martes, 19 de abril de 2016

Etiología

 La etiología (en griego: explicación  de la causa) es un relato, oral o escrito, por medio del cual se pretende explicar una tradición, una institución, un nombre, un rito, un fenómeno de la naturaleza, etc., cuyo significado original se ha perdido (L. Alonso Schökel). Por tanto, es la explicación refleja para fundamentar la existencia de una realidad que se experimenta históricamente. El punto de partida de la etiología es siempre el presente y su camino se dirige a recorrer hacia atrás el desarrollo del suceso del que se está hablando, Las modalidades expresivas de la etiología pueden ser sumamente variadas y, como tales, pueden afectar al patrimonio expresivo cultural intemacional, incluida la forma del mito, que tiene como característica propia ilustrar el suceso realmente ocurrido que dio origen, en un tiempo no cuantificable, a la situación que ahora se vive. En substancia, la etiología, como codificación lingüística, intenta ofrecer unas coordenadas históricas a las primeras causas que produjeron las consecuencias que llevan a la situación del presente que hoy se vive. Esta forma de relatos se ha descubierto, en épocas recientes, en no pocos relatos bíblicos relativos a Dios, al cosmos y a la condición humana (Gn 1-1 1 es el ejemplo más palpable, junto con los relatos del éxodo), y se ha intentado una interpretación no siempre fácil de los mismos. En efecto, en el caso de la Biblia, la etiología encuentra su explicación en una afirmación ulterior y previa, a saber: que se ofrecen unas etiologías al oyente o al lector en cuanto que se ha experimentado va la presencia de unos sucesos y unas Situaciones en la historia presente que tienen la dimensión intrínseca de la salvación o de la perdición. Partiendo de la condición actual de experimentación de Dios que salva y actúa, en cuya aceptación o rechazo se provoca la plenitud o el vaciamiento del hombre, es como se comprende que se han desarrollado siempre entre Dios y los hombres las mismas relaciones que hoy se desarrollan, proyectándolas a los orígenes. De esta manera la etiología es capaz de llegar al principio. A partir de la experiencia del Dios que salva al hombre se comprende cómo en Dios se configura la identidad del Dios Creador, reconociendo el origen del hombre en la acción plasmadora de Dios, incluidas las distinciones más evidentes: la distinción de sexos, el estado de felicidad, las condiciones de bondad, etc. Todo de pende de un principio, de unos hechos que ocurrieron en los orígenes. La etiología hace comprender que el estado original del hombre era de signo totalmente positivo Y cómo luego lo perdió él por causa del pecado. Todo esto pone sobre todo a Dios en primer plano, su acción como Creador y artífice primero de la realidad, su obra de salvación, con el don de su gracia al hombre caído. Por eso mismo, la bíblica es una etiología totalmente especial, que desmitifica substancialmente cualquier precomprensión literaria precedente, utilizada como esquema literario, sobre la base de una experiencia real de Dios como sujeto de la relación interpersonal de fe por parte del hombre. En las etiologías bíblicas no se encuentran precomprensiones mitológicas puras ni principios filosóficos ni excesos de aspecto fantástico, sino una fuerte consideración de la fe histórica del pueblo de Dios y el dato, absolutamente decisivo, de la misma inspiración divina, que se sirve de esas modalidades del lenguaje humano para transmitir unas verdades que tienen un significado sobrenatural.
En este sentido la teología asume la  historicidad de fondo de estas narraciones, especialmente por lo que se refiere a la historia de los orígenes del cosmos y del hombre, y las inserta en la proposición refleja del misterio mismo de la creación Y de la redención del hombre por parte de Dios como puntos únicos, irrepetibles, de donde partió la condición humana y toda la historia de la salvación.
  T Stancati

 Bibl.: L. Duch, Ciencia de la religión y mito,  Abadía Monserrat 1973; M, Eliade, Historia de las creencias y de las ideas religiosas, Cristiandad, Madrid 1978; L. Alonso SchOkel, La palabra inspirada, Cristiandad, Madrid 1986; A. Ibáñez Arana, La narración etiológica como género literario bíblico, en Scriptorium Victoriense 10 (1963) 161-176.

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