Se despierta en nuestra época un interés especulativo por la fiesta, que
naturalmente coincide con su decadencia práctica; nunca se cavila tanto
sobre tales cuestiones como cuando se echan de menos las realidades. La
vigencia o decadencia de la fiesta se considera síntoma de la vitalidad
o parálisis de ciertos valores humanos indispensables.
Nos adherimos a este punto de vista. En el análisis de la fiesta seguimos a J. Pieper (Zustimmung zur Welt. Eine Theorie des Festes, Munich 1963), completado por H. Cox, que ha examinado sus relaciones con la fantasía y estudiado los movimientos contemporáneos (The Feast of Fools. A theological Essay on Festivity and Fantasy, Harvard Univ. Press 1969). Tratamos con libertad las conclusiones de ambos autores, ordenándolas y desarrollándolas a nuestro modo.
La fiesta consiste esencialmente en la afirmación exuberante de la vida y exige el contraste con el ritmo diario. Para mayor claridad, dividimos la exposición en tres párrafos: afirmación de la vida, exuberancia y contraste.
Nos adherimos a este punto de vista. En el análisis de la fiesta seguimos a J. Pieper (Zustimmung zur Welt. Eine Theorie des Festes, Munich 1963), completado por H. Cox, que ha examinado sus relaciones con la fantasía y estudiado los movimientos contemporáneos (The Feast of Fools. A theological Essay on Festivity and Fantasy, Harvard Univ. Press 1969). Tratamos con libertad las conclusiones de ambos autores, ordenándolas y desarrollándolas a nuestro modo.
La fiesta consiste esencialmente en la afirmación exuberante de la vida y exige el contraste con el ritmo diario. Para mayor claridad, dividimos la exposición en tres párrafos: afirmación de la vida, exuberancia y contraste.
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