
En los primeros compases de su trayectoria literaria, Henri Ghéon cultivó con acierto y originalidad el género poético, al que aportó algunas colecciones de versos tan notables como las tituladas Chanson d'aube (Canción del alba, 1897) y La solitude de l'été (La soledad del verano, 1897). Posteriormente, sus desvelos creativos le llevaron hasta la escritura dramática, campo en el que habría de alcanzar sus mayores cotas de prestigio literario, con algunos dramas anclados todavía en la estética y la ideología del Naturalismo decimonónico. Entre ellos, el que mereció mayores elogios por parte de la crítica y el público fue el titulado Le pain (El pan, 1912), estrenado con gran éxito poco antes de la conversión de Ghéon al catolicismo.
Dicha agitación espiritual se le manifestó en el transcurso de la Primera Guerra Mundial, ante la crisis de valores por las que atravesaba la mayor parte de la intelectualidad europea del momento. Convencido, a partir de entonces, de que su inspiración creativa podía ayudarle a alcanzar ese sosiego espiritual que ansiaba, utilizó sus facultades literarias como medio de elevación religiosa, al tiempo que postulaba -desde criterios a la vez estéticos y morales- un retorno a la sencillez y austeridad propias del teatro medieval. Las obras donde mejor quedaron plasmadas estas nuevas inquietudes formales y temáticas de Henri Ghéon Le pouvre sous l'escalier (El pobre bajo la escalera, 1920) y Noel sur le place, obra -esta última- que dio pie a una versión en castellano del dramaturgo chileno Luis Alberto Heiremans (1928-1964), titulada Navidad en el circo y estrenada en 1954. Otros títulos de temática religiosa del autor de Bray-sur-Seine son San Vicente Ferrer y La gloria de Tomás de Aquino.
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