(También se escribe d’Aguesseau)
Canciller de Francia, nació en Limoges, el 27 de noviembre de 1668, murió en París, el 15 de febrero de 1751. Perteneció a una familia distinguida que produjo muchos magistrados capaces; fue educado por su padre que fue intendente de Languedoc y más adelante concejal del estado. Al ser designado abogado general del Parlamento de París a la edad de veintidós años, Daguesseau desempeñó sus funciones de la manera más satisfactoria por diez años, sus discursos eran modelos de elegante dicción y de claro razonamiento. En 1700 fue promovido a Ministro de Justicia. En su nuevo cargo, reestableció el orden de las cortes, reformó la administración de los hospitales, previno y corrigió los abusos. Durante la guerra de 1709, el hambre y la angustia pública le dio la oportunidad de mostrar toda la energía, juicio y bondad de corazón. Fue consultado en los puntos más difíciles de administración y redactó muchos decretos para el rey. Hacia el fin del reino de Luis XIV, sin embargo, fue amenazado con la deshonra por rehusar registrar al "Unigenitus" Bull, el cual, cuando era un Galicano fuerte, se convirtió en un fuerte oponente.
En 1717, el regente, el Duque d’Orleans, designó a Daguesseau como canciller, pero había transcurrido unos años antes cuando tomó los sellos porque se oponía a los proyectos del notorio John Law. En 1720, ante la caída de Law, Daguesseau fue llamado nuevamente a su antiguo cargo. Él reparó el daño hecho durante su retiro y gracias a su firmeza y sagacidad, previno la bancarrota total. Nuevamente fue deshonrado en 1722 a través de la influencia del Cardenal Dubois, y se retiró a su estado en Fresnes, donde estuvo cinco años. Aquí las escrituras que leía y comparaba en varios idiomas y su jurisprudencia y de otros países eran los principales objetos de su estudio; el resto de su tiempo lo dedicó a la filosofía, literatura y jardinería. Daguesseau fue llamado nuevamente al cargo en 1727. Canciller ahora por tercera vez, revivió el respeto público por la ley, introdujo algunas promulgaciones importantes correspondientes a donaciones, testamentos y sucesiones, y efectuó una mayor uniformidad en la ejecución de las leyes a través de las diferentes provincias. En 1750, renunció a su cargo, el rey le otorgó una pensión de 100,000 francos que disfrutó hasta su muerte.
Durante su larga carrera, Daguesseau fue un hombre de intachable honestidad y absoluta devoción al interés público. Fue un recto magistrado, un fino orador y jurista, además de ser una extraordinario lingüista. Utilizó su extenso conocimiento y sus habilidades intelectuales a favor de la religión y la moral. San Simón se expresa así de él: "Talento, industria, perspicacia, conocimiento universal, dignidad, pureza, equidad, devoción e inocencia de vida son los fundamentos del carácter de M. d’Aguesseau". La mayor parte de los escritos y cartas de Daguesseau fueron editados por Pardessus, "Oeuvres completes" (París, 1818-1820), 16 vols. 8vo; otras fueron editadas por M. Rives, "Lettres inédites" (París, 1823).
JEAN LE BARS Transcrito por David M. Cheney Traducido por Virginia Guillinta V.
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