En
los siglos XIX y XX hubo momentos en los que pareció que iba a
establecerse en España la libertad religiosa, y durante las dos etapas
republicanas se dictaron leyes en este sentido, pero solo se produjo un
cambio duradero del marco de convivencia en igualdad con el judaísmo y
el islam como consecuencia de la gran transformación en el catolicismo
que supuso el concilio Vaticano II (1962-1965).
Desde
la iglesia católica se defendió la necesidad de que la libertad
religiosa fuese reconocida como un derecho fundamental, así que en
España se promulgó en 1967 una ley de libertad religiosa, que permitió
que en 1968 se inaugurase en Madrid una sinagoga.
La
Constitución de 1978 consolidó la completa libertad religiosa en España.
Nadie puede ser perseguido por sus creencias, de tal modo que siglos de
intolerancia y violencia religiosa deberían ser asuntos del pasado.
El islam y el judaísmo vuelven a coexistir y esta vez en un plano de igualdad, amparado por las leyes.
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