en lo particular. En todo caso, el médico debe tener un ingreso
adecuado a la comunidad a que sirve. Una sociedad que paga a sus médicos
como obreros o como esclavos, no merece tener médicos. Y finalmente
llegamos a un punto frecuentemente descuidado. El médico tiene
obligaciones, deberes, imperativos morales. Pero la ética también
comprende deberes del paciente, su familia y la sociedad, para con el
médico. Son los derechos del médico, a los que se refiere brevemente la
parte final del Juramento. Los derechos del médico:
Por lo menos
1. A ser tratado con respeto
2. A condiciones de trabajo adecuadas para dar una atención de calidad
3. A ser respaldado por auxiliares de diagnóstico y medicamentos de
calidad
4. A la capacitación y la actualización
5. Al descanso
6. A un nivel de vida decoroso. Por supuesto, que este trabajo no agota,
ni mucho menos, los temas en que se hace necesaria la reflexión ética, y
menos aún puede abarcar las soluciones ni los métodos que se han
propuesto para resolver estos problemas. Actualmente existen, y cada vez
se reconocen como una urgente necesidad, diplomados sobre Ética Médica.
La Ética no es un pasatiempo para médicos jubilados, o para
intelectuales ociosos, no es un lujo, es una necesidad que tiene todo
médico que ejerce. Y aún diría más, es una necesidad de la sociedad como
un todo. Porque "si no sabes a donde vas, terminarás en cualquier
parte". Y si queremos conservar la dignidad humana, la única que da
sentido a nuestro trabajo, debemos recordar estas líneas, con que
termina Saint-Exupery su libro "Tierra de Hombres":
Sólo el Espíritu,
si sopla sobre la arcilla,
puede crear al Hombre
"Etsuo Tirado HamasakiFuente: http://www.arbil.org/
José Gálvez Krüger 06-04-2009.
"Etsuo Tirado HamasakiFuente: http://www.arbil.org/
José Gálvez Krüger 06-04-2009.
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