miércoles, 28 de agosto de 2013

EL CASO DE PALESTINA.

 

Tras una larga ocupación de Palestina por parte de Gran Bretaña, al finalizar la I Guerra Mundial, que favoreció el establecimiento de numerosos colonos judíos en la zona, la II Guerra Mundial incrementó notablemente la inmigración hebrea empujada por las persecuciones nazis en toda Europa. La presión árabe sobre Gran Bretaña y el peso cada vez mayor de judíos movilizados en la región provocó la intervención de la ONU, que decidió crear dos Estados independientes en la zona: uno hebreo y otro árabe, quedando Jerusalén bajo administración internacional. Ambos bandos rechazaron el acuerdo y, al término del mandato sobre Palestina y la retirada de las tropas británicas en 1948, los judíos proclamaron el Estado de Israel. Los países árabes atacaron entonces la zona, pero fueron frenados por Israel, que, de hecho, aumentó sus territorios a costa de ellos, forzando la retirada de las tropas árabes. Jerusalén quedó dividida entre árabes e israelíes desde 1949. En 1967, tras varios años de conflicto, estalló la tercera guerra árabe-israelí, en la que Israel ocupó Cisjordania y el sector árabe de Jerusalén.
En 1964 se creó la OLP (Organización para la Liberación de Palestina), que pretendía, mediante la lucha guerrillera, la desaparición del Estado de Israel y la creación de un Estado laico que englobara a árabes y judíos. La ONU la reconoció como legítima representante del pueblo de Palestina.
En diciembre de 1987, tras décadas de invasiones y bombardeos, en los que el Estado de Israel ha aprovechado para crear nuevos asentamientos judíos en tierras palestinas, se inició un movimiento de protesta islámico llamado “intifada” contra las fuerzas israelíes. Algunos acuerdos, firmados a partir de la conferencia internacional sobre el conflicto árabe-israelí celebrada en Madrid en 1991, como el de Washington de 1993, dieron cierto margen a la situación, recibiendo Palestina el control de Gaza, de Jericó y de Cisjordania. En 1996 las primeras elecciones de los territorios autónomos dieron la victoria al líder de la OLP, Yasir Arafat. Tras su muerte en 2004, el conflicto ha seguido aún vivo, con momentos de extremo recrudecimiento y tensión, como el acontecido en junio de 2010 con el ataque israelí a la Flotilla de la Paz que se dirigía a Palestina con ayuda humanitaria.

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