Concepto e historia. F. es un término derivado del nombre dado por sus fundadores al movimiento socialista inglés principal de finales del s. xix, Fabian Soc., en memoria del general romano Fabio Cunctator, famoso por su táctica fundada en la resistencia, calma y sangre fría. Con este apelativo, querían, sin duda, hacer resaltar la característica fundamental del movimiento; la pretensión de llegar al socialismo, no por la lucha de clases y la revolución, sino de una manera evolutiva y gradual. La Sociedad fabiana fue fundada en 1883 por un grupo de miembros disidentes de la Comunidad de la Nueva Vida, creada por el prof. T. Davidson que propugnaba la reforma moral y la regeneración de la sociedad, en lugar de la acción política, y pretendía la formación de una comunidad utópica. En 1884 y 1885 se unieron a ella G. B. Shaw y S. Webb respectivamente. Con la aprobación de sus Estatutos en 1887, la Sociedad fabiana adoptó definitivamente su tipo peculiar de socialismo, que representaba una alternativa a la Federación democrática social marxista, entonces dominante en Inglaterra en el campo socialista.
En los primeros tiempos del f. se ha detectado, dado el claro predominio en él de la tendencia intelectual y racionalista, una cierta inadvertencia de la importancia de las asociaciones de trabajadores. Sin embargo, posteriormente se produjo un acercamiento de la Sociedad fabiana a los Sindicatos; más tarde contribuyó a la creación del Partido laborista independiente, con el que estrechó sus lazos progresivamente, hasta tal punto que en la actualidad, según indica S. Giner (o. c. en bibl., 496) «el grado de interpenetración entre el Partido laborista actual y la Sociedad fabiana es muy considerable».
Doctrina y realizaciones. La obra principal del pensamiento fabiano está constituida por los famosos Ensayos fabianos, de gran éxito, estilo ágil y fácil lectura, empezados a publicar en 1889 y en los que colaboraron Shaw, Webb, G. Wallas y otros. Doctrinalmente, la orientación indicada del f., de presentarse como una alternativa del comunismo, se concreta en sus criterios sociales y económicos fundamentales, claramente divergentes del pensamiento marxista. Desde un punto de vista social, como hace notar G. D. H. Cole (o. c. en bibl.) la esencia de la doctrina fabiana se basa en la continuidad del desarrollo del capitalismo al socialismo, defendida sobre todo por Webb, quien arguyó, ya en su tiempo, la mejora de la condición de los trabajadores y previó que esta elevación se desarrollaría aún más. Fueron, pues, escépticos respecto a la capacidad de la lucha de clases como instrumento de transformación social y, conforme a su racionalismo, buscaban convencer lógicamente a los hombres de las ventajas del socialismo.
En relación a la concepción económica del f., G. B. Shaw levantó la concepción económica fabiana sobre la ley ricardiana de las rentas diferenciales o monopolistas (v. RICARDO, DAVID) y sostuvo que esas rentas pertenecían a la comunidad como un todo, lo que implicaba la exigencia de socialización de las mismas. En este punto, el f. se enlaza con el socialismo agrario propugnado por H. George, en su famosa obra Progreso y miseria, en la que, por motivos similares, defendía el criterio del impuesto único que recayera sobre la producción agrícola. Asimismo, el f., en armonía con su adhesión a las ideas de jeremías Bentham (v.), repudió también su teoría marxista del valor y basó su concepción del mismo en el utilitarismo de la tradición económica inglesa y en la concepción marginalista de Jevons (v.).
El f., según reconocen sus historiadores, ha influido eficazmente en las reformas sociales conseguidas en Inglaterra. Sin embargo, S. Giner (o. c. 496) objeta que «a pesar de sus éxitos en pro de la mejoría de las condiciones de trabajo, de la elevación de la educación popular, de la mejor distribución del gasto público, los socialistas ingleses de izquierdas le reprochan, a causa de lo anterior, una excesiva neutralidad política y un alto grado de complacencia con la política oficial del Partido laborista inglés».
En los primeros tiempos del f. se ha detectado, dado el claro predominio en él de la tendencia intelectual y racionalista, una cierta inadvertencia de la importancia de las asociaciones de trabajadores. Sin embargo, posteriormente se produjo un acercamiento de la Sociedad fabiana a los Sindicatos; más tarde contribuyó a la creación del Partido laborista independiente, con el que estrechó sus lazos progresivamente, hasta tal punto que en la actualidad, según indica S. Giner (o. c. en bibl., 496) «el grado de interpenetración entre el Partido laborista actual y la Sociedad fabiana es muy considerable».
Doctrina y realizaciones. La obra principal del pensamiento fabiano está constituida por los famosos Ensayos fabianos, de gran éxito, estilo ágil y fácil lectura, empezados a publicar en 1889 y en los que colaboraron Shaw, Webb, G. Wallas y otros. Doctrinalmente, la orientación indicada del f., de presentarse como una alternativa del comunismo, se concreta en sus criterios sociales y económicos fundamentales, claramente divergentes del pensamiento marxista. Desde un punto de vista social, como hace notar G. D. H. Cole (o. c. en bibl.) la esencia de la doctrina fabiana se basa en la continuidad del desarrollo del capitalismo al socialismo, defendida sobre todo por Webb, quien arguyó, ya en su tiempo, la mejora de la condición de los trabajadores y previó que esta elevación se desarrollaría aún más. Fueron, pues, escépticos respecto a la capacidad de la lucha de clases como instrumento de transformación social y, conforme a su racionalismo, buscaban convencer lógicamente a los hombres de las ventajas del socialismo.
En relación a la concepción económica del f., G. B. Shaw levantó la concepción económica fabiana sobre la ley ricardiana de las rentas diferenciales o monopolistas (v. RICARDO, DAVID) y sostuvo que esas rentas pertenecían a la comunidad como un todo, lo que implicaba la exigencia de socialización de las mismas. En este punto, el f. se enlaza con el socialismo agrario propugnado por H. George, en su famosa obra Progreso y miseria, en la que, por motivos similares, defendía el criterio del impuesto único que recayera sobre la producción agrícola. Asimismo, el f., en armonía con su adhesión a las ideas de jeremías Bentham (v.), repudió también su teoría marxista del valor y basó su concepción del mismo en el utilitarismo de la tradición económica inglesa y en la concepción marginalista de Jevons (v.).
El f., según reconocen sus historiadores, ha influido eficazmente en las reformas sociales conseguidas en Inglaterra. Sin embargo, S. Giner (o. c. 496) objeta que «a pesar de sus éxitos en pro de la mejoría de las condiciones de trabajo, de la elevación de la educación popular, de la mejor distribución del gasto público, los socialistas ingleses de izquierdas le reprochan, a causa de lo anterior, una excesiva neutralidad política y un alto grado de complacencia con la política oficial del Partido laborista inglés».
BIBL.: E. R. PEASE, History of the Fabian Society, 2 ed. Londres 1925; M. BEER, History o/ the British Socialism, Londres 1919-20; G. D. H. COLÉ, Fabianism, en Encyclopaedia ol the Social Sciences; S. GINER, Historia del pensamiento social, Barcelona 1967.
R. SIERRA BRAVO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991
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