El
título «Señor», aplicado a Dios en el AT, se aplica también a Jesús,
indicando su condición divina (Hch 2,36; Rom 1,4; 1 Cor 1,2; 2 Cor 1,2;
Gál 1,3; Ef 1,2; 4,5; F1p 1,2; 2,11; Col 1,3; 1 Tes 1,1, etc.), Sin
embargo, la connotación de dominio que incluía este título queda
neutralizada explícitamente en Jn, donde Jesús llama a los suyos, no
siervos, sino amigos (Jn 15,15.17). La denominación «amigos», que
implica igualdad, se encuentra también en Lc (12,4), donde Jesús afirma
que el discípulo, una vez terminado su aprendizaje, será igual al
maestro (Lc 6,40). La misma igualdad se expresa con el término
«hermanos» (Jn 20,17; Mt 28,10). Como se ve, el título «Señor» pierde su
carácter relativo, que implica la relación Señor-súbdito, y pasa a
indicar la libertad propia de la condición divina (cf. Mc 2,28), que
Jesús comunica a sus seguidores (cf. Jn 13,3-10). «Señor» es aquel que
no tiene que someterse a nadie. De hecho la relación con Jesús y con el
Padre no es de sumisión, sino de identificación.
La igualdad está expresada en Mc por la comunicación a los suyos de la «autoridad» (gr. exousía) de Jesús (13,34). En general, la infusión del Espíritu coloca al seguidor en el nivel de «señor» como Jesús mismo .
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