Reciben esta denominación ciertos estratos del protestantismo luterano (s.
XVI) que siguen a Melanchton (v.) en su concepción de la Eucaristía.
Lutero y Calvino. Lutero consideraba la Eucaristía desde la perspectiva cristológica de la encarnación y, por tanto, de la íntima unión entre las dos naturalezas. Admitía así una consustanciación: cuerpo y sangre de Cristo presentes junto con las sustancias de pan y vino (in, cum el intra), si bien la presencia real no es la res sacramenti, sino el signo; la realidad significada es el «testamento» o promesa: la palabra de Dios y la justificación (v.) o salvación por ella realizada. La lucha contra los espiritualistas (ca. 1525) y la Disputa de Marburgo (1529) le llevan a acentuar más la presencia real afirmando la manducatio oralis et impiorum (V. LUTERO Y LUTERANISMO II, 2).
Calvino, en cambio, considera la Eucaristía desde la perspectiva cristológica del Señor resucitado. Rechaza así la presencia real y la manducatio oralis: la Cena es la ascensión de la comunidad hasta Cristo, a la derecha del Padre, y la incorporación a El por medio del Espíritu, vínculo que une el Cuerpo a la Cabeza. Calvino admite, con Bucero (v.), el cum et simul del pan y vino con el cuerpo y sangre de Cristo (concomitancia), pero no el in et intra (consustanciación). Niega la manducatio impiorum: el pecador recibe los elementos, pero no participa de Cristo (v. CALVINO Y CALVINISMO 3).
Melanchton adopta una actitud conciliadora. Mantiene la presencia real, pues la recepción del cuerpo y sangre de Cristo es prenda de la justificación y, por eso, necesaria para la fe. En ello se diferencia de Calvino. Pero, frente a Lutero, la presencia real no se basa (en el plano cristológico) en la comunicación de idiomas (unión personal de ambas naturalezas y «ubicuidad» que de ella deduce Lutero), sino en la voluntad salvadora de Cristo. Las diferencias entre Melanchton y Lutero no se hacen perceptibles al principio: la Confesión de Augsburgo (1530) excluye (art. 10) la opinión de los reformadores suizos y la de la Confesión Tetrapolitana. Más tarde la Concordia de Wittemberg (1536) logra un acuerdo. En la Con f essio Augustana variata (1540) Melanchton evita el in, cum et intra de Lutero, utilizando sólo el «cum pane el vino», tomado de la Concordia de Wittemberg y que abre ciertas posibilidades a la visión de Bucero y Calvino (V. CONFESIONALES, ESCRITOS PROTESTANTES).
Evolución posterior. Contra Melanchton se levantan N. Armsdorf y Flacius Myricus (1549) a los que se unen (1552) los teólogos de Hamburgo (J. Westphal y J. Tilmann) y Brema. Calvino ganaba adeptos en Alemania por el Consensus Tigurinus (1549). Los discípulos de Melanchton se dividen a su muerte (1560) en una tendencia moderada (dirigida por M. Chemnitz) y otra llamada de los filipistas o criptocalvinistas (c. c.), que se distancia de Lutero restando valor a la presencia real y negando la manducatio oralis. Los c. c. de Wittemberg se imponen (1566) en Sajonia, dirigidos por J. Curáus (153273), 1. Major y K. Peucer (15251602), yerno de Melanchton, quien impóne como ley del estado una síntesis de las confesiones elaboradas por éste: el Corpus doctrinae philippicum seu missnicum, publicado en 1560. La obra póstuma de Curáus, Exegesis perspicua elferme integra de Sacra Coena (Leipzig 1574), desata la inmediata intervención del príncipe Augusto de Sajonia (152686) contra los c.c. K. Peucer es encarcelado, junto con C. Cruciger (152597), profesor en Wittemberg.
Con la caída de los c. c. va ligada la aparición de la Formula Concordiae (1580), que, en la Eucaristía (art. 7), representa el retorno a Lutero afirmando el in, cum et intra y la manducatio oralis, aunque permite la discrepancia entre los teólogos de Suabia, que defendían la ubicuidad, y los de Alemania del Norte, que basaban la presencia real en la voluntad salvífica y, por ello, en la exégesis de la Escritura, frente a la especulación teológica de los anteriores. Un segundo periodo de revitalización surge en Sajonia de 1586 a 1591 bajo Christian I. El canciller N. Crell intenta volver a la situación anterior a 1574, rechazando toda vinculación a la Formula Concordiae. Pero a la muerte del rey pierde toda su influencia, siendo procesado y ejecutado en 1601.
V. t.: EUCARISTÍA II.
Lutero y Calvino. Lutero consideraba la Eucaristía desde la perspectiva cristológica de la encarnación y, por tanto, de la íntima unión entre las dos naturalezas. Admitía así una consustanciación: cuerpo y sangre de Cristo presentes junto con las sustancias de pan y vino (in, cum el intra), si bien la presencia real no es la res sacramenti, sino el signo; la realidad significada es el «testamento» o promesa: la palabra de Dios y la justificación (v.) o salvación por ella realizada. La lucha contra los espiritualistas (ca. 1525) y la Disputa de Marburgo (1529) le llevan a acentuar más la presencia real afirmando la manducatio oralis et impiorum (V. LUTERO Y LUTERANISMO II, 2).
Calvino, en cambio, considera la Eucaristía desde la perspectiva cristológica del Señor resucitado. Rechaza así la presencia real y la manducatio oralis: la Cena es la ascensión de la comunidad hasta Cristo, a la derecha del Padre, y la incorporación a El por medio del Espíritu, vínculo que une el Cuerpo a la Cabeza. Calvino admite, con Bucero (v.), el cum et simul del pan y vino con el cuerpo y sangre de Cristo (concomitancia), pero no el in et intra (consustanciación). Niega la manducatio impiorum: el pecador recibe los elementos, pero no participa de Cristo (v. CALVINO Y CALVINISMO 3).
Melanchton adopta una actitud conciliadora. Mantiene la presencia real, pues la recepción del cuerpo y sangre de Cristo es prenda de la justificación y, por eso, necesaria para la fe. En ello se diferencia de Calvino. Pero, frente a Lutero, la presencia real no se basa (en el plano cristológico) en la comunicación de idiomas (unión personal de ambas naturalezas y «ubicuidad» que de ella deduce Lutero), sino en la voluntad salvadora de Cristo. Las diferencias entre Melanchton y Lutero no se hacen perceptibles al principio: la Confesión de Augsburgo (1530) excluye (art. 10) la opinión de los reformadores suizos y la de la Confesión Tetrapolitana. Más tarde la Concordia de Wittemberg (1536) logra un acuerdo. En la Con f essio Augustana variata (1540) Melanchton evita el in, cum et intra de Lutero, utilizando sólo el «cum pane el vino», tomado de la Concordia de Wittemberg y que abre ciertas posibilidades a la visión de Bucero y Calvino (V. CONFESIONALES, ESCRITOS PROTESTANTES).
Evolución posterior. Contra Melanchton se levantan N. Armsdorf y Flacius Myricus (1549) a los que se unen (1552) los teólogos de Hamburgo (J. Westphal y J. Tilmann) y Brema. Calvino ganaba adeptos en Alemania por el Consensus Tigurinus (1549). Los discípulos de Melanchton se dividen a su muerte (1560) en una tendencia moderada (dirigida por M. Chemnitz) y otra llamada de los filipistas o criptocalvinistas (c. c.), que se distancia de Lutero restando valor a la presencia real y negando la manducatio oralis. Los c. c. de Wittemberg se imponen (1566) en Sajonia, dirigidos por J. Curáus (153273), 1. Major y K. Peucer (15251602), yerno de Melanchton, quien impóne como ley del estado una síntesis de las confesiones elaboradas por éste: el Corpus doctrinae philippicum seu missnicum, publicado en 1560. La obra póstuma de Curáus, Exegesis perspicua elferme integra de Sacra Coena (Leipzig 1574), desata la inmediata intervención del príncipe Augusto de Sajonia (152686) contra los c.c. K. Peucer es encarcelado, junto con C. Cruciger (152597), profesor en Wittemberg.
Con la caída de los c. c. va ligada la aparición de la Formula Concordiae (1580), que, en la Eucaristía (art. 7), representa el retorno a Lutero afirmando el in, cum et intra y la manducatio oralis, aunque permite la discrepancia entre los teólogos de Suabia, que defendían la ubicuidad, y los de Alemania del Norte, que basaban la presencia real en la voluntad salvífica y, por ello, en la exégesis de la Escritura, frente a la especulación teológica de los anteriores. Un segundo periodo de revitalización surge en Sajonia de 1586 a 1591 bajo Christian I. El canciller N. Crell intenta volver a la situación anterior a 1574, rechazando toda vinculación a la Formula Concordiae. Pero a la muerte del rey pierde toda su influencia, siendo procesado y ejecutado en 1601.
V. t.: EUCARISTÍA II.
BIBL.: H. GRASS, Abendmahl, en
RGG 1,2933; F. LAU, Kryptocalvinisten, en RGG IV,84; W. MAURER, Melanchton,
en RGG IV, 834841; L. LOEVENBRUCK, Cryptocalvinistes, en DTC III,23962398;
W. PHILIPP, Kryptocalvinismus, en Evangelisches Kirchenlexikon, II, 2 ed.
Gotinga 1961, 980.
M. GESTEIRA GARZA.
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