Caná
En Caná de Galilea Jesús realizó el primero de sus milagros. A petición de María, su madre, convirtió el agua en vino. Así manifestó su gloria divina y suscitó la fe de sus discípulos. En Caná se recuerda también la vocación del apóstol Bartolomé (Natanael), del que dijo Jesús: “Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño”.
"Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora." Juan 2,1-11
"Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora." Juan 2,1-11
La tradición cristiana
Numerosos testimonios nos hablan de un santuario edificado por los cristianos en Caná en memoria del primer milagro realizado por Jesús. Un peregrino anónimo del s. VI dice: “(Habiendo salido de Séforis) después de tres millas llegamos a Caná, adonde el Señor fue a la boda, y nos sentamos sobre el mismo asiento, donde escribí el nombre de mis padres… todavía quedan dos hidrias; yo llené una de vino y, llevándola llena sobre la espalda, la ofrecí en el altar. En la misma fuente nos lavamos por devoción. Después fuimos a la ciudad de Nazaret”. Empujada por distintas necesidades, y en tiempos diversos, la tradición ha situado el recuerdo evangélico en diferentes lugares; pero a principios del siglo XVI, los peregrinos encuentran en Kefer Kenna una habitación subterránea a la cual se accede desde el interior de un edificio con columnas que ellos creían que fuese una iglesia construida por el emperador Constantino y su madre Elena.
Columnas y capiteles reutilizados en el pórtico de la iglesia actual recuerdan con su estilo las sinagogas de siglo III-IV. Una inscripción en lengua aramea, encontrada bajo el pavimento de la iglesia, dice: “Bendita sea la memoria de José, hijo de Talhum, hijo de Butah, y sus hijos, que han hecho esta tabla (de mosaico). Que la bendición sea sobre ellos”.
Columnas y capiteles reutilizados en el pórtico de la iglesia actual recuerdan con su estilo las sinagogas de siglo III-IV. Una inscripción en lengua aramea, encontrada bajo el pavimento de la iglesia, dice: “Bendita sea la memoria de José, hijo de Talhum, hijo de Butah, y sus hijos, que han hecho esta tabla (de mosaico). Que la bendición sea sobre ellos”.
Textos bíblicos
Las bodas de Caná
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: « ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.
(Juan 2,1-11)
Curación del hijo de un funcionario del rey
Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.» Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.» Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre. El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
(Juan 4,46-53)
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino.» Jesús le responde: « ¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga.» Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus discípulos.
(Juan 2,1-11)
Curación del hijo de un funcionario del rey
Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm. Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.» Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.» Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía. El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre. El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia. Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
(Juan 4,46-53)
Plano de la iglesia
Los franciscanos, presentes hace ya tres siglos en Caná con una pequeña propiedad, consiguieron rescatar el santuario en 1879 gracias al padre Egidio Geissler, fundador de la parroquia católica local de rito latino (cerca de 100 familias). En 1880 se construyó una pequeña iglesia y posteriormente se fue agrandando (1897-1905). En 1885 se construyó, a unos 100 mts. de distancia, una capilla en honor de San Bartolomé (Natanael), uno de los doce discípulos, que era oriundo de Caná.
Excavaciones arqueológicas dirigidas por el padre S. Loffreda en 1969 y por el padre E. Alliata en 1997 han sacado a la luz la sinagoga, construida sobre los restos de habitaciones precedentes (s. I-IV d.C.). Tenía un vestíbulo porticado y en el centro una gran cisterna conservada hasta nuestros días en el subsuelo de la iglesia actual. En el ábside septentrional de la iglesia se ha encontrado un ábside aún más antiguo que contiene un sepulcro (siglo V-VI). Tal sepulcro, además de algún otro indicio, parece indicar la presencia cristiana sobre el lugar durante la época bizantina.
Primera iglesia franciscana (1880)
Edificio medieval (s. XIV)
Sepulcros bizantinos (s. V-VI)
Habitaciones privadas (s. I-IV)
Sinagoga hebrea con vestíbulo (s. IV-V)
Excavaciones arqueológicas dirigidas por el padre S. Loffreda en 1969 y por el padre E. Alliata en 1997 han sacado a la luz la sinagoga, construida sobre los restos de habitaciones precedentes (s. I-IV d.C.). Tenía un vestíbulo porticado y en el centro una gran cisterna conservada hasta nuestros días en el subsuelo de la iglesia actual. En el ábside septentrional de la iglesia se ha encontrado un ábside aún más antiguo que contiene un sepulcro (siglo V-VI). Tal sepulcro, además de algún otro indicio, parece indicar la presencia cristiana sobre el lugar durante la época bizantina.
Primera iglesia franciscana (1880)
Edificio medieval (s. XIV)
Sepulcros bizantinos (s. V-VI)
Habitaciones privadas (s. I-IV)
Sinagoga hebrea con vestíbulo (s. IV-V)
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