La
charia es para los musulmanes la ley divina que ordena las actividades
del ser humano. Por tanto, en el islam tradicional la religión es la
base del derecho.
La
charia procede de dos fuentes principales que regulan todo aquello que
un musulmán puede o no puede hacer. Se trata del Corán y de la
tradición.
El
Corán es muy importante, puesto que en muchos casos indica claramente lo
correcto y lo incorrecto. Pero, a veces, no es suficientemente preciso y
se acude a la tradición, que está formada por la sunna, es decir, las
costumbres de los primeros musulmanes, y por los hadices, los dichos de
Mahoma no incluidos en el Corán.
Cuando
se trata de problemas nuevos o difíciles, se recurre al dictamen de
ciertos especialistas en derecho islámico, los alfaquíes, que resuelven
los dilemas siguiendo las directrices de las diversas escuelas de
derecho.
Por
tanto, los criterios de aplicación de la charia no son iguales en todos
los países musulmanes. Además, en los países chiitas existe un sistema
propio de aplicación de la charia.
Por
otra parte, como en la charia también es importante el consenso de la
comunidad de creyentes en torno a un comportamiento o un asunto en
particular, las diferencias locales son notables en el islam y, además,
hay que tener en cuenta que entre los musulmanes no existe una
institución que detente la autoridad religiosa sobre todos los
creyentes.
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