jueves, 27 de marzo de 2014

DICHOSOS LOS QUE ELIGEN SER POBRES

DICHOSOS LOS QUE ELIGEN SER POBRES, PORQUE ELLOS TIENEN A DIOS POR REY.
COMENTARIOS DE INTERÉS... PARA PODER COMPRENDER EL MENSAJE DE JESÚS...
DICHOSOS LOS QUE ELIGEN SER POBRES
 Esta traducción llama la atención, pues esto se suele traducir por "bienaventurados los pobres de espíritu". Sin embargo, hemos elegido la palabra "dichosos" porque "bienaventurados" es palabra que se lee sólo en el Evangelio y no es palabra de la conversación común. Cuando nosotros queremos decir algo así decimos "dichoso": "me ha tocado la lotería. Dichoso tú". Feliz se usa en América, pero en España la palabra idiomática para traducir eso es "dichoso".
 Los Pobres. La palabra "pobre" en el Antiguo Testamento tiene una tradición grandísima, y son los pobres sociológicos, los que no tienen nada. Eso está claro. Pero ahora, el complemento que tiene aquí es difícil y se suele traducir por "de espíritu". En griego está la palabra "espíritu" y está precisamente con articulo. En latín, como tiene la dificultad de que no hay artículos, esta sólo "espíritu". Esto de no tener artículos el latín es grave dificultad para el Nuevo Testamento, porque no es lo mismo decir "Mesías" que "el Mesías"; o decir "Hijo de Dios" que "el Hijo de Dios". Cuando dice "el Hijo de Dios" da una sensación de exclusividad, de primacía. No es lo mismo decir "Jesús es hijo de Dios" o decir "Jesús es el hijo de Dios". El artículo le da mucha más fuerza. Y en Latín no existe, por lo que en muchas de las biblias que hemos traducido a español, que estaban traducidas del latín, (o, por lo menos, inspiradas del latín) no se distingue la cosa.
 Y aquí está "el espíritu", con artículo. Por lo tanto, no es "de espíritu". Sería “del espíritu” y esa preposición "de", como no hay preposición en griego, sino un dativo, se puede interpretar de dos maneras: o un dativo de aspecto -"pobres en el espíritu"-, o un dativo de causa -"pobres por el espíritu"-. ¿Cuál de las dos traducciones es? Esto es lo que vamos a explicar. Y lo que nos va a dar la clave es qué cosa significa "espíritu". Aquí espíritu es el espíritu humano, pues si no Mateo diría Espíritu Santo, como antes ha hablado del Espíritu de Dios. Entonces ¿qué significa espíritu?. A nosotros nos parece claro, pero no lo es tanto, porque esto supone una antropología, la antropología semítica que está aquí metida, la que está en el Antiguo Testamento y continúa en el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento considera la interioridad del hombre en dos aspectos: interioridad del hombre es su inteligencia, su voluntad y su sentimiento. Nosotros distinguiremos más cosas, pero ellos no. Inteligencia, voluntad, sentimiento, todo eso constituye la interioridad humana. Y esta interioridad puede ser activa o dinámica, y estática. Un acto de voluntad es la interioridad dinámica, o un acto de intuición, o un pronto de sentimiento. En cambio, una disposición habitual, por ejemplo, una persona que es amable, es interioridad estática, no dinámica. Y una convicción que uno tiene, que pertenece al terreno de la inteligencia, ésa es estática, no dinámica, como también lo es un propósito o un hábito que uno lleva toda la vida. De manera que los semitas distinguen muy bien las dos cosas, y a la interioridad estática (las convicciones, los hábitos de actuar, etc.) le llaman "corazón", mientras que a la interioridad dinámica le llaman "espíritu". Así, un acto de inteligencia es "espíritu"; un acto de voluntad, que es la decisión, es "espíritu", así como un pronto de sentimiento (por ejemplo, dio un suspiro) es "espíritu". En cambio lo otro se llama "corazón".
Se trata de un estado de pobre que es efecto de un acto humano...
Y en las Bienaventuranzas aparecen los dos. Aquí dice "los pobres por el espíritu", y después dirá "los limpios de corazón". Ser limpio o puro es una disposición habitual, por lo que no es "limpio de espíritu", pues eso sería un acto de limpieza, sino "limpio de corazón". Pero en la primera bienaventuranza, como es este "espíritu", no se trata de algo habitual. Y, si dijéramos "los pobres en el espíritu" -una disposición habitual del que está desprendido del dinero- no sería exacto, pues espíritu no significa eso, sino algo que nace de dentro.
 Entonces, se trata de un estado de pobre que es efecto de un acto humano. Pone "El espíritu". Como nosotros decimos también, esto se llama el artículo posesivo. Por ejemplo, decimos "le di con la mano": ¿con qué mano?, ¿con la del otro o con la mía?: con la mía; pero no hace falta decir "con mi mano", pues el artículo da el posesivo. Y eso mismo pasa aquí. Este espíritu es "por su espíritu", por el propio espíritu del hombre. De manera que nace de la interioridad del hombre, que puede crear un estado de pobreza. Tiene que ser un acto de voluntad; el conocimiento no crea la realidad, la conoce, la recibe. El sentimiento tampoco. Es la voluntad la que decide. Por lo tanto aquí se trata de un acto de voluntad por el cual el hombre elige el estado de pobreza. Y entonces, la traducción literal sería "dichosos los pobres por decisión" y, puesto más elegante "dichosos los que eligen ser pobres".
 Esto es lo que significa la primera bienaventuranza. Se trata de una opción. Una opción por la cual decimos "para mi, el dinero no es un valor; el acumular dinero no es para mí ningún valor; no quiero acumular dinero". Esto se entiende mejor comparándolo con el ser rico. El que elige ser rico es el que quiere acumular y retener para sí; el que tiene y retiene para sí. El pobre tiene poco, pero lo poco que tiene tampoco lo retiene para sí.
 Esto tiene unos rasgos negativos muy fuertes. Pobre significa tener necesidad, no tener y, por lo tanto, depender de otros para vivir. Y esto es lo que elimina el "dichosos". De manera que esos rasgos negativos tienen que estar eliminados porque aquí dice "dichosos"...y, naturalmente, no se puede ser dichoso de esa manera. Entonces ¿cómo es posible que Jesús llame dichosos a éstos, que son pobres voluntarios?: porque no se trata de pobres sociológicos. Un pobre sociológico, un pobre corriente, puede tener un deseo enorme de riqueza y, si no lo consigue, es porque no puede, pero su ideal es ser rico. Y ese no entra en las Bienaventuranzas. El de las Bienaventuranzas es uno que comprende que, solamente mediante esta opción, se elimina la injusticia del mundo y, por lo tanto, quiere hacer la opción para no ser cómplice de ninguna injusticia. De manera que tenemos éste, que elige esa pobreza, ese estado contra la riqueza, contra el tener mucho y retenerlo para sí. El tiene poco, y lo poco que tiene, está dispuesto a compartirlo. Y ¿cómo se le dice "dichoso" a ese?: pues porque "tiene a Dios por rey"; ésta es la razón. El hecho de estar bajo el Reinado de Dios, de estar en esa esfera donde Dios muestra su amor, evita las consecuencias negativas de la pobreza. No hay miseria y no hay dependencia, que son los dos aspectos negativos de la palabra "pobre".
 Cuando es un pobre voluntario, cuando hace esa opción contra la injusticia del mundo, podemos afirmar que Dios le dice: "tú eres de los míos". Porque Dios está contra la injusticia del mundo, está claro. Por eso es justo. Dios es justo porque no puede soportar la injusticia y a uno que hace esa opción, le dice: "tú eres de los míos; yo me cuido de ti; yo soy tu rey; tú estás en mi reino". Pero ¿cómo reina Dios?: Dios reina comunicando su espíritu. Por eso es lo mismo decir "Dios rey" que "Dios padre". En el padre nuestro se dice "venga tu reino". Y ¿a quién se le dice?: al Padre. De manera que Dios rey se traduce por Dios padre y los dos significan lo mismo: el que comunica su vida y su amor. El reinado de Dios es la actividad de Dios por la que El comunica su amor. De manera que los que están bajo su Reinado o forman ese Reinado están en la atmósfera del Espíritu de Dios, del amor, de la entrega, que es el espíritu de Dios. Ahí se forma una sociedad nueva, un grupo humano nuevo, donde la relación es la del amor y la entrega, y no habrá nunca miseria ni dependencia. Ahí se encuentra la verdadera libertad, porque ya no está uno sujeto al hilo del dinero, y ya no es uno esclavo del capital. Se encuentra la verdadera libertad, la verdadera alegría y, además, sin las connotaciones negativas de la dependencia y de la miseria. No hay miseria. Donde Dios reina no puede haber miseria; donde Dios reina no puede haber falta de libertad, que es la dependencia de otro. Por eso Jesús dice "dichosos...
Opción que se tiene que hacer para entrar en el Reinado de Dios...
Esta es la primera bienaventuranza. Se trata, por tanto, de una opción que se tiene que hacer para entrar en el Reinado de Dios. Esta es la puerta de entrada. Una opción que hace cada uno, porque la opción es personal, y esa opción es contra la riqueza "como valor". Siendo esta la primera bienaventuranza y siendo -digamos- el código de la Nueva Alianza, está en paralelo con el de la Antigua Alianza, cuyo primer mandamiento decía: "no tendrás otro Dios junto a mí. Yo soy el señor tu Dios, y amarás al Señor tu Dios con todo tu ser" Y amar significa ser fiel. Y aquí Jesús dice que ese dios, frente al Dios verdadero, es el dinero. Hay que optar contra el dios falso por el Dios verdadero. De manera que es la renuncia a la idolatría, la manifestación de la fidelidad al verdadero Dios, porque el verdadero Dios es el padre, el que quiere ser Padre de todos los hombres y quiere comunicar a todos vida y felicidad, el que quiere suprimir toda injusticia. Y, con esta opción, el hombre personalmente se libera de toda complicidad con la injusticia del mundo, que nace siempre de la acumulación del dinero, que es lo que produce el prestigio social, la diferencia de clases, el poder o dominio de unos sobre otros. Y el dominio basado en el temor porque, claro, si uno depende de otra persona para comer, tiene que someterse, tiene que decir "sí" a todo. En el dinero están los tres falsos valores: el dinero, el prestigio y el poder y, el que renuncia al dinero, renuncia a los tres, que son los falsos valores de la sociedad, los que crean injusticia e infelicidad en el mundo.
 Esto es lo que dice la primera bienaventuranza. Pero, si no está claro, Jesús lo explica en el mismo Sermón de la Montaña. En el capítulo 6, después del Padre nuestro, hay cuatro perícopas donde explica esta primera bienaventuranza. En las tres primeras perícopas explica el primer miembro -qué significa ser pobre por opción-, y en la cuarta explica el segundo miembro -dichosos, porque ellos tienen a Dios por rey-. De manera que él mismo nos ha dejado la explicación. No hay que romperse la cabeza. Y esta explicación que hemos visto es la que se ha dado en la Iglesia, por lo menos, hasta el siglo XV; por tanto, no es ninguna cosa nueva. Es después cuando han empezado a liarlo. Además, este significado de "espíritu" que hemos visto, que es la interioridad del hombre en cuanto es activa, es un significado hebreo, pero no era el significado de los griegos y, sin embargo, éstos cuando lo leen, aunque no entienden bien lo que dice Mateo, comprenden que aquí se trata de una pobreza real. Por eso, Clemente de Alejandría, que es un autor griego de hacia el año doscientos, fundador de la escuela de Alejandría, explica las Bienaventuranzas; pero, claro, "espíritu ", para un griego, ya no es la interioridad del hombre en cuanto es activo sino que es una parte del hombre, lo que decirnos ,,alma", porque tienen una antropología distinta; y, entonces, él dice: "Bueno, sí, pobres de espíritu, pero también de dinero, también pobres de verdad". De manera que, a pesar de no entender la antropología de Mateo, él comprende el sentido de Mateo. Es decir, que estaba claro. Y vemos cómo todos los fundadores de órdenes religiosas siempre han entendido que lo primero es la pobreza. Que lo hayan practicado luego según el Evangelio es otra cuestión, pero desde luego han entendido que el punto fundamental es la pobreza. Y el campeón de la pobreza es San Francisco de Asís.
 
Jesús no viene a salvar las almas...

Aquí hay que hacer una aclaración: esto no es para "salvar el alma". Jesús no viene a salvar las almas. Recordemos el episodio del hombre rico, que se acerca a Jesús angustiado y le dice: "¿Que tengo yo que hacer para alcanzar la vida eterna?", o sea para salvar el alma, como se ha dicho después, para encontrar el cielo después de la muerte. Y Jesús te dice: "Eso ya te lo han dicho. Moisés te lo dijo. Dios te lo enseñó por medio de Moisés: ser honrado". Y al enumerarle los mandamientos, Jesús se salta los tres primeros, que se refieren a Dios. El coge solo desde el cuarto en adelante, empezando por el quinto -no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, etc-, y luego pone el cuarto: sustentarás a tu padre y a tu madre. Porque es más importante la humanidad que la familia, y porque, además, con pretexto de la familia, uno esquiva los deberes que tiene hacia la humanidad. Por eso el cuarto, que es el de la familia, lo pone al final. Primero, lo que se refiere a todos los hombres, como principio general; por eso dice en Mateo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". 0 sea, pórtate honradamente. El que se porta honradamente, en cualquier religión, o sin religión, ese tiene la vida futura. Por eso Jesús le dice: "¿Para qué me preguntas a mí eso, si ya lo sabes?". Jesús no viene a eso. Eso está dado desde siempre. Ser honrado, portarse bien con los demás, es el mínimo; y ese mínimo basta. De manera que aquí, en la primera bienaventuranza, no se trata de que, si no se cumple eso, vaya uno a condenarse. Nada de eso. Es que Jesús viene a otra cosa: a hacer que el hombre sea feliz desde aquí. Que experimente ya en la tierra lo que es el amor de Dios, que pueda desarrollarse plenamente según el proyecto creador, el plan de Dios. Y en una sociedad donde el hombre no es libre, donde el hombre está oprimido, donde está ahogado, como ésta, no puede desarrollarse, está mutilando su propia vida. Y esto va contra lo que Dios quiere. Por lo tanto, lo que Jesús viene a fundar es una sociedad nueva. El Reinado de Dios, en el lenguaje de ahora, es una sociedad alternativa, y el Evangelio es una contra-cultura, en el sentido en que niega los valores en que se funda esta cultura y propone otros. Y cultura en el más profundo sentido de la palabra, no en el sentido de música y poesía. Una cultura se basa sobre un sistema de valores, y sobre eso construye un modelo de sociedad. Y entonces, lo de Jesús es una contra-cultura, para usar los términos a los que estamos acostumbrados. El propone otro sistema de valores, los únicos verdaderos, y que son: el compartir (que las cosas sean comunes, que no haya necesidad entre nosotros porque todos nos ayudemos), la igualdad entre todos y el servicio en el lugar del poder. Estos son los valores que fundan la nueva sociedad. Sobre eso podemos organizar la nueva sociedad. Para eso ha venido Jesús. Por ello, esta opción es necesaria para empezar la nueva sociedad. Sin ella, no. Podemos ser muy buenos, podemos -por supuesto- salvamos, podemos hacer mucho bien en este mundo personalmente, pero no cambiaremos la sociedad. Como tantos santos que ha habido, que eran personas muy respetables y muchos de ellos muy buenos y han hecho mucho bien, pero no han cambiado la sociedad, que es lo que Jesús pretendía. Por eso, santos, en ese sentido, hay también en otras religiones, y no han cambiado tampoco la sociedad. Jesús lo que pretende es crear una nueva sociedad, que él no propone como utopía para el futuro -como Marx o Bakunin-, sino como una utopía para el presente. Hay que empezar hoy, haciendo eso hoy. ¿Que somos cuatro gatos?: pues cuatro gatos. Pero seremos más porque es libre la entrada. Esto es una opción libre. Aquí no se obliga a nadie, ni se le mete a nadie un libro rojo por las narices para lavarle el cerebro. Y no es de puro futuro, sino de presente y futuro, porque desde estos pequeños grupos donde se vea otro modo de vivir, donde la persona pueda ser libre, y estar alegre, y ser hermano de todos, y tener plena confianza de que nadie la va a poner una zancadilla y de que, cuando le haga falta, todos van a echarle una mano, cuando se vea esa nueva posibilidad, habrá otra mucha gente que se "apunte". Por eso es una utopía realizada. En pequeño, pero realizada. Jesús quiere que empecemos hoy. Y, además, es una utopía por realizar el que eso se extienda a toda la humanidad. De manera que, cuando se habla de la primera bienaventuranza como opción necesaria para el Reinado de Dios se trata de una sociedad nueva, que esto no es para salvarme yo. Por eso, al rico aquel que, cuando Jesús le recordó los mandamientos, le dijo: "Ya los he cumplido todos", Jesús le dice: "Pues entonces, te falta una cosa. Si quieres lo del Reinado de Dios, es otra cosa. Ahí hay que dar un paso más. Tú no puedes ser rico". Son dos cosas distintas; una cosa es ser bueno, que se puede ser muy bueno y salvarse, y otra es decir: "Aquí vamos a construir una sociedad nueva". Y ahora vamos a ver esa explicación que da Jesús de la primera bienaventuranza. Está en Mateo 6, 19 y dice:
Acumuláis riquezas para tener seguridad...
 DEJAOS DE ACUMULAR RIQUEZAS EN LA TIERRA, DONDE LA POLILLA Y LA CARCOMA LAS ECHAN A PERDER, DONDE LOS LADRONES ABREN BOQUETES Y ROBAN
 Es decir, "acumuláis riquezas para tener seguridad; pues sabed que no hay seguridad". Que es algo que vemos con frecuencia. Acordémonos de, cuando en la guerra mundial, santísima gente se quedó sin nada porque la inflación y la devaluación de la moneda hizo que los capitales se redujeran a cero. Y lo mismo en nuestra guerra. Es decir, esa seguridad que buscáis es una falsa seguridad. Puede fallar. No siempre falla, pero puede fallar.
  EN CAMBIO, AMONTONAD RIQUEZAS EN EL CIELO, DONDE NI LA POLILLA NI LA CARCOMA LAS ECHAN A PERDER, DONDE LOS LADRONES NO ABREN BOQUETES NI ROBAN.
  La seguridad está en Dios. Estamos en la misma oposición: la riqueza de aquí y otra clase de riqueza, que tiene relación con Dios (el cielo es Dios). Y estarnos en lo del Reino. Ahí hay una seguridad que nadie quita, que es amor mutuo que está en la comunidad, por el cual yo sé que, cuando me haga falta, no estaré desamparado. Pero, además, añade otra cosa: PORQUE DONDE TENGAS RIQUEZA, TENDRÁS EL CORAZON
                                 
  Uno tiene el corazón en lo que le da seguridad. Si yo tengo seguridad en la cuenta corriente, eso es lo que más me llega a mí. Si no tengo eso, tengo libertad, puedo poner el corazón donde debo ponerlo: en el grupo cristiano, en el Señor, porque no tengo otra seguridad más que ésa. El hombre se define por sus seguridades y por sus objetivos. Si tu objetivo es acumular dinero para tener seguridad, eso te define. Por tanto, esto interpreta la palabra "pobres". Pobres son los que no tienen dinero.
 LA ESPLENDIDEZ DA EL VALOR A LA PERSONA. SI ERES DESPRENDIDO, TODA TU PERSONA VALE; EN CAMBIO, SI ERES TACAÑO, TODA TU PERSONA ES MISERABLE. Y, SI POR VALER TIENES SOLO MISERIA, QUE MISERIA TAN GRANDE!
 Esta segunda explicación es complicada en la traducción ordinaria, que dice: "la lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano todo tu cuerpo tendrá luz; si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo está en tinieblas, y si todo lo que tienes en ti es tinieblas, ¡que tinieblas tan grande!". Esta traducción es la que se encuentra en casi todas las biblias, pero es mala.
 En primer lugar, lo que traducen por "ojo enfermo" no significa eso. En griego significa "ojo malvado". Y lo que traducen por "ojo sano", tampoco significa eso, pues lo que quiere decir es "ojo sencillo o simple". Pero, ¿qué significa "ojo malvado"?. Esta es una expresión del Antiguo Testamento. Como Mateo escribe con mucho estilo judío, usa una expresión muy antigua, en la que "ojo malvado" significa la avidez de tener, que se traduce en envidia de los demás o tacañería. 0 sea, el "tío agarrado", tacaño. En cambio, en "ojo simple", la palabra "simple" la usa el mismo San Pablo en el Nuevo Testamento para significar generosidad. La simplicidad significa generosidad, por lo que simple significa generoso. De manera que tenemos oposición entre tacañería y generosidad. Por lo tanto, la perícopa se refiere al dinero. Eso está claro. Y entonces ya podemos traducir.
 "La lámpara del cuerpo es el ojo". El cuerpo, como ya hemos visto, no es para ellos como para nosotros -cuerpo y alma- una parte de la persona, sino que es la persona entera. La persona en cuanto es activa, identificable, comunicable. De manera que cuerpo hay que entenderlo por "persona". Entonces, al decir que "la lámpara del cuerpo es el ojo", ojo está aquí en su sentido positivo, porque la lámpara da luz, y vernos que en castellano hay una metáfora por la que "ser espléndido" significa al mismo tiempo "luminosidad" y "generosidad"; "espléndido" es algo que resplandece, que tiene luz pero, al mismo tiempo, en nuestro idioma, un hombre espléndido es un hombre generoso; y el mismo juego se da en griego. Este "ojo" en sentido positivo es la esplendidez, por eso es lámpara que da luz y, entonces, da un valor positivo a la persona. Por tanto, la traducción es ésta: "la esplendidez da el valor a la persona. Si eres desprendido -el ojo simple, generoso, desprendido- toda tu persona ya bien, tu cuerpo está iluminado, tiene valor, tu persona vale; en cambio, si eres tacaño -el ojo malvado- toda tu persona es miserable. (La "tinieblas" significa la "miseria") y, si por valer tienes solo miseria, ¡que miseria tan grande!.
 Vemos, por tanto, aquí que, como de lo que se está tratando es del dinero, Jesús pone una contraposición entre ser espléndido y generoso, y ser tacaño. Y dice: ¿qué es lo que da valor a la persona?: el ser generoso, el ser espléndido. Y, en cambio, el ser tacaño es la miseria de la persona. Sigue así explicando la primera bienaventuranza. De manera que ¿en qué consiste ser pobre?: además de "en no tener mucho", significa ser generoso, ser espléndido, ser desprendido; es decir, el compartir. En la comunidad nueva, en la sociedad nueva que él quiere fundar, la gente renuncia a que el valor del dinero sea el objetivo de su vida, sea el ídolo de su vida, el valor supremo. Por lo tanto, no se puede tener demasiado dinero, pero, dentro de lo que tengan, hay que ser desprendido, hay que estar dispuesto a ayudar, y así se crea la nueva sociedad. De manera que- 12 una vida modesta y 29 una disposición a compartir. Estos son los rasgos de esa pobreza por la que se ha optado en la primera bienaventuranza.
 Es optar por lo que ahora llamaríamos un nivel de vida modesto...
NADIE PUEDE ESTAR AL SERVICIO DE DOS AMOS, PORQUE ABORRECERÁ A UNO  Y QUERRÁ AL OTRO, O BIEN, SE APEGARA A UNO Y DESPRECIARA AL OTRO. NO PODÉIS SERVIR A DIOS Y AL DINERO.
  Este tercer trozo va al fondo de la cuestión. Lo que hemos dicho del primer mandamiento de la Antigua Ley. No se pueden tener dos amos, dos señores. Es lo que decíamos antes que es la idolatría. La antigua idolatría de elegir a los falsos dioses, se ha concretado en tiempos del Evangelio en que el falso dios, el que realmente exige el homenaje de la humanidad entera, el que tiraniza a la humanidad toda, es el dinero. Por lo tanto, hay que renunciar al falso dios, para ser fieles al único Dios verdadero.
 Con estas tres perícopas ha explicado Jesús qué significa ser pobre. Es optar por lo que ahora llamaríamos un nivel de vida modesto. Y dentro de eso que uno tiene, vemos que él nunca dice que hay que tenerlo todo en común, sino que cada uno dispone de lo poco que tenga, pero, ese disponer, tiene que ser desprendido, estar dispuesto a ayudar. Es el compartir propio de la comunidad cristiana. Y esta opción significa ser fiel al único Dios verdadero.
 Y ahora, Jesús va a explicar la segunda parte de la bienaventuranza: "tener a Dios por rey", que es lo que da sentido a la bienaventuranza. Es dichoso porque tiene a Dios por rey, pues si uno sencillamente optase por no tener nada, no podría ser dichoso, ya que eso es una situación de inferioridad, de miseria y de dependencia, Y aquí hay un dato: vemos que nunca se habla a nivel individual -esto hay que tenerlo muy presente-, sino a nivel comunitario. Todas las bienaventuranzas están en plural. Es decir, Jesús no está dando aquí consejos de perfección para personas elegidas; está hablando a todos los cristianos, a su futura comunidad. Por lo tanto, estos ideales se pueden vivir en grupo, no como individuo, pues uno puede decir: "Yo voy a tener poco pero, si un día me hace falta, ¿qué hago?": ¡claro!, si no son milagritos; esto es una realidad humana. Dice uno: "yo tengo poco, pero tengo que buscarme una realidad humana. Dice uno: "yo tengo poco, pero tengo que buscarme una seguridad de que me quieren, entonces ya no necesito la otra". Pero siempre hay que formar el grupo. Por eso, siempre habla en plural.
                            
  POR ESO OS DIGO: NO ANDÉIS PREOCUPADOS POR LA VIDA, PENSANDO QUÉ VAIS A COMER 0 A BEBER, NI POR EL CUERPO, PENSANDO QUÉ OS VAIS A VESTIR. ¿NO VALE MAS LA VIDA QUE EL ALIMENTO, Y EL CUERPO MAS QUE EL VESTIDO?
 Dios nos ha dado la vida, nos ha dado el cuerpo. Pues, si nos ha dado lo más, también nos dará lo menos. El que ha dado lo más, nos dará también lo menos. No puede negamos lo necesario para la vida, lo necesario para vivir. Está en un lenguaje precioso, un lenguaje que pone los dos ejemplos: Dios se cuida de los pájaros y de las flores. Si de eso, que vale tan poco, Dios tiene tanto cuidado, ¿cuánto más de nosotros?.
 FIJAOS EN LOS PÁJAROS: NI SIEMBRAN, Ni SIEGAN, NI ALMACENAN; Y SIN EMBARGO VUESTRO PADRE CELESTIAL LOS ALIMENTA. ¿NO VALÉIS VOSOTROS MUCHO MAS QUE ELLOS? 'V,'¿QUIÉN DE VOSOTROS, A FUERZA DE PREOCUPARSE, PODRÁ AÑADIR UNA HORA SOLA AL TIEMPO DE SU VIDA?
 El agobio no sirve para nada. La preocupación no hace más que ocupar la cabeza, y no resuelve absolutamente nada.
 Y, ¿POR QUE ANDÁIS PREOCUPADOS POR EL VESTIDO? DAOS CUENTA DE COMO CRECEN LOS LIRIOS DEL CAMPO, Y NO TRABAJAN NI HILAN. Y OS DIGO QUE NI SALOMÓN EN TODO SU FASTO ESTABA VESTIDO COMO ELLOS. PUES, SI A LA HIERBA, QUE HOY ESTA EN EL CAMPO Y MAÑANA SE QUEMA EN EL HORNO, LA VISTE DIOS ASÍ ¿NO HARÁ MUCHO MAS POR VOSOTROS, GENTE DE POCA FE?
  La promesa está clara. Es lo mismo que "dichosos los pobres"; cosa que parece una contradicción, pero no lo es, y ya hemos visto por qué. Y ahora dice que, en esta comunidad humana, en este grupo donde está presente el amor del Padre, que se traduce en el amor de unos por otros, ahí no os preocupéis, porque nunca faltará nada.
Existe gente que está dispuesta a darse y a entregarse a los demás...
CON QUE, NO ANDÉIS PREOCUPADOS PENSANDO QUÉ VAIS A COMER 0 QUÉ VAIS A BEBER, O CON QUÉ OS VAIS A VESTIR. SON LOS PAGANOS QUIENES PONEN SU AFÁN EN ESAS COSAS.
 Los que no conocen a Dios, ésos tienen que estar siempre preocupados por el futuro; los que no conocen el amor de Dios, los que no tienen esa experiencia. La experiencia del amor de Dios es doble: una interior y otra exterior. Y la exterior da validez a la interior. Uno puede estar lleno de ese sentimiento del amor que Dios nos tiene, y es cosa buenísima, pero eso puede ser una ilusión que yo llevo dentro y que yo me crea. Hasta que yo no vea que eso es realidad fuera, que hay gente que verdaderamente quiere, que yo me dedico a querer así y que hay otros que se dedican a quererme a mí, no podré yo estar seguro de que no era una ilusión. Hasta que no se traduce en conducta, toda la experiencia interna puede ser ilusoria. Por eso, el único "test" es el cambio de conducta. Si una persona que dice que tiene mucho amor, que siente mucho el amor de Dios, no traduce eso en su conducta y, realmente, no se porta con amor con los demás, esa experiencia es ilusoria. Por eso, cuando se dice de una persona “es muy religiosa, es muy buena, es muy piadosa...”, yo digo "pues, mire usted, es como si me dijera que es rubia o morena; eso no significa nada desde el punto de vista de la calidad de una persona; cuando usted me diga que se porta muy bien con todos, eso ya es otra cosa". Así ya se puede ser rubia, morena, religiosa, etc.: da igual; la praxis es lo que da validez a la experiencia interna. Aunque no es qué la suplante, pues no podemos llegar a una praxis auténtica y profunda si no hay antes una experiencia. La experiencia es necesaria, absolutamente necesaria. Hay que tener la experiencia del amor de Dios, del amor del Padre, del amor del Señor, del Espíritu y, desde ahí -si eso es auténtico-, tiene que traducirse en una práctica, ya que es un impulso del Espíritu, la comunicación de la fuerza, de la vida y del amor de Dios. Si no se traduce, es que la experiencia es falsa, es que es una ilusión y no sirve para nada. Cosa que ocurre a menudo. Por eso aquí se trata de ese amor del Padre, que se experimenta a través de todos. Que uno siente dentro, pero que, además ve que eso es verdad porque lo experimenta fuera, porque existe gente que -como uno mismo- está dispuesta a darse y a entregarse a los demás.
                                         
 YA SABE VUESTRO PADRE DEL CIELO QUE TENÉIS NECESIDAD DE TODO ESO. BUSCAD PRIMERO QUE REINE SU JUSTICIA, Y TODO ESO SE OS DARÁ POR AÑADIDURA.
 "Reine su justicia" es la labor, lo que ha dicho antes en las Bienaventuranzas: "trabajar por la paz", que es la justicia y la felicidad de los hombres. "Vosotros, trabajad, que es lo que va a demostrar vuestra experiencia de Dios. Cuando os dediquéis a hacer bien a los demás, a trabajar por la felicidad de todos, por el bien de todos, por suprimir la injusticia en el mundo, entonces vuestra experiencia es auténtica, entonces es real, que el Padre está con vosotros, y entonces no os tenéis que preocupar. Si el Padre está con vosotros, no os faltará nada".
 
Pues mañana será otro día como hoy...

 TOTAL, QUE NO ANDÉIS PREOCUPADOS POR EL MAÑANA, PORQUE EL MAÑANA TRAERÁ SU PROPIA SOLUCIÓN. A CADA DIA LE BASTA SU DIFICULTAD.
 De manera que no hay que echar cuentas: y mañana ¿qué?, pues mañana será otro día como hoy. Por lo tanto, si el amor del Padre funciona hoy, también funcionará mañana.
 Así explica Jesús la primera bienaventuranza: 12 ser pobres, es decir, no acumular dinero; 22 compartir, esa generosidad, esa disposición a ayudar; y 3º eso es la auténtica fidelidad a Dios. Y eso es la realidad del Reinado de Dios entre nosotros. El sabe todo lo que nosotros necesitamos. Cuando esta comunidad está realmente trabajando en la obra del Padre, de procurar que la gente esté bien, que la gente sea persona, que sea feliz, que se suprima la injusticia, la opresión y todo lo que mutila al hombre, entonces no os preocupéis, en esa comunidad que sabe entregarse no habrá dificultad para nadie.
 Hay también otros pasajes en Mateo que se refieren a lo mismo, porque es un punto y una opción tan importante, que el Señor lo va a mencionando de diversas maneras. Por ejemplo, los episodios de los panes, que solemos llamar "la multiplicación de los panes", aunque el Evangelio no habla de multiplicación. Ahí tenemos también lo del compartir. Lo que hace el Señor es que todo el alimento que tiene el grupo, han de ponerlo en común con la gente. No una parte, sino todo. Este episodio –que es doble, uno con los judíos y otro con los paganos- es un ejemplo de cómo el compartir produce la abundancia. No es tanto que el Señor, con su potencia milagrosa, saque cinco mil bocadillos para la gente, pues eso es una cosa que, al fin y al cabo, para el Dios creador del mundo es bien poco, sino el compartir, el poner las cosas en común, hace que haya para todos y, además que continúa la generosidad del Dios creador. Por eso, el Señor bendice a Dios, da gracias a Dios por el pan, con lo que está diciendo que ese pan es de Dios, que no es nuestro, que es don suyo y, entonces, nosotros continuamos esa misma generosidad dándolo también a los demás, poniéndolo en común con los demás, que es para lo que nos lo ha dado.
                                    
 Y de esta manera, sobra. Sobran doce cestos, porque Israel está constituido por doce tribus. Todas las cifras son simbólicas. Hay cinco panes y dos peces, que son siete, el número de la totalidad. Es decir, que todo hay que ponerlo en común porque todo es de Dios, todo nos lo ha dado como don y, por lo tanto, los hombres ya no pueden reservarse ese don para sí, sino que tienen que compartirlo con la humanidad. Y, si hiciera eso, se saciaría el hambre de todo Israel (doce cestos son igual a doce tribus). Y con los paganos, al compartir, se saciaría el hambre del mundo.
 De manera que éstos no son propiamente milagros, sino lecciones que da Jesús para decimos lo mismo que antes, cuando hablaba de que la esplendidez da el valor a la persona. Si eres generoso, si eres desprendido, toda tu persona vale; si no, ¡qué miseria tan grande!. Y aquí está el ser desprendido: lo que uno tiene no lo considera sólo para sí sino que, ante la necesidad del prójimo, hay que ponerlo en común. En realidad, Jesús da un modelo de sociedad, porque los discípulos le proponen ir a comprar pan y consideran que no tienen dinero para comprar todo el que hace falta. 0 sea, con el sistema del comprar-vender, que es la economía de mercado, economía del que tiene mucho y cede una parte solamente por medio de un precio, el precio que él le pone, esta economía es la ordinaria en el mundo, y lo ha sido siempre, esta economía nunca bastará para saciar el hambre, para remediar la necesidad de los hombres. Y lo vemos todos los días. En nuestras regiones no suele haber hambre, pero en una tercera parte del mundo o más, el hambre es crónica y no se arregla. Y Jesús, en este episodio, lo que da es un modelo de sociedad que, en vez de ser ésta de los que acaparan y luego venden, y el que no tiene para pagar se queda sin comer, que es la injusticia, es la sociedad que comparte, todo sobra. Y esto está en relación con la primera bienaventuranza.
 Y lo mismo quiere expresar con aquella "parábola del tesoro", cuando dice que el Reino de Dios es como un hombre que encuentra un tesoro en el campo y, entonces, de la alegría, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. Aquí da la motivación. De manera que es el descubrimiento de un valor extraordinario -que es el tesoro- ante el cual todos los demás valores palidecen, quedan secundarios. Ante la alegría de haber encontrado el amor, la solidaridad con todos, el hacer una sociedad nueva, que es el Reinado de Dios, todo lo demás pierde importancia. Porque, no es que la opción de la primera bienaventuranza se haga a rastras, de mala gana, a contrapelo, porque el Señor lo manda y yo tengo que hacerlo, sino que de la alegría de haber encontrado ese tesoro, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel, ya que el valor que ha descubierto es superior a todos los valores que conocía, incluido el dinero.
 Podemos concebir esto de dos maneras: como un mandato del Señor que no es mandato, en realidad, sino invitación, y si lo adoptarnos por ese motivo es infantilismo puro. 0 porque el Señor nos ha abierto los ojos y hemos comprendido que es el único camino y, entonces, somos nosotros los que estamos convencidos, lo hacemos por convicción propia. El Señor nos ha abierto los ojos, nos ha indicado dónde está la lacra de la sociedad, nos da esa fuerza, ese Espíritu para ser capaces de ponerlo en práctica, pero, como nosotros no consideramos eso como convicción propia, como lo hagamos porque estamos convencidos de que no hay otra manera, no estaremos haciendo nada. Estaremos en un puro infantilismo de que "papá lo manda", y eso no es -adulto en ningún supuesto. No es eso. Con él, pero convencidos como él. Y así actuamos con la plenitud de nuestro ser, de nuestra fuerza y, además, no hay quien nos desvíe de nuestro camino. Pues si lo hacemos porque nos lo mandan, entonces un día diremos "¡que incómodo, ¿no?; este señor es tan exigente ... !". No, así no jugamos. Tiene que ser porque sea convicción personal nuestra. Como gente adulta, que es lo que él pretende, naturalmente. Por eso vamos con él. No bajo él, ni a sus órdenes, sino con él. Seguirnos el mismo camino, acompañándolo a él. No a las órdenes del líder, que él no lo es ni quiere serio, pues no nos llama siervos, sino amigos colaboradores.

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