
En 1983, Humphreys llevó a cabo una investigación con Graeme Waddington, astrofísico de Oxford, en la que llegó a la conclusión de que la crucifixión de Jesús se produjo el 3 de abril del año 33, un viernes, por la mañana. Si la última cena con los discípulos hubiese tenido lugar el jueves, sería materialmente imposible que se produjeran en el transcurso de una única noche todos los eventos que sucedieron antes de su ejecución: arresto, interrogatorio, además de los juicios separados de Poncio Pilato y Herodes, que por si fuera poco tuvieron lugar en varias zonas de Jerusalén.
En los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas se dice que la Última Cena fue una comida pascual, mientras que en el evangelio de Juan se establece que tuvo lugar antes de la Pascua. De acuerdo con Humphreys, Jesús se ajustó a un viejo calendario judío en lugar de basarse en el calendario lunar oficial, que estaba muy desarrollado en los años de su muerte. De este modo, el investigador concluye "que ambas versiones tienen razón pero se refieren a dos calendarios diferentes", y que son compatibles con la teoría de que la Última Cena se celebró en realidad en miércoles.
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