sábado, 17 de marzo de 2018

Mt 27,27-32

 (Mc 15,16-21; Lc 23,26; Jn 19,2-3)  
27 A continuación, los soldados del gobernador llevaron a Jesús a la residencia y reunieron alrededor de él a toda la compañía. 28Lo desnudaron y le echaron encima un manto escarlata; 29 después trenzaron una corona de espino, se la pusieron en la cabeza y en la mano derecha una caña. Doblando la rodilla ante él, le decían de burla:
-¡Salud, rey de los judíos!
30Le escupieron, le quitaron la caña y se pusieron a pegarle en la cabeza. 31Terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y se lo llevaron para crucificarlo.
32 Al salir encontraron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón y lo forzaron a llevar su cruz.
EXPLICACIÓN.
27-32. Los soldados ridiculizan en Jesús la esperanza mesiánica de Israel. De hecho éste ha rechazado al Mesías liberador: no le queda más que la esclavitud (27-31). Mientras  Simón Pedro ha renegado de Jesús (26,6 -75), Simón Cirineo carga con su cruz (32), según las condiciones de seguimiento (16,24). Cada uno de ellos corresponde a uno de casos expuestos en 7,24-27.

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