LOBOS Y CORDEROS.
CUIDADO CON LOS
QUE SE ACERCAN CON PIEL DE CORDERO.
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¡Cuidado con los profetas falsos, esos que se os acercan
con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces: por
sus frutos los conoceréis; a ver, ¿se, cosechan uvas de
las zarzas o higos de los cardos?>>>
El profeta es uno que se presenta hablando en nombre de
Dios, que propone doctrinas que son de Dios. Pero esas
doctrinas son falsas: se presentan con una apariencia
suave, con palabras dulces, se acercan con piel de oveja,
pero por dentro son lobos rapaces, van al grano, a lo
suyo, a pesar de todas sus palabras, que reflejan lo que
Dios quiere. Aquí hay dos concepciones del actuar de las
personas. Dice Jesús: "¿Se cosechan uvas de las
zarzas o higos de los cardos?"
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Asi, los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles
dañados dan frutos malos>>>
Para los fariseos, las obras, el
actuar, formaba la actitud del hombre. Jesús dice que
no: las obras, el actuar, no son más que el reflejo de
la actitud interior; la actitud existe antes, y nuestras
obras son el reflejo, la consecuencia, el efecto, la
concreción de esa actitud. Por eso, un árbol que está
dañado no puede dar más que frutos malos, y un árbol
que está sano dar frutos buenos. Quiera o no quiera,
porque no sale otra cosa. Y por eso un cardo no da higos,
ni una zarza uvas, porque no les sale de dentro, porque
están hechos para. otra cosa.
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Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol
dañado dar frutos buenos, y todo árbol que no da fruto
bueno se corta y se hecha al fuego. Total, que por sus
frutos los conocereis>>>
Esto del árbol, que se corta y se echa
al fuego, lo había dicho ya Juan el Bautista en el
Evangelio de Mateo cuando dice: "El hacha está ya
tocando la base de los árboles, y todo árbol que no da
buen fruto será cortado y echado al fuego". ¿Qué
significaba esto del Bautista?. El hablaba contra los
fariseos y significaba los que no aceptaban la enmienda
que proponía, es decir, los que no renunciaban a la
injusticia. Los fariseos, que eran los religiosos
observantes, en el fondo no renunciaban a la injusticia:
su vida era una injusticia, dominando al pueblo. Y Jesús
avisa de que se puede presentar gente de la misma calaña
en la comunidad, gente que no ha aceptado el mensaje,
aunque venga con muchas protestas de ortodoxia y
afirmando que dicen lo que Dios quiere. A pesar de sus
buenas palabras, esa gente es destructora, porque no ha
aceptado las Bienaventuranzas; buscan el dinero, son
sucios de corazón, no se preocupan por el bien de los
demás, no prestan ayuda, van a su avío; por fuera son
pura ortodoxia: falsos profetas.
Y añade: "Por sus frutos los conoceréis".
¿Qué producen?. Aquí podemos ir un poco más al fondo.
El hecho de que, lo que una persona produce no sea más
que el reflejo de lo que lleva dentro, quiere decir que,
si una persona -hable como hable, se inspire en lo que se
inspire lo que produce es tristeza, escrúpulos, miedo,
inseguridad, desencanto, etc., esto, por mucho que lo
adorne, no puede ser de Dios. Vemos que está hablando de
"fruto"; lo mismo que antes decía que un padre
le da a su hijo pan y otro le da pescado - que producen
vida en la persona-, aquí también se trata de
"frutos", de algo que produce vida: de modo que
el individuo que con su presencia, no produce vida es un
falso profeta.
El que ahoga la vida, la impide, crea malestar, lleva a
todo lo contrario de la libertad, la vida la alegría o
el amor, con sus palabras o hechos, ése no es de Dios,
por muy profeta y observante que se presente. Porque lo
que hace no es más que reflejo de lo que lleva dentro.
Aquí hay un matiz de apreciación subjetiva: la
impresión que causa una persona en un ambiente: si esa
impresión lleva a mayor alegría, libertad, amor, etc.,
eso es de Dios; lo contrario, no. Porque Dios es el que
da la vida y, lo que se oponga a la vida, no puede ser
del Padre.
NO BASTA DECIR ¡SEÑOR, SEÑOR!
<<< No basta decirme ¡Señor,
Señor!, para entrar en el Reino de Dios, no, hay que
poner por obra el designio de mi Padre del
cielo>>>
0 sea, la piedad no basta; no es que sea mala. Hay que
poner por obra el designio de Dios. ¿Cuál?: lo ha dicho
en el Padrenuestro: "realícese en la tierra tu
designio del cielo": la extensión del Reino de Dios
en la humanidad: el trabajo por la paz, la felicidad del
hombre. No bastan palabras devotas, sino una actividad
real para hacer el bien al hombre. No hasta la piedad
para formar parte de la comunidad, pues esa piedad puede
ser verdadera o falsa. Las experiencias interiores de
consuelo, alegría, comunicación con Dios, perdón,
etc., puede ser verdadero o ilusorio. ¿Cuándo sabemos
que es verdadero?: cuando se traduce en conducta de amor
al hombre. Hay gente de mucha oración y devotísima,
pero si eso no se traduce en una entrega y acción, no
vale nada. No basta decir: ¡Señor, Señor!.
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Aquel dia muchos me diran: ¡Señor, Señor, si hemos
profetizado en tu nombre, y echado demonios en tu nombre
y hecho muchos prodigios en tu nombre!, y, entonces, yo
les declarare: "nunca os he conocido, ¡lejos de mí
los que cometeis la iniquidad!">>>
Es lo mismo de antes; el que hace
muchas cosas extraordinarias, pero no las hace por amor a
los demás, sino por interés suyo. Dice Jesús
"nunca os he conocido"; no tengo nada que ver
con vosotros, a pesar de vuestra apariencia cristiana;
eso no sirve porque no iba movido por el amor, no estaba
en la dirección del designio de Dios. Siempre volvemos
al fondo del corazón: se pretende la limpieza del
corazón, que se manifiesta en una actividad
completamente transparente en favor de los demás; si no,
Jesús lo rechaza por viciado.
LOS EDIFICIOS... SOBRE ROCA.
<<< Todo aquel que escucha
estas palabras mias y las pone por obra se parece al
hombre sensato que edificó su casa sobre
roca.>>>
La casa representa al hombre mismo: uno construye su vida
sobre roca, inamovible. Aquí aparece el éxito o fracaso
individual del cristiano: fundar sobre roca. Después
vendrá la Iglesia, que estará fundada sobre roca, que
es la fe en Jesús, la adhesión a El. Esto es el éxito
o fracaso del individuo, de la vida individual, y lo otro
será el éxito de la comunidad cristiana; por eso están
en paralelo.
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Cayó la lluvia, vino la riada, soplaron los vientos y
arremetieron contra la casa, pero no se hundió, porque
estaba cimentada en la roca>>> (Alude con
esto a las persecuciones y dificultades.)
<<< Y todo aquel que escucha
estas palabras mias>>>
Todos las escuchan, unos y otros; pero la diferencia
está, no en escuchar o no escuchar, sino en llevar a la
práctica o no llevarlas, cumplir las Bienaventuranzas o
no cumplirlas.
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Y no las pone por obra, se parece al necio que edificó
su casa sobre arena; cayó la lluvia, vino la riada,
soplaron los vientos, embistieron contra la casa y se
hundió, y ¡que hundimiento tan grande!>>>
La ruina del hombre. Porque no basta decir ¡Señor,
Señor!. Jesús no quiere admiradores, sino seguidores.
El que le sigue es el que construye sobre roca, y eso no
lo tumba nadie. El que sólo escucha y admira es un necio
que, en cuanto llega la dificultad, se viene abajo.
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Al terminar Jesús este discurso, las multitudes estaban
impresionadas de su enseñanza, porque les enseñaba con
autoridad, no como sus letrados. y, al bajar del monte,
lo siguieron grandes multitudes de gente.>>>
LAS DOS
CURVAS EXISTENCIALES (BIOLOGICA Y PERSONAL).
El hombre nace, crece, se desarrolla,
madura, envejece y muere. Comienza su vida con un enorme
potencial dinámico que, sin embargo se desgasta a medida
que va envejeciendo; es la curva biológica caracterizada
por una pérdida progresiva e irreversible de material
energético. Ya el niño es suficientemente viejo para
morir, la muerte no llega desde fuera o al final de la
vida biológica. Coincide con la vida. El hombre va
muriendo a plazos; cada segundo y cada minuto suponen
algo de vida que se ha gastado. La vida del hombre es una
vida mortal o, si se quiere, una muerte vital. A la vez,
la vida tiende a mantenerse en la supervivencia: afirma
constantemente el yo biológico. A pesar de ello se ve
constantemente despojada del "tener" hasta un
punto en el que se queda vacía de energía vital.
Entonces el hombre acaba de morir. Es la curva biológica
del hombre exterior.
El
hombre comienza a crecer en su interior
Y sin embargo el hombre no se agota en
esa determinación. Todo lo contrario; existe en él otra
curva de vida, la personal. Esta se plantea bajo un signo
inverso al precedente: comienza pequeña, como un germen,
y va creciendo indefinidamente. El hombre comienza a
crecer en su interior: florece la inteligencia, se
perfila la voluntad, abre el corazón al encuentro con el
tú y con el mundo. Si la curva biológica está centrada
egoístamente sobre sí misma (defenderse contra las
enfermedades, luchar por la vida), la curva personal,
interior al hombre, se abre en la comunión y en la
donación de sí mismo. Descentrándose de sí mismo,
yendo al encuentro de los demás, es como va construyendo
su personalidad. Cuanto más capacidad logre de estar en
los demás, tanto más estará en sí mismo, se hará
persona y crecerá en él el hombre interior. La primera
de las trayectorias, la biológica, va decreciendo
sucesivamente hasta acabar en la muerte. La segunda, la
personal, puede crecer indefinidamente hasta que acabe de
nacer.
Conseguir
penetrar en el misterio de las vida.
Todas las situaciones pueden servir de
trampolín para ese crecimiento: las crisis que lo
decantan y purifican haciéndolo sumergirse más
profundamente en el misterio de la vida, los fracasos
profesionales asumidos e interpretados como una lección
de vida, los desastres morales en que experimenta la
fragilidad de la condición humana que desenmascara las
falsas seguridades y los inconfesables fariseísmos, las
enfermedades que van corroyendo al hombre por dentro...
Todo ello puede colaborar a que el hombre vaya creando un
núcleo personal interior que es su verdadera identidad.
En este sentido no importa demasiado lo que el hombre
haya hecho o sido, religioso ,o sacerdote, periodista,
picapedrero, empresario boyante o millonario. Lo
importante consiste en esto: en que, en esas situaciones,
haya conseguido penetrar en el misterio de la vida, en
que haya logrado construir un yo y una persona
responsable que ha fraguado en el desafío de las
situaciones. Podrá hasta haber tenido una vida
malgastada y perdida económica y culturalmente, pero si
en esa situación logró la inmersión en lo
definitivamente importante y dejó que emergiera aquello
que ni la polilla ni la carcoma pueden corroer, ha nacido
en él la verdadera vida humana, sentido de la vida
biológica, que no sucumbirá ante el aliento letal de la
muerte.
La vida biológica se habrá ido consumiendo día a día,
pero dentro de él se habrá ido moldeando otro tipo de
vida, la de la persona y de la interioridad consciente,
que no se consuma con la vida biológica. Todo lo
contrario: tiende a desarrollarse cada vez más y a
abrirse hacia horizontes cada vez más amplios. San Pablo
lo intuyó bien cuando dijo: "Aunque el hombre
exterior se está destruyendo, nuestro hombre interior se
renueva de día en día" (2 Cor 4,16). En el hombre
sucede más o menos lo que en la evolución cósmica.
Existe la extensión casi infinita de la materia. Por
otro lado, a medida que ésta se extiende, se concentra
cada vez más sobre sí misma. Existe una
interiorización de la materia que llamamos vida. Y
existe una interiorización de la vida que denominamos
conciencia. Cuanto más se estrecha la espiral ascendente
de la evolución, más se concentra sobre sí misma. Y
cuanto más se concentra, más se interioriza y se vuelve
consciente. Cuanto más consciente se vuelve, se abre
también en mayor medida a nuevas dimensiones,
desvelándosele otros horizontes y polarizándose hacia
un Infinito y Absoluto. Tanto en el cosmos como en el
hombre tropezamos con la misma o semejante estructura.
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