La figura del Cordero místico, acostado sobre el libro de los siete
sellos, con nimbo crucífero, y sosteniendo el estandarte de la
Resurrección, se usa en uno de los sacramentales (v.) más venerados en la
historia de la Iglesia: los Agnus Dei. Consisten en placas de cera
natural, que se distribuyen a clérigos y fieles en la Misa del Sábado in
Albis, celebrada en el Vaticano en el año 1° del reinado del Pontífice y
en otras ocasiones solemnes. La cera empleada se compone de residuos del
cirio pascual y otros cirios ofrecidos al Papa por el clero romano en la
fiesta de las Candelas. Su origen no está claro: unos lo vinculan al
Bautismo de los neófitos en la Vigilia Pascual (y al canto «Isti sunt agni
novelli...»), otros, a la costumbre de repartir a los fieles los restos
del cirio pascual para quemarlos en sus casas y campos, implorando
protección contra las tempestades. Los argumentos que hacían remontar su
origen al s. IV han sido refutados por Mangenot; sólo se puede afirmar que
su origen es cristiano y, probablemente, romano; el primer texto que se
refiere a este uso es de Amalario de Metz en el s. IX.
La bendición de los A. D., siguiendo un ceremonial del s. XVI, la hace el mismo Papa al comienzo de su pontificado. Es parecida a la bendición de las candelas del 2 de febrero, empleándose diversas fórmulas, con agua bendita, bálsamo y santo crisma. Este rito contribuyó a la veneración de los A. D. y a esperar por su medio, especial protección divina contra enfermedades, peste y otros males. Los A. D. se fabrican con dos moldes de bronce, unidos como tenazas. En uno de ellos está grabada la imagen del Cordero con la inscripción Ecce Agnus Dei qui tollit..., y encima, el nombre del Papa, el año de su pontificado y el año en curso; en el otro lado, la efigie de un santo con inscripción relativa. Hubo penas severas contra los falsificadores de A. D.; y se prohibió también, so pena de excomunión, pintarlos, dorarlos y venderlos.
La bendición de los A. D., siguiendo un ceremonial del s. XVI, la hace el mismo Papa al comienzo de su pontificado. Es parecida a la bendición de las candelas del 2 de febrero, empleándose diversas fórmulas, con agua bendita, bálsamo y santo crisma. Este rito contribuyó a la veneración de los A. D. y a esperar por su medio, especial protección divina contra enfermedades, peste y otros males. Los A. D. se fabrican con dos moldes de bronce, unidos como tenazas. En uno de ellos está grabada la imagen del Cordero con la inscripción Ecce Agnus Dei qui tollit..., y encima, el nombre del Papa, el año de su pontificado y el año en curso; en el otro lado, la efigie de un santo con inscripción relativa. Hubo penas severas contra los falsificadores de A. D.; y se prohibió también, so pena de excomunión, pintarlos, dorarlos y venderlos.
BIBL.: E. MANGENOT, Agnus Dei, en
DTC 1,605613; E. CLOP, Les Agnus Dei, une des plus anciennes et des plus
vénérables institutions de la Ste. Église, «L'Union Séraphique»,
Montecarlo mayo 1913; H. GRISAR, Archeologia degli «Agnus Dei», «Civiltá
Cattolica» (1907, 11) 568584.
PLAZAOLA ARTOLA.
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