martes, 11 de junio de 2013

VIDA.N.T

I. No existe en Mt, Mc y Jn un término abstracto para designar la vida física. El gr. psykhe es un concreto que denota al individuo humano en cuanto vivo y consciente; de ahí que a menudo equivalga en el uso al pronombre reflexivo (Mc 8,35 par.; Jn 10, 11.15.17.24; 12,25.27; 13,37s; 15,13).

 La psykhe aparece como objeto de entrega, significando que el hombre se entrega o entrega la propia vida (Mc 10,45 par.; Jn 10,11.15.17; 15,13). Todo discípulo ha de estar dispuesto a arriesgar su vida en medio de! mundo hostil, así se conserva él mismo para una vida definitiva ( = salvación, d. Mc 8,35 par.; Mt 10,39; Jn 12,25). Paradójicamente, la entrega de sí mismo hace que e! hombre se recobre con una nueva calidad de vida Un 10,17; 12,25). La entrega, que es total, no es un acto
único y final, se realiza en cada circunstancia Un 10, 11.15ss: «me entrego", presente). «Entregarse" o «morir" Un 12,24) significan el don total de sí a que lleva continuamente la exigencia del amor (e! Espíritu); la experiencia de «recobrar la vida" se verifica también en cada ocasión; al entregarse, el hombre vuelve a encontrarse con su nueva identidad de hijo de Dios: la entrega propia de! amor gratuito lo hace semejante al Padre.

La capacidad de entregarse o entregar la propia vida supone ser dueño de ella (10,18), lo mismo en Jesús que en e! discípulo. La entrega es condición para el fruto (Jn 12,24).

II. En Mt, Mc y Jn, e! término gr. zoe significa no simplemente «vida» sino «vida definitiva" (cf. Mt 19,16s), no sujeta a la muerte, lleve o no e! adjetivo (Mt 7,14; 18,8s; 19,29; 25,46 par. en Mc). En Lc, si no va calificado, significa la existencia terrena (12,15;16,25; cf. «vida definitiva» en 10,25; 18,18). "Vida definitiva» = salvación, Reino, etapa final de! Reino. El judío la obtiene practicando e! amor al prójimo (Mt 19,16-19 par.); lo mismo e! pagano (25,34-36; Lc 10,15-28).

III. a) El Espíritu, la fuerza de amor del Padre, comunica vida definitiva (Jn 6,63; cf. 4,14; 7,37-39); es el nuevo principio vital que el Padre infunde por medio de Jesús (5,21; 19,30; 20,22; cf. 19,34). Recibir la vida definitiva equivale a un nuevo nacimiento (3,3.5.6), a «nacer de Dios" (1, 13).

b) La condición para recibir la vida y poseerla es la adhesión a Jesús en su calidad de Hombre levantado en alto, es decir, de hombre que da su vida para salvar a los hombres de la muerte (3,14s), y de Hijo único de Dios, el don que prueba el amor de Dios a la humanidad (3,16). En otras palabras, la condición es reconocer el amor de Dios expresado en la muerte de Jesús y, viendo en él el modelo de Hombre, tomar ese amor por norma de la propia vida (cf. 13,34).

c) Para el hombre, la única luz o verdad es la vida misma (Jn 1,4), e! esplendor de la vida. Se deduce que Jesús no viene a revelar una verdad independiente de la vida; revela la verdad comunicando vida, cuya experiencia y evidencia constituyen la verdad.

d) La vida definitiva es aquella que, por su calidad, supera la muerte física (8,51). Al hacer suyo e! mensaje de Jesús, el hombre pasa de la muerte a la vida (5,24). Este paso explica que quien ha recibido la vida por la adhesión a Jesús no esté sujeto a juicio (3,18; 5,24). La permanencia de la vida a través de la muerte es lo que se llama «resurrección» (11,25s) .

IV. En e! Apocalipsis, árbol de la vida (2,7; 22,2.14.19), corona de la vida (2,10), registro de los vivos (lit.: libro de la vida, 3,5; 13,8; 20,12.15; 21,27), agua de vida (7,17; 21,6; 22,1.17); Jesús, e! que está vivo (1,18), Dios que vive por los siglos (4,9s; 10,6; 15,7).

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