El
mundo islámico se expandió ampliamente y los territorios a los que llegó
no solo aceptaron una nueva religión, sino que también conocieron una
evolución artística por la inclusión de nuevos estilos y por la fusión
con los modos de expresión locales.
El
Taj Mahal se construyó desde 1631 hasta 1653. Es un edificio en el que
se puede observar la arquitectura islámica en su forma más pura. Fue
construido por el emperador mogol Yahán como monumento funerario para su
esposa Mumtaz Mahal.
La
planta presenta una estructura amurallada de forma rectangular que se
asemeja a un gigantesco joyero con alminares de cuatro plantas en cada
esquina; en el centro se encuentra un jardín dividido en cuatro partes
como alusión al jardín del paraíso. En el exterior se extienden textos
coránicos por todo el monumento, obra del calígrafo Amanta Kan.
El
minarete Qutab es uno de los más impresionantes del mundo islámico. Se
construyó hacia 1193 y aún hoy en día se puede contemplar en la capital
de la India. Es una torre de 72 metros de altura que sirvió como
minarete y como recordatorio visible de los nuevos gobernantes islámicos
de la región. Con el tiempo se fueron añadiendo nuevas construcciones y
en la actualidad en el llamado «complejo del minarete Qutab» se pueden
encontrar otros edificios islámicos como la Mezquita del Poder o las
tumbas de los sultanes Alauddín Muhammad Jalyí y Shamsuddín Iltutmish.
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