Grupo de Jinetes, miniatura de un manuscrito del siglo XIII. París, Biblioteca Nacional.
La palabra yihad
aparece mucho en los medios de comunicación, en referencia a grupos
terroristas como el llamado «Yihad Islámica», que reivindica atentados
que se cometen en Israel y en otros lugares.
También
suele hablarse de yihad de modo más general para referirse a la «guerra
santa», y hay quien llega a creer que todos los musulmanes están
dispuestos a atacar a sus vecinos para que cambien su religión y abracen
el islam, como un caso extremo de proselitismo.
El
yihad es un elemento importante en la vida del creyente musulmán, y en
árabe significa «esfuerzo». Se trata de una abreviatura cuya fórmula
completa, que se emplea con frecuencia en el Corán, es «el esfuerzo en
el camino de Alá». Para ello pueden emplearse diversos medios. El
primero es el esfuerzo en el autoperfeccionamiento, que para muchos
musulmanes es el yihad más importante, y consiste en luchar contra las
tendencias negativas para ser cada día mejor ante los ojos de Alá. Otro
es el esfuerzo militar contra los no musulmanes, cuando se trata de
defender el territorio poblado por musulmanes contra los ataques
enemigos, o a la hora de abrir al islam una zona que rechaza la
invitación pacífica para que lo adopte. También existe el esfuerzo
contra los musulmanes para combatir a los que no actúan de modo correcto
buscando que cambien su actitud.
La
época de Mahoma estuvo marcada por las guerras, dirigidas tanto contra
los árabes politeístas como contra judíos y cristianos, pero también
contra los que, tras haber aceptado el islam, habían cambiado de opinión
y habían abandonado la comunidad musulmana. En este contexto bélico,
las referencias al yihad en el Corán se centran en el esfuerzo militar
de expansión del islam y en el castigo de los que se habían pasado de
bando. He aquí algunos ejemplos:
«Di
a los infieles que si cesan [de enfrentarse] se les perdonará lo
pasado, pero si reinciden [...] combatid contra ellos hasta que dejen de
induciros a apostatar y se rinda todo el culto a Alá.» (Corán 8, 38-39)
«Combatid contra quienes, habiendo recibido la escritura [es decir, los judíos y los cristianos], no creen en Alá ni en el último día, ni prohíben lo que Alá y su enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera. Luchad hasta que, humillados, paguen el tributo.» (Corán 9, 29)
«Matad a los que asocian deidades a Alá [los politeístas] dondequiera que los encontréis, capturadles, sitiadles, tendedles emboscadas por todas las artes. Si se arrepienten, rezan la oración y dan limosna, dejadles en paz, Alá es compasivo, es misericordioso.» (Corán 9, 5)
«Combatid contra quienes, habiendo recibido la escritura [es decir, los judíos y los cristianos], no creen en Alá ni en el último día, ni prohíben lo que Alá y su enviado han prohibido, ni practican la religión verdadera. Luchad hasta que, humillados, paguen el tributo.» (Corán 9, 29)
«Matad a los que asocian deidades a Alá [los politeístas] dondequiera que los encontréis, capturadles, sitiadles, tendedles emboscadas por todas las artes. Si se arrepienten, rezan la oración y dan limosna, dejadles en paz, Alá es compasivo, es misericordioso.» (Corán 9, 5)
Algunos
grupos terroristas islamistas utilizan la religión según sus intereses y
tergiversan el significado de yihad, con la finalidad de justificar sus
acciones, que tienen como resultado el asesinato indiscriminado y el
dolor de mucha gente. Consideran que quienes mueren realizando un acto
terrorista son mártires del islam e irán directamente al paraíso.
Ese
convencimiento convierte el terrorismo de estos grupos en terriblemente
peligroso, porque sus miembros son suicidas y no tienen miedo a perder
la vida, ya que esperan una recompensa extraordinaria después de la
muerte.
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