sábado, 26 de marzo de 2016

BUDA GORDO

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No, el Buddha no era gordo. No, frotar la barriga del Buddha gordo no trae suerte. Pero, entonces: ¿por qué el Buddha aparece frecuentemente como un sujeto gordo y sonriente? ¿Cuántas veces hemos oído y respondido esa pregunta? Difícil saberlo, pero, seguro, es una de las más habituales.
El Buddha era un andariego. Cuando era joven, miembro de la casta guerrera, practicaba artes marciales y deportes. Más tarde, al abandonar el palacio, se dedicó por años –sin descanso– a prácticas ascéticas, las cuales, ciertamente, no incluían refecciones gastronómicas. Después de su iluminación y hasta su muerte, el Buddha anduvo incesantemente de villa en villa, de ciudad en ciudad, de montaña en montaña. Él y sus discípulos andaban nueve meses al año. Durante los tres meses de la estación de las lluvias permanecían en un mismo lugar, pero, aún así, tenían que caminar todos los días para buscar su alimento en las aldeas.
Entonces, ¿por qué a alguien se le ocurriría la idea de representarlo gordo?  Lo que en realidad sucede es que el famoso Buddha gordo «no» es una representación del Buddha, por más que las revistas y medios superficiales insistan en representarlo así. El origen de los «Buddhas gordos» es oscuro y existen diversas explicaciones. En verdad, parece que han existido varios personajes gordos.
Las primeras representaciones chinas de tal personaje aparecieron, probablemente, en la dinastía Sung (960-1275). Un primer modelo es aquel que se representa sentado sobre una bolsa (que contiene tesoros). En su mano izquierda sostiene una pieza de oro con forma de barco o, a veces, un mala (rosario). En la mano derecha, a veces, sostiene un abanico. En ese caso, representa a Mi Fo, tal vez asociado con el rey-guardián de la prosperidad, Jambhuvala, que preside el sector norte del universo.
Otra figura parece haber tenido como inspiración a Chang Dingzi, un monje buddhista que vivió en la China del siglo X. Él siempre cargaba una bolsa sobre sus espaldas y, por su sabiduría y fama de hechos milagrosos, pasó a ser considerado una manifestación de Maitreya, el Buddha del futuro. Maitreya es considerado el bodhisattva de la compasión ilimitada. En China había una expresión idiomática para alguien muy paciente y tolerante: «aquel de estómago grande». Tal vez esa expresión llegó a ser tomada literalmente, dando surgimiento al sujeto gordo que carga una bolsa sobre sus espaldas. En cuanto tal, se trata de una representación de Maitreya (Mileh Fo en chino o Miroku Bosatsu en japonés).
En otra representación, encontramos a nuestro obeso personaje con las manos hacia lo alto, como agarrándose de los cielos para no caer. Este es Hotei, el dios chino de la prosperidad y la riqueza. En Asia, una barriga prominente siempre fue asociada con la prosperidad. Algunos la asocian con la divinidad hindú Indra, señor de los cielos. Hotei aparece siempre riendo, de ahí que muchos lo llamen el «Buddha Sonriente». Hotei es una de las siete divinidades japonesas de la suerte.
Existe todavía otra representación: cuando aparece riendo y rodeado de niños o animales. Ese es el bodhisattva Kshitagarbha (Di Zang Wang Pu Sa en chino y Jizo Bosatsu en japonés), protector de los niños y a quien muchos rezan cuando pierden sus hijos.
Tenemos aún otra historia que proviene de la tradición tailandesa. Nuestro personaje era un discípulo del Buddha, joven y atractivo. Las mujeres no lo dejaban en paz. Entonces, deseó ponerse muy gordo para que ellas lo dejaran en paz y poder meditar tranquilo. Otra versión lo asocia con Anathapi??ika, el rico comerciante que tanto apoyó al Buddha y a la comunidad de monjes. Como prosperidad y una gran barriga también están asociadas en la cultura india, el «Buddha gordo» apareció.
En fin, todas esas versiones se mezclan y confunden de manera que ni siquiera los pueblos asiáticos saben de qué se trata. ¡Qué podría decirse de los occidentales! Y siempre está a posibilidad de alguna influencia escandinava desconocida y que el «Buddha gordo» no sea otro que Papá Noel disfrazado (después de todo, ¿quién aguantaría pasar la vida entera en tierras heladas y con ese atavío tan pesado?); o, por el contrario, que Papá Noel sea, en realidad, Maitreya o el «Buddha gordo», una forma de traer iluminación y felicidad también a los pueblos occidentales. Al final de cuentas, ambos son gordos, prósperos, siempre aparecen sonriendo, les gustan los niños, distribuyen presentes y cargan una bolsa sobre sus espaldas. ¿No es para pensar?
Nota Un artículo publicado por la Asociación Argentina de Dietistas y Nutricionistas Dietistas reporta que: «Un reciente estudio publicado en la revista médica 'Medicina y Ciencia en el Deporte y Ejercicio', señala que caminar 10.000 pasos por día mejora notoriamente el descenso de peso». Y agrega: «...quienes caminan más, tienen menor peso corporal, y menos grasa depositada en lugares vinculados a riesgo cardiovascular y metabólico, como es el abdomen».

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