Término transcrito del griego apokalypsis, que significa "revelación". Su uso está generalmente reservado para designar a los escritos que contienen una revelación de secretos divinos sobre el futuro inmediato o los destinos lejanos de la humanidad; la escatología, cuyo propósito es el último fin del hombre y el fin del mundo en el que vive, es el tema predilecto de los "apocalipsis".
El género literario llamado "apocalipsis" narra sueños o visiones simbólicas a través de las cuales se manifiesta frecuentemente esta revelación, con un estilo muy particular: rica en imágenes tomadas de los libros bíblicos más antiguos así como del folclore oriental, y enriquecidas con la inspiración de cada autor. Algunos capítulos de Isaías (Is 24-27) y Ezequiel (Ez 38-39) son un testimonio de esta literatura anterior al Exilio. Pero es en los albores y en los primeros siglos de la era cristiana cuando florece.
No todas las obras de esta naturaleza han sido integradas en la Escritura; es normal. Entre las que no han conservado ni la iglesia ni la sinagoga, las más conocidas de la tradición judía son el Libro de Henoc (escrito hacia el año 100 a.C), el Libro de los secretos de Henoc (primeros años del s.I de nuestra era), la Ascensión de Moisés, el "cuarto" Esdras y los dos Apocalipsis de Baruc (los cuatro de finales del s.I). Entre los cristianos, dos apocalipsis apócrifos un poco más tardíos han gozado también de cierta fama: los que se atribuyen a los principales apóstoles. Pedro (escrito en el s.I) y Pablo (escrito en el s. IV).
Sin embargo, la propia Biblia abunda en sus libros más recientes, en textos apocalípticos de inspiración divina. En primer lugar en el AT: desde Joel (Jl 2-4) y el segundo libro de Zacarías (Za 9-14), que pueden datarse a finales del siglo IV a.C., a Daniel (Da 7-12), del siglo II. Y en el Nuevo Testamento; en el discurso escatológico llamado "apocalipsis sinóptico", por ejemplo (Mc 13,5-27) y en algunos personajes de los Hechos (Hch 10,10-16) o de las epístolas (1 Ts 4,13; 5,11; 2 Ts 2,1-12) y en el Apocalipsis de Juan, obra maestra del género.
El género literario llamado "apocalipsis" narra sueños o visiones simbólicas a través de las cuales se manifiesta frecuentemente esta revelación, con un estilo muy particular: rica en imágenes tomadas de los libros bíblicos más antiguos así como del folclore oriental, y enriquecidas con la inspiración de cada autor. Algunos capítulos de Isaías (Is 24-27) y Ezequiel (Ez 38-39) son un testimonio de esta literatura anterior al Exilio. Pero es en los albores y en los primeros siglos de la era cristiana cuando florece.
No todas las obras de esta naturaleza han sido integradas en la Escritura; es normal. Entre las que no han conservado ni la iglesia ni la sinagoga, las más conocidas de la tradición judía son el Libro de Henoc (escrito hacia el año 100 a.C), el Libro de los secretos de Henoc (primeros años del s.I de nuestra era), la Ascensión de Moisés, el "cuarto" Esdras y los dos Apocalipsis de Baruc (los cuatro de finales del s.I). Entre los cristianos, dos apocalipsis apócrifos un poco más tardíos han gozado también de cierta fama: los que se atribuyen a los principales apóstoles. Pedro (escrito en el s.I) y Pablo (escrito en el s. IV).
Sin embargo, la propia Biblia abunda en sus libros más recientes, en textos apocalípticos de inspiración divina. En primer lugar en el AT: desde Joel (Jl 2-4) y el segundo libro de Zacarías (Za 9-14), que pueden datarse a finales del siglo IV a.C., a Daniel (Da 7-12), del siglo II. Y en el Nuevo Testamento; en el discurso escatológico llamado "apocalipsis sinóptico", por ejemplo (Mc 13,5-27) y en algunos personajes de los Hechos (Hch 10,10-16) o de las epístolas (1 Ts 4,13; 5,11; 2 Ts 2,1-12) y en el Apocalipsis de Juan, obra maestra del género.
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