martes, 11 de junio de 2013

SEÑAL.

I. En Mc 8,11 par. (cf. Jn 6,26), los fariseos exigen de Jesús una señal del cielo que lo acredite como Mesías liberador de Israel, en paralelo con Moisés. Jesús se niega a dar señal alguna a «esta generación», «idólatra y descreída» (8,38 par.), «infiel» (9,19 par.). En Mt 12,39 par. y 16,1-4 Jesús anuncia que la única señal será la de Jonás.

En Mc 13,4 par., los discípulos suponen que, cuando parezca inminente la destrucción de Jerusalén y del templo, habrá una señal que anuncie la intervención divina, evite la ruina de la nación y dé comienzo a la restauración gloriosa de Israel. En 13,14-23 par. responde Jesús a la pregunta sobre la señal: invitando a la huida precipitada y ponderando la gravedad de la ruina, les muestra que no habrá señal salvadora, que la destrucción será total, como lo había predicho (13,2 par.). Los falsos profetas prometen señales portentosas, que no hay que creer (13,21-22 par.).

Sin usar el término «señal», Jesús les indica que la destrucción de Jerusalén anuncia la entrada de los paganos en el Reino (13,28s par.), que ha de suceder antes que pase su propia generación (13,30s par.).

II. En Jn, «señal» es una acción realizada por Jesús, que, siendo visible, lleva de por sí al conocimiento de una realidad superior.

Jesús realiza en Jn dos señales programáticas, que dan claves para interpretar la actividad que sigue. La primera es la de la boda de Caná (2,1-11): Jesús sustituirá la antigua alianza basada en la Ley por la nueva basada en el Espíritu/amor leal (1,17). Amor leal al hombre (1,14). Da la clave de interpretación de todas las señales de la vida de Jesús: en cada una hay que descubrir la manifestación de su gloria/amor (cf. 11,4.40); cada una anticipa el amor hasta el fin (13,1) que Jesús va a mostrar en su muerte.

La segunda señal programática es la curación del hijo del funcionario real (4,46b-54); es una explicación de la primera en clave antropológica. Su efecto no se produce en el círculo de la alianza-boda, sino fuera, en la humanidad, sin ninguna alusión a religión o raza. Muestra que el propósito de Jesús es dar vida al hombre, que está a punto de muerte. Excluye Jesús todo aspecto espectacular de su actividad: su gloria/amor no va a manifestarse con señales portentosas. Orienta así Jn al lector sobre la verdadera índole de lo narrado en los episodios siguientes.

La señal mesiánica que propone Jesús a los dirigentes del templo es su resurrección (2,19), que manifestará su victoria sobre la muerte y la presencia de la gloria/amor accesible en él al hombre

III. En el Apocalipsis, cf. 12,1 (la mujer), 12,3 (el dragón), 15,1 (los sietes ángeles con los siete cuencos).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.