jueves, 7 de abril de 2016

Emmaús

La ubicación de la aldea de Emmaús, a la que — según refiere Lucas — se dirigieron dos discípulos de Jesús el día de su resurrección, resulta problemática por el dato de que estaba “a 60 estadios de Jerusalén” (Lc 24:13). En un círculo de 60 estadios (unos 11 km) alrededor de Jerusalén no existe lugar alguno que se llame o haya llamado Emmaús. La palabra (jammah) indica unas fuentes termales (jamam: ser caliente); así pues, en el lugar que se pretenda considerar como la Emmaús bíblica deberían de encontrarse restos o indicios de tales fuentes termales.
El lugar de ese nombre (árabe Amwas) queda, por el contrario, a una distancia de 160 estadios de Jerusalén; o sea, a casi 30 km. A ese lugar, no obstante la diferencia en la distancia, se vinculó, a más tardar en tiempos del escritor eclesiástico Eusebio (265-340), la tradición de que se trataba de la Emmaús del relato lucano. Las excavaciones en el lugar han revelado la presencia de dos fuentes de agua tibia (Dalman 1914); M.J. Schiffers contó en 1890-1894 hasta cinco de tales fuentes: “Tres en el lugar y otras dos en las proximidades, cuya agua se conducía a través de canales” (Cl. Kopp, Die heiligen Státten des Evangeliums, 1959, p. 445, nota 116). Esas fuentes o pozos confirman el dato de la tradición.
Cómo sucedió para que esa Emmaús, distante 160 estadios de Jerusalén, apareciese como un lugar a sólo 60 estadios de distancia de la capital, es algo que se presta a hipótesis (por lo demás, algunos manuscritos, aunque no sean los más fiables, hablan efectivamente de 160 estadios). El error pudo estar ya en la indicación del evangelista que desconocía el lugar; ese dato lo corrigieren más tarde algunos copistas que conocían la tradición, convirtiéndolo en 160 estadios. O bien: que en el texto original figuraba “160 estadios” y por error de los copistas se convirtieron en “60 estadios,” aunque no deja de ser sorprendente que falten precisamente 100 estadios. Y otra hipótesis: un copista consideró que dos veces 160 estadios (casi 60 km) eran prácticamente imposibles para un día de marcha, y por tal motivo “corrigió” los 160 estadios en sólo 60; con ello sin embargo habría excluido la posibilidad de que los discípulos tomasen a la vuelta una caballería; de hecho, todavía hoy los árabes realizan marchas de casi 60 km al día.
El lugar de Emmaús, del que aquí se habla, era la ciudad en la que Judas Macabeo derrotó a los sirios el año 161 a.C. (1Mac 3:40; 3:57ss). Pero, después de que Báquides venciese al propio Judas y más tarde a su hermano Yonatán, fortificó una serie de ciudades en el país, entre las que figura también la de Emmaús (cf. 1Mac 9:50).
Cuando Varo era procurador de Siria había en Emmaús una cohorte romana, que fue atacada por bandas de combatientes nacionalistas judíos. La ciudad, que ocupaba el centro de los enfrentamientos, fue abandonada por sus habitantes. Después de lo cual Varo la redujo a cenizas.
El campo de ruinas de la ciudad anterior seguramente que volvió a ser habitado poco a poco, por lo que con todo derecho habla Lucas de una “aldea” al tiempo de la muerte de Jesús.
En aquella aldea vivía Cleofás, que era uno de los peregrinos. En Emmaús se da el extraño caso de que no se afirma con seguridad: “Aquí estuvo la casa de Cleofás.” Existe sí, desde aproximadamente el siglo VI, una iglesia en memoria del suceso referido en el Evangelio.
Desde el año 221 d.C. la Emmaús romana se llamó Nicópolis.
Y desde el 1280 aparece de repente en los escritos de los peregrinos la afirmación de que el lugar árabe el-Kubeibe, a unos 13 km de Jerusalén, era la Emmaús lucana. Ignoramos el nombre antiguo del lugar; la distancia funciona en cierto modo; pero el lugar no se caracteriza ni por las fuentes termales ni por una larga tradición. Los franciscanos, que son los custodios de los santos lugares de Palestina, veneran aquí a pesar de todo el suceso evangélico de Emmaús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.