En
varias de sus recientes columnas de "BreakPoint"
Charles Colson ha reflexionado sobre el nuevo libro del
profesor de psicología de la Universidad de Nueva York,
Paul Vitz. En su publicación "Faith of the Fatherless",
Vitz analiza lo que puede estar detrás del ateísmo de
algunas personas. Aunque algunos psicólogos han argumentado
que la fe religiosa es un apoyo para los que necesitan
seguridad, Vitz no está de acuerdo. El psicólogo analizó
el pasado de más de una docena de ateos famosos y como
consecuencia llegó a la conclusión de que su rechazo de
Dios estuvo ligado a una relación defectuosa con sus
padres.
Por
ejemplo, Friedrich Nietzsche, famoso por su dicho "Dios
ha muerto", perdió a su padre a la edad de cuatro años.
Vitz afirma que Nietzsche tuvo una reacción contra su
padre, que era una figura más bien débil y que padecía de
enfermedades. Otro caso es el del escritor inglés Samuel
Butler, cuyo padre, un clérigo, le propinaba violentas
palizas. Según Vitz, Butler rechazó tanto a la persona de
su padre como su religión. Mientras que Sigmund Freud tuvo
desprecio por su padre, que le acusó de ser un pervertido.
En el caso de Jean Paul Sartre, él perdió a su padre
cuando era un bebé y su madre se volvió a casar cuando tenía
doce años, dándole un padrastro que no quiso. Por su parte
Stalin odiaba a su padre, que le golpeaba sin piedad. También
Hitler recibió muchas palizas de su padre, que murió
cuando el futuro dictador tenía catorce años. Y en el caso
de Mao Zedong, su padre era un tirano.
Después
Vitz comparó la experiencia de los ateos con la niñez de
algunas personas famosas por su fuerte fe. Así, resultó
que figuras como Dietrich Bonhoffer, Albert Schweitzer y G.K.
Chesterton tuvieron el privilegio de una relación muy
estrecha con sus padres. Otro caso más fue el de Pascal,
que fue educado por su padre en casa y que tenían una
relación muy estrecha. También el cardenal Newman disfrutó
de una gran cercanía con su padre.
Como
consecuencia Vitz argumenta que cuando Freud formuló su
teoría de que las personas religiosas sufren de necesidades
infantiles estaba equivocado. La afirmación de Freud no está
apoyada por la evidencia y sino que está más bien
enraizada en los prejuicios personales de Freud. La mala
experiencia que Freud mismo tuvo con su padre le llevó a
rechazar la figura paternal, algo que afectó también a su
actitud hacia Dios.
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