(Pistis Sophia) Parte 4
Jesús
explica a sus discípulos el destino de los hombres que no hayan sido
iniciados en los misterios
XXXII
1. Y a causa de la sublimidad de la esencia que ha sido puesta en ellos,
todos serán reyes asociadamente en el primer misterio de la primera voz
del tesoro de la luz.
2.
Y estarán en la región de las almas que reciben el primer misterio del
primer misterio.
3.
Y donde están la virgen de la luz y el gran conductor del medio, que los
archones de los eones llaman el gran Iaô.
4.
Y este es el nombre del gran archón que está en sus regiones.
5.
Y él y la virgen de la luz y sus doce diáconos serán también todos
ellos reyes.
6.
Y vosotros habréis la forma y la fuerza de los doce diáconos.
7.
Y el primer salvador de la primera voz estará en la región de las almas
de los que recibieron el primer misterio del primer misterio en las
posesiones de la luz.
8.
Y los quince satélites de las siete vírgenes de la luz que están en el
medio emanarán de las regiones de los doce salvadores.
9.
E igualmente los demás ángeles del medio, cada uno sobre su gloria.
10.
Para oue sean reyes conmigo en las posesiones de la luz.
11.
Y yo seré rey sobre todos ellos en las posesiones de la luz.
12.
Y todas las cosas que os digo no sucederán ahora.
13.
Sino que sucederán cuando se verifique la asociación de los eones, que
es la solución de todas las cosas, y la erección total de la cuenta de
las almas que participen en las posesiones de la luz.
14.
Y antes de la asociación que os digo, ninguna de estas cosas tendrá
lugar.
15.
Y cada uno estará en su región donde ha sido colocado desde el comienzo,
hasta que el número de la congregación de las almas admitidas se haya
completado.
16.
Y las siete voces, y los cinco árboles, y los tres amén, y los
salvadores gemelos.
17.
Y los nueve guardianes, y los doce salvadores, y los que están en las
regiones de los que pertenecen a la derecha, y los que están en el medio,
todos permaneceran en la región y en el sitio en que fueron colocados.
18.
Hasta que sean transportados afuera y el número de las almas admitidas a
la luz haya sido cumplido.
19.
Y los otros archones que pertenecen al medio permanecerán igualmente en
sus lugares hasta que estas mismas cosas se hayan cumplido.
20.
Y todas las almas llegarán en el tiempo en que cada una reciba su
misterio.
21.
Y serán transportadas hacia los archones que están en el medio y vendrán
a las regiones de los que pertenecen al medio.
22.
Y los que pertenecen al medio las bautizarán con la unción espiritual.
23.
Y pasarán por las regiones de los que pertenecen al medio y pasarán a
las regiones de los que están a la derecha.
24.
Y a las regiones de los nueve guardianes y a las regiones de los
salvadores gemelos.
25.
Y a las regiones de los tres amén y de los doce salvadores.
26.
Y a los cinco árboles, y a las siete voces, y cada uno le dará sus
claves y sus misterios.
27.
Y ellos vendrán a todas estas almas que llegan a las regiones de la luz a
medida que vayan recibiendo los misterios de la luz y vayan tomando posesión
de la luz.
María
da el sentido perfecto de las revelaciones del Salvador
XXXIII
1. Y todas las almas humanas que reciban la luz llegarán a los archones
que están en el medio.
2.
Y llegarán a todos cuantos pertenecen a las regiones del medio.
3.
Y a las regiones de cuantos pertenecen a la derecha.
4.
Y a todos los que pertenecen a todas las regiones del tesoro de la luz y
entrarán en todas.
5.
Y llegarán a todos los que pertenecen a las regiones del primer mandato.
6.
Para llegar en las posesiones de la luz hasta la región de su misterio.
7.
Y para que cada uno permanezca en la región que ha recibido el misterio
para él.
8.
Tanto los que pertenecen a la región del medio, como los que pertenecen a
la derecha, y como los que pertenecen a cualquiera de las regiones de la
luz.
9.
Y cada uno estará en la región y en el puesto en que ha sido situado
desde el principio, hasta que todas las cosas sean consumadas.
10.
Y hasta que cada uno haya cumplido la misión que se le ha destinado con
respecto a la congregación de las almas que han recibido los misterios.
11.
Y para que pongan su sello sobre todas las almas que han recibido los
misterios y que han de pasar a los que comparten los tesoros de la luz.
12.
Y esto es, María, lo que tan celosamente querías saber.
13.
Que oiga quien tenga oídos para oír.
14.
Y cuando Jesús hubo acabado de decir estas palabras, María Magdalena se
adelantó y dijo: Señor, cuantas palabras has dicho han sido para mis oídos
tesoros de luz.
15.
Mas permite que te interrogue sobre lo que has dicho, Señor.
16.
Porque has dicho que todas las almas de la raza de los hombres que reciban
los misterios de la luz entrarán en el patrimonio de la luz ante todos
los archones.
17.
Y ante todos los que pertenecen a toda la región de la derecha y a todas
las regiones del tesoro de la luz.
18.
Mas tú nos has dicho siempre: los primeros serán los últimos y los últimos
serán los primeros.
19.
Y los últimos son la raza de los hombres que entrarán primero en el
reino de la luz, como aquellos que pertenecen a las regiones superiores y
son los primeros.
20.
Y tú nos has dicho, Señor: el que tenga oídos para oír que oiga.
21.
Y eso significa que tú quieres saber si nosotros comprendemos las
palabras que tú has dicho.
22.
Y cuando María dejó de hablar, Jesús admiró lo que acababa de decir,
porque daba el sentido perfecto de lo que él había revelado.
23.
Y el Salvador contestó: Está bien, María.
24.
Y tú has hablado con gran sabiduría, porque ésa es la explicación de
mi discurso.
María
y Juan dialogan con Jesús acerca de sus revelaciones
XXXIV
1. Y Jesús, continuando, dijo a sus discípulos: Oíd.
2.
Porque voy a hablaros de la gloria de los que pertenecen a las alturas y cómo
son; según os he hablado hasta aquí.
3.
Cuando yo os conduzca a la región del último fundamento del tesoro de la
luz, y cuando yo os conduzca a esas regiones para que veáis la gloria que
allí hay, la región del patrimonio de la luz no estará más en vuestro
pensamiento que la imagen de la del mundo.
4.
Y esto, por la grandeza del último fundamento y de la gran luz que hay
allí.
5.
Y os hablaré de la gloria del compañero que está encima del compañero
menor.
6.
Y os hablaré de las regiones que están encima de los compañeros.
7.
Nada hay en este mundo con lo que se las pueda comparar, ninguna semejanza
que las pueda expresar, ninguna luz, ninguna fuerza que les pueda ser
puesta en parangón.
8.
Porque no hay medio de explicar en este mundo cómo son las cosas de que
os hablo.
9.
Y cuando Jesús cesó de hablar, María Magdalena se adelantó.
10.
Y le dijo: Señor, no te incomodes contra mí, si yo quiero averiguarlo
todo con interés y con celo.
11.
Porque es con el fin de que mis hermanos lo anuncien a la raza de los
hombres.
12.
Y para que los hombres, oyéndolos y creyéndolos, se salven de los
rigurosos tormentos que les harían sufrir los malvados archones.
13.
Y para que los hombres lleguen al reino de los cielos.
14.
Porque nosotros, Señor, no somos solamente misericordiosos para con
nosotros mismos.
15.
Sino que sentimos misericordia de toda la raza humana y no queremos que
sufra tormentos crueles.
16.
Y por eso, Señor, nos informamos de todas las cosas con ardor.
17.
Para que nuestros hermanos las anuncien a toda la raza de los hombres.
18.
Y para que no caigan en las manos de los crueles archones de las
tinieblas.
19.
Y para que sean preservados del sufrimiento de las tinieblas exteriores.
20.
Y cuando Jesús hubo oído las palabras que dijo María, el Salvador
manifestó por ella su gran misericordia.
21.
Y dijo: Pregunta lo que quieras preguntar, y yo te lo revelará
claramente, sin parábola.
22.
Y cuando María escuchó las palabras del Salvador, sintió un vivo júbilo
y dijo: Señor, ¿cuánto es más grande el segundo antepasado que el
primero?
23.
¿Qué distancia los separa y cuánto es más grande su luz?
24.
Y Jesús respondió así a María, entre sus discípulos: En verdad, en
verdad, os digo que el segundo antepasado está alejado del primero una
distancia tal que ninguna medida puede expresarla.
25.
Ni según la altura y profundidad, ni según lo ancho y lo largo.
26.
Y está alejado a una distancia inmensa, que ninguna medida puede
expresar, de los ángeles, los arcángeles y los dioses.
27.
Y la superioridad de su luz es tal que ninguna cifra puede computarla.
28.
Y el tercero, y el cuarto y el quinto antepasado son, cada uno de ellos,
tan superior al otro, que ninguna superioridad puede serles comparada para
dar la medida.
29.
Y cada uno posee respecto al otro una luz superior en un grado
inexpresable.
30.
Y cuando Jesús hubo dicho estas frases a sus discípulos, Juan habló a
Jesús.
31.
Y dijo: Señor y Salvador mío, permíteme que yo hable.
32.
No te encolerices contra mí si te pregunto con interés y celo, porque
has prometido revelarnos cuanto te preguntemos.
33.
No nos ocultes nada, Señor, de las cosas que te preguntemos.
34.
Y Jesús, en su gran misericordia, contestó a Juan.
35.
Y le dijo: Tú también, querido Juan, eres bienaventurado.
36.
Pregunta lo que quieras, y yo te contestará francamente y sin parábolas.
37.
Y te instruiré en cuanto me preguntes con fervor y celo.
38.
Y Juan dijo a Jesús: Señor, aquel que haya recibido el misterio ¿quedará
en el lugar donde está, y no podrá ir a las otras regiones que están
sobre él, ni descerider a las demás regiones que hay bajo él?
Jesús
revela a sus discípulos quién es el conocedor de todos los misterios
XXXV
1. Y Jesús, contestando, dijo a Juan: Mis queridos y buenos discípulos,
vosotros os informáis de todo con fervor.
2.
Escucha, Juan, lo que voy a decirte.
3.
Todo el que reciba el misterio de la luz permanecerá en el lugar en que
ha recibido el misterio.
4.
Mas ninguno tendrá la facultad de elevarse a las regiones que están
encima de él.
5.
Y el que haya recibido el misterio en la primera disposición, tendrá la
facultad de ir a los sitios que están bajo él, mas no a los que están
encima.
6.
Y el que haya recibido el misterio del primer misterio podrá ir a los
lugares que están fuera del suyo, mas no a los que están sobre el suyo.
7.
Y éstos serán los que hayan recibido los misterios superiores.
8.
Y en verdad os digo que el hombre, que en la destrucción del mundo será
rey sobre todos los órdenes de los pleromas, y aquel que recibirá el
misterio del Inefable soy yo.
9.
Él conoce el misterio en virtud del cual ha sido hecha la luz y han sido
hechas las tinieblas.
10.
Y Él conoce el misterio de la creación de las tinieblas de las tinieblas
y de la luz de las luces.
11.
Y conoce el misterio de la creación del caos y de la del tesoro de la
luz.
12.
Él conoce el misterio de la creación de la tierra de la luz.
13.
Y conoce el misterio de la creación de los castigos reservados a los
pecadores, y conoce el misterio de la regeneración del reino de la luz.
14.
Y conoce el misterio de por qué los pecadores han sido creados y por qué
han sido creados los dominios de la luz.
15.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos los impíos y por qué
han sido hechos los santos.
16.
Y conoce el misterio de por qué se han hecho las penas para los malvados
y por qué han sido hechas todas las emanaciones de la luz.
17.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecho el pecado y de por qué han
sido hechos los bautismos y los misterios de la luz.
18.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos los juegos del castigo y
los chorros de la luz.
19.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la cólera y de por qué ha
sido hecha la paz.
20.
Y por qué ha sido hecha la blasfemia y por que han sido hechos los himnos
de la luz.
21.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechas las similitudes de la
luz.
22.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la injuria y por qué ha
sido hecha la bendición.
23.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la maldad.
24.
Y el misterio de por qué ha sido hecha la muerte y de por qué ha sido
hecha la vivificación del alma.
25.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos el adulterio y el engaño
y de por qué ha sido hecha la pureza.
26.
Y conoce el misterio por el que ha sido hecha la gratitud y por el que ha
sido hecha la ingratitud.
27.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos el orgullo y la soberbia
y de por qué han sido hechas la humildad y la dulzura.
28.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecho el llanto y por qué ha
sido hecha la risa.
29.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la maledicencia y por qué
ha sido hecho el discurso provechoso.
30.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la obediencia y por qué ha
sido hecha la resistencia.
31.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la murmuración y por qué
han sido hechas la sencillez y la humildad.
32.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la fuerza y de por qué ha
sido hecha la debilidad.
33.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la pobreza y de por qué ha
sido hecha la opulencia.
34.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la dominación y por qué
ha sido hecha la esclavitud.
35.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la muerte y de por qué ha
sido hecha la vida.
Jesús
sigue explicando a sus discípulos los misterios del Inefable
XXXVI
1. Y cuando Jesús hubo dicho estas palabras a sus discípulos, ellos
quedaron muy gozosos de lo que les había comunicado.
2.
Y Jesús siguió hablando, y les dijo: Queridos discípulos míos,
escuchad lo que os digo del conocimiento completo de los misterios del
Inefable.
3.
El misterio del Inefable conoce por qué ha sido hecha la severidad y por
qué ha sido hecha la misericordia.
4.
Conoce por qué han sido hechos los reptiles y por qué deben ser
destruidos.
5.
Y conoce por qué han sido hechos los animales y por qué deben ser
destruidos.
6.
Y conoce por qué han sido hechos los rebaños y por qué han sido hechos
los pájaros.
7.
Y conoce por qué han sido hechas las montañas y por qué lo han sido las
piedras preciosas que hay en ellas.
8.
Y conoce por qué ha sido hecha la materia del oro y por qué ha sido
hecha la materia de la plata.
9.
Y por qué ha sido hecha la materia del aire y por qué ha sido hecha la
materia del hierro.
10.
Y por qué ha sido hecha la materia del plomo y por qué ha sido hecha la
materia del vidrio y por que ha sido hecha la materia de la cera.
11.
Y conoce por qué han sido hechas las plantas y por qué han sido hechas
sus materias.
12.
Y conoce por qué han sido hechas las aguas de la tierra y todas las cosas
que en ellas hay.
13.
Y por qué la tierra misma ha sido hecha.
14.
Y por qué han sido hechos los mares y por que han sido hechos los
animales que habitan los mares.
15.
Y conoce por qué ha sido hecha la materia del mundo y por qué debe ser
destruida.
16.
Y Jesús siguió hablando, y dijo a sus discípulos: Compañeros, discípulos
y hermanos míos.
17.
Recogeos cada uno en vuestro espíritu, para que obedezcáis a mi palabra
y recojáis cuanto os voy a decir.
18.
Porque a partir de ahora, continuaré hablándoos de todas las ciencias
del Inefable.
19.
Porque Él conoce el misterio de por qué ha sido hecho el oriente y por
qué ha sido hecho el occidente.
20.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecho el mediodía y por qué ha
sido hecho el septentrión.
21.
Y conoce el misterio de la creación de los demonios y de la creación del
género de los hombres.
22.
Y conoce el misterio de la creación del calor y de la creación de la
brisa.
23.
Y conoce el misterio de la creación de las estrellas y de la creación de
las nubes.
24.
Y conoce el misterio de por qué la tierra es profunda y de por qué las
aguas vienen a su superficie.
25.
Y conoce el misterio de por qué la tierra es árida y de por qué la
lluvia cae sobre ella.
26.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la sequía y por qué ha
sido hecha la fertilidad.
27.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la helada y por qué el rocío.
28.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecho el polvo y de por qué ha
sido hecho el frescor.
29.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecho el granizo y de por qué ha
sido hecha la nieve.
30.
Y conoce el misterio de por qué se ha hecho la tempestad que se remonta y
el viento que se calma.
31.
Y conoce el misterio de por qué se ha hecho el ardor del calor y de por
qué se han hecho las aguas.
32.
Y conoce el misterio de la creación del viento del norte y del viento del
sur.
33.
Y conoce el misterio de la creación de las estrellas del cielo y de los
astros, y de todas sus revoluciones.
34.
Y conoce el misterio de la creación de los archones de las esferas, y de
las esferas, y de todas sus regiones.
35.
Y conoce el misterio de la creación de los archones de los eones y de la
creación de los eones.
36.
Y conoce el misterio de la creación de los archones que presiden los
suplicios, y de la creación de los decanos.
37.
Y conoce el misterio de los ángeles y de la creación de los arcángeles.
38.
Y conoce el misterio de la creación de los señores y de la creación de
los dioses.
39.
Y conoce el misterio de la creación del odio y de la creación del amor.
40.
Y conoce el misterio de la creación de la discordia y de la creación de
la reconciliación.
41.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la avaricia, y la
renunciación a todo, y el amor.
42.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la gula y de por qué ha
sido hecha la saciedad.
43.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la impiedad y por qué ha
sido hecho el amor a Dios.
44.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos los guardianes y por qué
han sido hechos los salvadores.
45.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechas las tres potencias y por
qué han sido hechos los invisibles.
46.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos los antepasados y por qué
han sido hechos los puros.
47.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos los presuntuosos y por qué
han sido hechos los fieles.
48.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecho el gran triple poder y por
qué ha sido hecho el gran antepasado de los invisibles.
49.
Y conoce el misterio de por qué ha sido creado el decimotercero eón y
por qué han sido creadas las regiones que pertenecen al medio.
50.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechos los ángeles del medio y
las vírgenes de la luz.
51.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la tierra de la luz y por
qué ha sido creado el patrimonio de la luz.
52.
Y conoce el misterio de por qué han sido creadas las regiones de los
guardianes de los que están a la derecha y por qué han sido hechos sus
jefes.
53.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechas las puertas de la vida y
de por qué ha sido hecho Sabaoth el bueno.
54.
Y conoce el misterio de por qué ha sido hecha la región de los que están
a la derecha y de por qué ha sido hecha la tierra de luz, que es el
tesoro de la luz.
55.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechas las emanaciones de la luz
y por qué han sido hechos los doce salvadores.
56.
Y conoce el misterio de por qué han sido hechas las tres puertas del
tesoro de la luz y por qué han sido creados los nueve guardianes.
57.
Y Él conoce también el misterio relativo al por qué han sido creados
los salvadores gerudos y por qué han sido hechos los tres amén.
58.
Y conoce el misterio de cómo han sido hechos los cinco árboles, y cómo
han sido hechos los siete amén.
59.
Y conoce el misterio de cómo ha sido hecha la mezcla que no existía, y
de cómo ha sido purificada.
Jesús
contesta a una nueva observación de María Magdalena
XXXVII
1. Y dijo luego Jesús: Esforzaos todos vosotros en comprender.
2.
Y procurad tener en vuestro interior la fuerza de luz precisa para
someteros.
3.
Porque desde ahora os hablaré de las regiones que habita la verdad del
Inefable y de cómo esos parajes son.
4.
Y al oír los discípulos estas palabras, quedaron silenciosos.
5.
Y María Magdalena se adelantó y se prosternó a los pies de Jesús.
6.
Y los adoró, llorando, y dijo: Ten piedad de mí, Señor.
7.
Porque mis hermanos se han conturbado cuando has dicho que les ibas a dar
conocimiento del misterio del Inefable, y por eso han guardado silencio.
8.
Y Jesús tranquilizó a sus discípulos.
9.
Y les dijo: No temáis no poder comprender los misterios del Inefable.
10.
Porque os digo en verdad que este misterio está en vosotros y en todo el
que os obedezca.
11.
Y en verdad os digo que, para todo el que se consagre a Dios y renuncie al
mundo y a lo que en él se halla, este misterio es más sencillo que todos
los misterios del reino de la luz, y más fácil de comprender que
cualquiera de ellos.
12.
Porque aquel que renuncie a este mundo y a sus afanes entrará en
conocimiento de este misterio.
13.
Y por eso os he dicho: Y quienquiera que sufra bajo las fatigas del mundo
y trabaje bajo su peso que venga a mí y yo le daré el reposo.
14.
Porque mi fardo es ligero y mi yugo suave.
15.
No penséis, pues, que no habéis de comprender este misterio.
16.
Porque en verdad os digo que la comprensión de este misterio es más
sencilla que la comprensión de los otros misterios.
17.
Y os digo que en verdad este misterio está en vosotros y en cuantos
renuncien al mundo y a lo que en él se encierra.
18.
Escuchadme, pues, discípulos, amigos y hermanos.
19.
Porque os voy a conducir al conocimiento del misterio del Inefable.
20.
Puesto que yo he venido para traeros el conocimiento completo de la
emanación del universo.
21.
Porque la emanación del universo es el conocimiento de este misterio.
22.
Y cuando el número total de las almas justas se complete y el misterio se
cumpla, yo pasaré mil años, según el cómputo de los años de la luz,
reinando sobre los próbolos de la luz, y sobre el conjunto de las almas
de los justos que hayan recibido todos los misterios.
Jesús
explica a sus discípulos el signo de los años de luz
XXXVIII
1. Y cuando Jesús hubo acabado de decir estas frases a sus discípulos,
María Magdalena se adelantó.
2.
Y dijo: Señor, ¿cuántos años terrestres comprende un año de luz?
3.
Y Jesús contestó y dijo a María: Los días de la luz son mil años del
mundo de los hombres.
4.
Y treinta y seis miríadas y media de años terrestres son un año de luz.
5.
Y yo reinaré durante mil años de luz como rey en el último misterio.
6.
Y seré rey sobre todos los próbolos de la luz y sobre todas las almas
justas que hayan recibido los misterios de la luz.
7.
Y vosotros, discípulos míos, así como cuantos hayan recibido el
misterio del Inefable, estaréis a mi izquierda y a mi derecha.
8.
Y seréis reyes, en mi reino, y cuantos hayan recibido los tres misterios
de los cinco misterios del Inefable serán reyes con vosotros en el reino
de la luz.
9.
Y los que hayan recibido los misterios brillantes serán reyes en las
regiones brillantes.
10.
Y los que hayan recibido los misterios inferiores serán reyes en las
regiones inferiores.
11.
Y todos, según la categoría del misterio que hayan recibido.
Jesús
explica a su auditorio el modo de alcanzar los misterios de la luz
XXXIX
1. Jesús prosiguió hablando.
2.
Y dijo a sus discípulos: Cuando yo venga en la luz para predicar a todo
el mundo, decidles: No dejéis noche ni día de buscar hasta que hayáis
encontrado los misterios del reino de la luz.
3.
Porque ellos os purificarán y os llevarán al reino de la luz.
4.
Y decidles: renunciad al mundo y a cuanto hay en él.
5.
Y a todas sus sevicias, y a todos sus pecados, y a todas sus gulas.
6.
Y a sus discursos todos, y a cuanto hay en él, para que seáis dignos de
los misterios de la luz.
7.
Y para que seáis preservados de los suplicios reservados a aquellos que
se han separado de los buenos.
8.
Y decidles: Renunciad a la murmuración, para que seáis preservados del
ardor de la boca del can.
9.
Y decidles: Renunciad a la obediencia, para que seáis librados del ardor
de la boca del can.
10.
Decidles: Renunciad al juramento, para que seáis dignos de los misterios
de la luz.
11.
Y para que seáis librados de los suplicios de Ariel.
12.
Decidles: Renunciad a la lengua embustera, para que seáis dignos de los
misterios de la luz.
13.
Y para que seáis preservados de los ríos ardientes de la boca del can.
14.
Decidles también: Renunciad a los falsos testigos, para que seáis dignos
de los misterios de la luz.
15.
Y para que seáis librados y preservados de los ríos ardientes de la boca
del can.
16.
Decidles: Renunciad al orgullo y a la vanidad, para que seáis dignos de
los misterios de la luz.
17.
Y para que seáis preservados de los abismos de fuego de Ariel.
18.
Y decidles: Renunciad al amor propio, para que seáis dignos de los
misterios de la luz.
19.
Y para que seáis salvados de los suplicios del infierno.
20.
Renunciad a la elocuencia, para que seáis dignos de la luz.
21.
Y para que seáis preservados de las llamas del infierno.
22.
Renunciad a los malos pensamientos, para que seáis dignos de los
misterios de la luz.
23.
Y para que se os preserve de los tormentos del infierno.
24.
Renunciad a la avaricia, para que seáis dignos de los misterios de la
luz.
25.
Y para que se os libre de los arroyos de humo de la boca del can.
26.
Renunciad al amor del mundo, para que seáis dignos de los misterios de la
luz.
27.
Y para que seáis salvados de las vestes de pez y de las llamas de la boca
del can.
28.
Renunciad a las rapiñas, para que seáis dignos de los misterios de la
luz.
29.
Y para que seáis preservados de los arroyos de Ariel.
30.
Renunciad a las malas palabras, para que seáis dignos de los misterios de
la luz.
31.
Y para que seáis salvados de los suplicios del río de humo.
32.
Renunciad al engaño, para que seáis dignos de los misterios de la luz.
33.
Y para que seáis preservados de los mares de fuego de Ariel.
Jesús
continúa predicando a sus discípulos
XL
1. Renunciad a la crueldad, para que seáis dignos del misterio de la luz.
2.
Y para que seáis preservados de los suplicios de las fauces de los
dragones.
3.
Renunciad a la cólera, para que seáis dignos de los misterios de la luz.
4.
Y para que seáis librados de los ríos de humo de las fauces de los
dragones.
5.
Renunciad a la desobediencia, para que seáis dignos de los misterios de
la luz.
6.
Y para que seáis preservados de Jaldabaóth y de los ardores del mar de
fuego.
7.
Renunciad a la cólera, para que seáis dignos del misterio de la luz.
8.
Y para que seáis preservados de los demonios de Jaldabaôth y de todos
sus suplicios.
9.
Renunciad al adulterio, para que seáis dignos del misterio de la luz.
10.
Y para que seáis preservados del mar de azufre y de la fauce de león.
11.
Renunciad a los homicidios, para que seáis dignos de los misterios de la
luz.
12.
Y para que seáis preservados del archón de los cocodrilos, que es la
primera de las criaturas que están en las tinieblas exteriores.
13.
Renunciad a las obras perversas e impías, para que seáis dignos del
misterio de la luz.
14.
Y para que seáis preservados de los archones de las tinieblas exteriores.
15.
Renunciad á la impiedad, para que seáis dignos de los misterios de la
luz.
16.
Y para que seáis preservados del llanto y del rechinar de dientes.
17.
Renunciad a los envenenamientos, para que seáis dignos de los misterios
de la luz.
18.
Y para que seáis salvados de la gran helada y el granizo de las tinieblas
exteriores.
19.
Renunciad a las blasfemias, para que seáis dignos de los misterios de la
luz.
20.
Y para que seáis defendidos contra el gran dragón de las tinieblas
exteriores.
21.
Renunciad a las malas doctrinas, para que seáis dignos de los misterios
de la luz.
22.
Y para que seáis preservados de todos los suplicios del gran dragón de
las tinieblas exteriores.
23.
Y decid a quienes predican y a quienes escuchan malas doctrinas: ¡Malhaya
vosotros!
24.
Porque si no os arrepentís de vuestra malicia, caeréis en los tormentos
rigurosísimos del gran dragón y de las tinieblas exteriores.
25.
Y nada en el mundo os rescatará hasta la eternidad.
26.
Sino que seréis sin existencia hasta el fin.
27.
Y decid a quienes descuidan la doctrina de la verdad del primer misterio:
¡Malhaya vosotros!
28.
Porque los suplicios que habéis de experimentar superarán a los que
experimenten los demás hombres.
29.
Y permaneceréis entre la nieve, en medio de los dragones, en las
tinieblas exteriores.
30.
Y nada podrá rescataros hasta la eternidad.
31.
Y decidles: Amad a todos los hombres.
32.
Para que seáis dignos del misterio de la luz y para que os elevéis en el
reino de la luz.
33.
Sed dulces, para que podáis recibir el misterio de la luz y elevaros al
misterio de la luz.
34.
Asistid a los pobres y a los enfermos, para que os hagáis dignos de
recibir el misterio de la luz y os podáis elevar al reino de la luz.
35.
Amad a Dios, para recibir el misterio de la luz y llegar al reino de la
luz.
36.
Sed caritativos, para que recibáis el misterio y lleguéis al reino de la
luz.
37.
Sed santos, para recibir el misterio de la luz y elevaros al reino de la
luz.
38.
Renunciad a todo, para ser dignos del misterio de la luz y elevaros al
reino de la luz.
39.
Porque éstas son las vías de los que se hacen dignos del misterio de la
luz.
40.
Y cuando halláis hombres que renuncien a cuanto constituye el mal y
practiquen lo que yo digo, transmitidles los misterios de la luz, sin
ocultarles nada.
41.
Y cuando fuesen pecadores, y cometiesen los pecados y faltas que os he
enumerado, dadles también los misterios, para que se conviertan y hagan
penitencia, y no les ocultéis nada.
42.
Porque yo he traído los misterios a este mundo para remitir cuantos
pecados han sido cometidos desde el principio.
44.
Y por eso os he dicho que no he venido para llamar a los justos.
45.
Yo he traído los misterios para remitir los pecados de todos, y para que
todos sean llevados al reino de la luz.
46.
Porque estos misterios son un don del primer misterio para borrar los
pecados de todos los pecadores.
Palabras
de Jesús sobre el perdón de los pecados
XLI
1.Y cuando Jesús hubo dicho estas palabras a sus discípulos, María le
preguntó: Mi Señor y Salvador, ¿los hombres justos de toda justicia, y
en quienes no hay ningún pecado, sufrirán o no los suplicios de que nos
hablaste?
2.
¿Será este hombre admitido, o no, en el reino de los cielos?
3.
Y el Salvador contestó a María: El hombre justo, del todo perfecto,
limpio de pecado, y que no haya recibido ningún misterio de la luz,
cuando llegue su hora y salga del mundo, será puesto en poder de los satélites
de una gran triple potencia.
4.
Y se apoderarán de su alma, y durante tres días recorrerán con ella el
mundo, y el tercero la llevarán al caos, para conducirla al lugar de
todos los suplicios.
5.
Y Juan se adelantó y dijo: Señor, si un consumado pecador renuncia a
todo por el reino de los cielos, y renuncia a todo pecado, y sabemos que
ama a Dios, y le damos los misterios, y recae en sus pecados, y vuelve a
hacer penitencia, ¿es tu voluntad que le remitamos siete veces sus faltas
y le demos siete veces los misterios del primer orden?
6.
Y el Señor contestó a Juan: En verdad os digo que no siete veces, sino
que le remitáis sus pecados muchas veces siete veces, dándole todas
ellas los misterios desde el comienzo hasta lo extremo de lo exterior.
7.
Porque así podréis ganar el alma de nuestro hermano y darle posesión
del reino de la luz.
8.
Y cuando me habéis interrogado diciendo si podéis perdonar los pecados
hasta siete veces, yo os he respondido en parábola.
9.
Y os he dicho. Perdonadle los pecados no siete veces, sino setenta y siete
veces.
10.
Perdonadle, pues, muchas veces, para que reciba otras tantas los misterios
y pueda salvarse el alma de ese hermano.
11.
Porque en verdad os digo que el que haya vivificado un alma la conservará
para su luz en el reino de la luz.
12.
Y recibirá más gloria por el alma que haya salvado, y quien haya salvado
muchas almas haciéndoles entrar en la gloria de su gloria tendrá tanta más
gloria cuantas más almas haya salvado.
13.
Y cuando el Salvador habló así, Juan le preguntó: Y si mi hermano, que
es un gran pecador, renuncia al mundo y a sus vanidades, ¿cómo sabremos
que no es hipócrita?
14.
¿Y cómo sabremos que es sincero para conocer si le podemos dar los
misterios de segunda y tercera categoría, y si podemos darle todos los
misterios para que participe del reino de la luz?
15.
Y el Salvador contestó a Juan, rodeado de todos sus discípulos.
16.
Y le dijo: Si conocéis de un modo seguro que ese hombre ha renunciado al
mundo y a sus pecados, y que no es mentiroso ni hipócrita, y que ama
sinceramente a Dios, no le ocultéis los misterios y hacedlo conocer los
de segundo y tercer grado.
17.
Hacedlo participar de los misterios de que lo creáis digno, y cuando le
hayáis comunicado los misterios del
grado
tercero y segundo, si recae en el pecado, no continuéis comunicándoselos.
18.
Porque os digo en verdad que el hombre que haya recibido estos misterios y
peque sufrirá una sanción rigurosa.
19.
Porque será objeto de escándalo y no habrá para él desde entonces
redención de su alma en este mundo.
20.
Sino que su morada estará en la puerta de los dragones, en las tinieblas
exteriores, allí donde es el llorar y el rechinar de dientes.
21.
Y en la destrucción del mundo, su alma será atormentada por un hielo
frigidísimo y un ardor cruel.
22.
Y permanecerá sin existencia hasta la eternidad.
23.
Mas si este hombre se convierte de nuevo y renuncia al mundo y a sus
pecados, y tiene gran arrepentimiento y penitencia, la misericordia se
tenderá sobre él.
24.
Y su penitencia le será admitida en remisión de sus pecados.
25.
Para que consiga el misterio del primer misterio y hasta el misterio del
Inefable.
26.
Y verá sus pecados remitidos, porque estos misterios son piadosos y
perdonan el pecado en toda hora.
Jesús
expone a sus discípulos el modo de comunicar los misterios y de retirar
su conocimiento a los que de ellos no son dignos
XLII
1. Y Juan, cuando hubo hablado así el Salvador, continuó interrogándolo.
2.
Y le dijo: Señor, no te incomodes contra mí por mi celo.
3.
Mas yo quiero saber cómo hemos de obrar con los hombres de este mundo.
4.
Y el Salvador repuso a Juan: Pregunta lo que quieras, y yo te contestaré
claramente y sin parábolas.
5.
Y dijo Juan: Cuando entremos en una ciudad o aldea para predicar y sus
vecinos vengan a nosotros, nosotros no sabremos si vienen con falacia o
hipocresía.
6.
Y si nos llevan a sus casas y desean recibir a Dios y conocer sus
misterios, ¿qué haremos si averiguamos que no han hecho nada digno de
los misterios, o que se comportan pérfidamente con nosotros?
7.
Y el Salvador dijo contestando a Juan: Si entráis en una ciudad o en una
aldea, y os conducen a alguna casa, reveladles los misterios.
8.
Y si son dignos de ellos, ganaréis sus almas para el reino de la luz.
9.
Y si no lo son, u obrasen pérfidamente con vosotros, elevad la voz hacia
el primer misterio.
10.
Y decid: Nosotros hemos revelado el misterio a almas impías y pérfidas.
11.
Vuelve el misterio a nosotros, y prívalas hasta la eternidad del misterio
de tu reino.
12.
Y sacudid el polvo de vuestros pies, y decid: Que vuestras almas se
sumerjan en el polvo de vuestra casa.
13.
Y os digo en verdad que los misterios que les hubieseis dado volverán a
vosotros.
14.
Y cuantos misterios y palabras les comunicaseis antes les serán quitados.
15.
Porque ya os hablé en parábola de hombres así.
16.
Cuando os dije: Dondequiera que vayáis y se os reciba, decid: La paz sea
con vosotros.
17.
Y si ellos son dignos de la paz, la paz será con ellos y, si no, volverá
sobre vosotros.
18.
Y si les dieseis los misterios del reino de la luz y ellos obrasen
falsamente con vosotros, efectuad el primer misterio del primer misterio,
y los misterios que les hubieseis transmitido volverán a vosotros.
19.
Y ellos quedarán privados del tesoro de la luz hasta la eternidad.
20.
Y os digo en verdad que su morada será en la puerta de los dragones de
las tinieblas externas.
21.
Mas si hacen penitencia, y renuncian al mundo, y a su materia, y a sus
pecados, y se someten a los misterios de la luz, sus pecados les serán
remitidos.
22.
Porque los oirá el misterio único del Inefable, que tiene piedad de
todos y perdona los pecados de todos.
Jesús
contesta a las preguntas de sus discípulos sobre la distinción entre
justos y pecadores
XLIII
1. Y cuando Jesús acabó de decir estas frases a sus discípulos, María
se prosternó a los pies de Jesús.
2.
Y los abrazó y le dijo: Señor, perdóname y no te irrites si te
incomodo.
3.
Y el Salvador contestó a María: Pregunta lo que quieras preguntar.
4.
Porque yo te lo revelaré claramente.
5.
Y María dijo: Señor: si un hermano es santo y bueno y ha recibido todos
los misterios, y tiene un hermano pecador e impío, y éste sale del mundo
y el hermano bueno se aflige de que su hermano esté en el lugar de los
tormentos y los suplicios, ¿qué haremos, Señor, hasta que sea retirado
del lugar de las torturas?
6.
Y el Salvador dijo: Ya os be hablado de lo que debéis hacer.
7.
Mas escuchad y os lo diré de nuevo, para que seáis perfectos en todos
los misterios y los hombres os llamen perfectos en todo.
8.
Cuando queráis que un hombre, pecador o no, salga de los suplicios
terribles, y que sea transportado a un cuerpo justo para que reciba el
misterio de la divinidad y se eleve a las regiones superiores para
participar en el reino de la luz, practicad el tercer misterio del
Inefable.
9.
Y decid: Toma el alma de ese hombre en el que nuestro espíritu piensa.
10.
Y sácala de los suplicios de los archones y elévala con presteza al
templo de la luz.
11.
Y en el templo de la luz, márcala de un sello brillante y ponla en un
cuerpo justo y bueno, para que se eleve a las regiones superiores y
participe del reino de la luz.
12.
Y os digo en verdad que, cuando así hayáis dicho, los espíritus que
presiden los suplicios en las regiones de los archones se contendrán.
13.
Y transmitirán su alma al templo de la luz para que sea marcada con los
signos del reino del Inefable.
14.
Y la entregarán a sus satélites, y la conducirán al cuerpo de un justo.
15.
Y hallará los misterios de la luz, para que sea buena, y se eleve a las
regiones superiores y participe del reino de la luz.
16.
Y ésta es la contestación a lo que me habéis preguntado.
Jesús
promete a todos los hombres la resurrección de entre los muertos
XLIV
1. Y María contestó al Salvador, y le dijo: Señor: tú no has traído
los misterios a este mundo para que el hombre no sufriese la muerte que le
tienen predestinada los archones de la Heimarméné.
2.
Porque si un hombre ha sido destinado a morir por el hierro, o en el agua,
o por las calamidades del mundo, o de cualquier forma violenta, tú no has
traído los misterios para evitar que el hombre muera así, sino de una
muerte súbita, sin el dolor de su género de muerte.
3.
Puesto que muchos nos perseguirán por ser tus discípulos y nos
atormentarán por ti.
4.
Y, si nos maltratan y afligen, ¿hemos de ejercer los misterios para salir
de nuestro cuerpo sin experimentar ningún dolor?
5.
Y el Salvador, en respuesta, dijo a todos sus discípulos: Ya os he
hablado antes de esto que me preguntáis, mas os lo diré otra vez.
6.
No sólo vosotros, mas todo hombre que cumpla el primer misterio del
primer misterio del Inefable, recorrerá todas las regiones y todas sus
estaciones.
7.
Y cuando haya cumplido ese misterio y recorrido todas las regiones, será
preservado de todas las cosas ue le hayan destinado los archones de la
Heimarméné.
8.
Y saldrá del cuerpo de la materia de los archones y y todas las regiones
de la luz, hasta que llegue a las regiones del reino de la luz.
12.
Sino por todas estas cosas, para que cuando lleguemos a las tierras de los
hombres y no tengan fe en nosotros, y no escuchen nuestras palabras,
practiquemos el misterio para que ellos Conozcan la verdad y sepan las
palabras del universo.
13.
Y el Salvador contestó a María entre sus discípulos: Ya os he hablado
sobre todas las cosas que me preguntáis.
14.
Mas yo os repetirá mis palabras.
15.
Escucha, María: te digo en verdad que no sólo Vosotros, sino todos los
hombres pueden cumplir el misterio de la resurrección de entre los
muertos.
16.
Para curarse de la posesión de los demonios y de toda aflicción y
enfermedad.
17.
Y para curar a los cojos, y a los mutilados, y a los mudos, y a los paralíticos.
18.
Porque os he dicho antes que era preciso practicar el misterio para poder
cumplir estas cosas.
19.
Y vosotros obtendréis la pobreza y la opulencia, la salud y la
enfermedad, la debilidad o el vigor, si la pedís.
20.
E igualmente podréis sanar a los enfermos y resucitar a los muertos, y
curar a los cojos y ciegos y mudos, y toda enfermedad o aflicción.
21.
Porque a quien haya ejercido el misterio todas las cosas le serán
concedidas.
Jesús
sigue instruyendo a sus discípulos
XLV
1.Y cuando el Salvador hubo dicho estas cosas, todos los discípulos
lanzaron gritos, diciendo: Señor, tú nos has herido de locura con las
cosas que nos has dicho.
2.
Y nuestras almas quieren salir de nosotros para ir a ti, ya que nosotros
venimos de ti.
3.
Nuestras almas han quedado como sin sentido por las cosas que nos has
dicho.
4.
Y nos atormentan grandemente, porque quieren salir de nosotros para ir a
las regiones superiores que son tu reino.
5.
Y cuando los discípulos hablaron así, el Salvador prosiguió dirigiéndose
a ellos y les dijo: Cuando lleguéis a ciudades o países, saludad a los
habitantes.
6.
Y decidles así: Buscad siempre sin cesar, hasta que halléis los
misterios de la luz, que os conducirán al reino de la luz.
7.
Y decidles: Guardaos de las doctrinas oscuras.
8.
Porque muchos irán en mi nombre diciendo: yo soy y no soy, y así engañarán
a muchos hombres.
9.
Y para que todos los hombres que se lleguen a vosotros tengan fe y sean
dignos del misterio de la luz, dadles los misterios de la luz.
10.
Y no les ocultáis nada, y al que sea digno del misterio máximo, dádselo,
y al que sea digno del misterio menor, dádselo también.
11.
Mas el misterio de la resurrección de los muertos y de la curación de
los enfermos, no se los deis a todos.
12.
Sino dad la doctrina, porque ese misterio pertenece a los archones
13.
No lo deis, pues, a todos, hasta que hayáis consolidado la fe en todo el
mundo.
14.
Para que cuando lleguéis a una ciudad y no tengan fe en vosotros, resucitéis
a los muertos y curéis a los ciegos y a los cojos, y todas las
enfermedades, para que crean en vosotros cuando prediquéis al Dios del
Universo.
15.
Y por eso os he dado ese misterio, hasta que consolidéis la fe en todo el
mundo.
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