Ante la innegable autoridad de Jesús,
las autoridades centrales adoptan como táctica denigrar su persona
y su actividad entre el pueblo, diciendo que la autoridad que
muestra no procede de Dios, sino del demonio. Jesús responde
mostrando las consecuencias absurdas derivadas de esta afirmación.
Las única interpretación posible de su actividad es que él está
en abierta hostilidad contra Satanás.
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Pretenden
lograr un descrédito radical. Su primera afirmación es un ataque
directo a la persona de Jesús: «Tiene dentro a Belcebú», es
decir, está poseído por un espíritu inmundo que dirige sus
actos; en consecuencia, es un impuro, aborrecible para Dios; su
actividad está dirigida por las fuerzas del mal; es un enemigo de
Dios, un heterodoxo o hereje, porque niega la validez de la doctrina
y las instituciones tradicionales, que, según la teología oficial,
tenían su origen en Dios mismo.
Del
libro (El Evangelio de Marcos, Comentario exegético Vol. I ) Juan
Mateos y Fernando Camacho. Ed. El Almendro
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