jueves, 20 de marzo de 2014

LOS ÁNGELES EN LA VIDA DE JACOB.

Como podrán recordar, Jacobo fue el hermano que con algunas maniobras y la ayuda de su madre logró quedarse (para algunos robó) con la primogenitura y la bendición. Podríamos discutir la naturaleza de su carácter cuestionable cuando vivía en la tierra de Canaán. Podríamos describirlo usando la palabra fraude-רַמַּאי o como un ladrón- גַּנָּב. En ese momento, dejó a su familia para buscar una prometida (o una excusa para huir de la ira de Esaú) y en 20 años no regresó a la Tierra Prometida. Cuando iba hacia Labán y después que él lo dejó, los ángeles de Dios lo acompañaron y ayudaron a desarrollar su carácter paso a paso.
En uno de los Seminarios en línea, hemos hablado sobre el primer encuentro que Jacobo tuvo con sus ángeles. Aquí pueden escuchar la grabación del mismo. Una cosa que debemos destacar sobre Jacobo en Génesis 28 es que aún no había dejado la tierra, y tal vez por esa razón parece ser grosero, cuando dice que no sabe quién es Dios a pesar de que en el comienzo del capítulo su padre lo bendice mencionando el nombre de Dios. Otro punto para destacar son las condiciones que Dios establece al final de este capítulo. Es probable que el joven Jacobo haya olvidado el primer encuentro con los ángeles.
20 años más tarde, después de que el que había engañado fue engañado por Labán, cuyo nombre tiene las mismas letras que las de persona malvada-נָבָל. Jacobo es un hombre diferente. No es un hombre soltero, es el padre de once hijos y el marido de cuatro esposas. Cuando entró a la Tierra Prometida, encontró a los ángeles:

 "וְיַעֲקֹב הָלַךְ לְדַרְכּוֹ; וַיִּפְגְּעוּ-בוֹ מַלְאֲכֵי אֱלֹהִיםוַיֹּאמֶר יַעֲקֹב כַּאֲשֶׁר רָאָם מַחֲנֵה אֱלֹהִים זֶה; וַיִּקְרָא שֵׁם-הַמָּקוֹם הַהוּא מַחֲנָיִם"
«Y al verlos, Jacobo dijo: "Este es el campamento de Dios." Por eso le puso a aquel lugar el nombre de Mahanaim (Dos Campamentos).» (Génesis 32:2-3)
Esta vez, al ver los ángeles de Dios, no se animó a decir que no sabía o no comprendía quiénes eran. Como lectores, no podemos saber realmente qué le sucedió al verlos, tampoco sabemos si su familia los vio o no. Sin embargo, podemos asumir que al dar el nombre de Campamento de Dios (y sus ángeles) a un lugar, Jacobo les dio a Dios y a los ángeles el honor que merecían.

El siguiente encuentro que tuvo con Dios fue a solas. En este pasaje, el hebreo es hermoso ya que muestra la conexión entre las letras hebreas y el lugar, la acción y el personaje, tal como se describe:
«Aquella misma noche Jacobo se levantó, y tomó a sus dos mujeres, a sus dos siervas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Jaboc. Después que los tomó y los hizo pasar el arroyo, hizo pasar también todo lo que tenía. Jacobo se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba.» (Génesis 32:22-24)
"וַיָּקָם בַּלַּיְלָה הוּא וַיִּקַּח אֶת-שְׁתֵּי נָשָׁיו וְאֶת-שְׁתֵּי שִׁפְחֹתָיו וְאֶת-אַחַד עָשָׂר יְלָדָיו; וַיַּעֲבֹר אֵת מַעֲבַר יַבֹּק.  וַיִּקָּחֵם וַיַּעֲבִרֵם אֶת-הַנָּחַל; וַיַּעֲבֵר אֶת-אֲשֶׁר-לוֹ.  וַיִּוָּתֵר יַעֲקֹב לְבַדּוֹ; וַיֵּאָבֵק אִישׁ עִמּוֹ עַד עֲלוֹת הַשָּׁחַר". 

El hombre con el que Jacobo luchó fue un ángel, ya que podemos ver que Jacobo quedó herido después de esa batalla nocturna. Esta batalla cambió a Jacobo por completo. Al final de la misma ya no era Jacobo el tramposo, era Israel, el que le era fiel a Dios, el que peleó contra su ángel y ganó, el que iba a gobernar. El último ángel dejó una marca en la pierna de Jacobo. En realidad, la marca no estaba solo en su pierna, también la tenía en su alma. Después de aquella noche, Dios era el Dios de Jacobo y Jacobo respetaba verdaderamente a Dios y sus ángeles.

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