I.
Para Jn, el nacimiento natural del hombre lo constituye en la condición
humana llamada «carne» (3,6), caracterizada por su debilidad y
transitoriedad. El hombre así nacido aún no está
acabado de crear; para realizarse como hombre y poder participar del reino de Dios, necesita «nacer de nuevo/de arriba» (3,3), en otros términos, «de agua y espíritu» (3,3). Por este nacimiento, el hombre-carne pasa a ser hombre-espíritu (3,6; cf. 7,39), semejante a Dios (cf. 4,24) en la capacidad de amar y libre como e! Espíritu mismo (3,8). «Nacer de Dios» capacita para «hacerse hijos de Dios» (1,12) por la actividad de! amor; tal es e! sentido del mandamiento de Jesús (3,34) , cuya realización crea la perfecta unidad (17, 11.21-23). Sólo con esta clase de hombres puede formarse la nueva sociedad (3,3.5: «el reino de Dios»). Se nace de nuevo para una misión, la que confiere el Espíritu-unción (17,17; cf. 15,26; 16,13; 20,21s).
acabado de crear; para realizarse como hombre y poder participar del reino de Dios, necesita «nacer de nuevo/de arriba» (3,3), en otros términos, «de agua y espíritu» (3,3). Por este nacimiento, el hombre-carne pasa a ser hombre-espíritu (3,6; cf. 7,39), semejante a Dios (cf. 4,24) en la capacidad de amar y libre como e! Espíritu mismo (3,8). «Nacer de Dios» capacita para «hacerse hijos de Dios» (1,12) por la actividad de! amor; tal es e! sentido del mandamiento de Jesús (3,34) , cuya realización crea la perfecta unidad (17, 11.21-23). Sólo con esta clase de hombres puede formarse la nueva sociedad (3,3.5: «el reino de Dios»). Se nace de nuevo para una misión, la que confiere el Espíritu-unción (17,17; cf. 15,26; 16,13; 20,21s).
II.
En el episodio del ciego de nacimiento (9,1ss) ejemplifica Jn los dos
nacimientos: el hombre que ha nacido ciego es «carne»; la debilidad
propia de esa condición es la que permite que sea un oprimido ancestral,
Sin culpa propia ni de sus padres (9,3). La obra de Jesús con el ciego,
«abriéndole los ojos» (9,10.14.17.21.26.30.32), equivale al segundo
nacimiento, por el que crea el hombre nuevo (barro/tierra -
saliva/Espíritu). La nueva condición del hombre se manifiesta
inmediatamente en la independencia (9,8: «era mendigo») y libertad de
movimientos (9,8: «estaba sentado»), así como por su identidad
encontrada (9,9: «Soy yo»), semejante a la de Jesús (cf. 4,26). Siendo
el mismo, es diferente (9,9: dudas de los vecinos).
III.
Con la metáfora «nacer de prostitución» (8,41), tomada del AT, se
significa la idolatría (Os 1,2). Se oponen así dos nacimientos, el de
los que tienen por Padre (origen, modelo y principio inspirador) a DIOS,
que nacen del Espíritu y se convierten en «espíritu/dinamismo de amor»
(3,6; 7,39; cf. 4,24), Y e! de aquellos que tienen por padre al dios
falso, al ídolo llamado «el Enemigo»/diablo'(8,44) y que se convierten
como él en «enemigos» (cf. 6,70s).
Con este lenguaje figurado expone Jesús las opciones del hombre.
La opción positiva, que reconoce el amor de Dios manifestado en Jesús y responde a él tomándolo como norma de conducta, termina la creación de! hombre, haciéndolo «nacer de Dios» (1,12). La opción negativa, que rechaza el amor de Dios y adopta como norma de conducta el dominio y el provecho propio, frustra el designio creador y convierte al hombre en enemigo de Dios, situado bajo su reprobación (3,36). Dios es principio de vida (5,26; 6,57, etc.) y de verdad (8,40); el dios falso, de muerte y mentira (8,44).
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