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El triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga,1
cuadro de pintor anónimo, c. 1430-1455, que algunos creen que puede
estar inspirado en un caso de profanación de la hostia que sucedió en Segovia.2
En la parte superior Dios sentado en su trono, acompañado de la Virgen y
San Juan, a cuyos pies emana un río de hostias consagradas. En la parte
inferior, a la izquierda la Iglesia cristiana, encabezada por el papa; a
la derecha la Sinagoga, con un grupo de judíos encabezados por un sumo
sacerdote con los ojos vendados, símbolo de su "ceguera" ante la
naturaleza divina del Nazareno.3
Índice
El antijudaísmo doctrinal
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Escultura de la portada de la Virgen de la catedral de Metz que representa "La Sinagoga" como una mujer con los ojos vendados, dando a entender que los judíos no querían ver la Verdad de que Jesucristo era el Mesías anunciado en la Biblia.
Los Padres de la Iglesia y la Alta Edad Media (siglos IV al XI d.C.)
Cuando en el siglo IV d.C. el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio Romano los judíos perdieron buena parte de sus derechos de ciudadanía otorgada por el emperador Caracalla a principios del siglo III a todos los habitantes del Imperio. Pero los judíos siguiendo la doctrina del padre de la Iglesia San Agustín no fueron perseguidos sino "tolerados" en la acepción original —negativa— del término "tolerar", que significaba aguantar, disimiluar, permitir lo que no es lícito. Como ha señalado Joseph Pérez, "hasta nuestro tiempo [en que el que a la palabra tolerancia se le ha dado una significación nueva y positiva] tolerar ha venido a ser resignarse a una situación que se debería censurar, a un mal que convendría prohibir, pero que, por motivos varios, no hay más remedio que consentir y aguantar".5A los judíos se les aplicaba el trato que se daba a los creyentes de las falsas religiones —"en la Edad Media, cristianos, moros y judíos estaban todos convencidos que su religión era la única verdadera, con la exclusión de las otras, que eran, por lo tanto, consideradas como falsas", recuerda Joseph Pérez— por lo que no se les respetaba ni se les reconocían derechos, sólo se les "toleraba" —en los documentos medievales castellanos se encuentra a veces la expresión referida a los judíos: «deben ser tolerados e sufridos»—.6 "No se les perseguía ni se les expulsaba porque se pensaba que su presencia podía ser útil", afirma Joseph Pérez.7
Desde el punto de vista doctrinal la "utilidad" de la presencia de los judíos en el seno de la sociedad cristiana fue defendida por Agustín de Hipona, frente a otros padres de la Iglesia mucho más beligerantes contra los judíos, como Juan Crisóstomo, quien en sus sermones les adscribe todo tipo de perversiones y los equipara con el demonio.8 Para Agustín, en cambio, la coexistencia con lo judíos era deseable para facilitar su conversión, porque el ejemplo de los cristianos les convencería de su error de no reconocer a Jesucristo como el Mesías.9 Por otro lado, a los judíos también había que admitirlos porque eran los depositarios de la «hebraica veritas» —el Antiguo Testamento, la Torá, que sólo ellos podían leer en su lengua original porque estaba escrita en hebreo y en arameo— y que los cristianos también consideraban materia de fe porque de ella derivaba la "Verdad cristiana" y de esta manera se preservaba el mensaje de Dios.10 Pero que los judíos tuvieran que ser conservados "no significaba que no estuvieran sometidos a un terrible castigo divino como autores de la muerte del Salvador; por eso tenían que vivir dispersos y oprimidos. [...] Se trataba tan sólo de una supervivencia en el tiempo, resto de un pasado condenado a extinguirse, en el tramo final, reconociendo que el Mesías había venido ya y que era precisamente aquel Jesús a quien el Sanedrín condenó".11
La doctrina agustiniana fue la que determinó las normas que debían regir la "tolerancia" con los judíos —en el sentido originario y negativo del término— que quedaron plasmadas en la Constitutio pro iudaeis promulgada por el papa Inocencio III en 1199, en un momento en que la violencia antijudía, que había comenzado con la persecución de los judíos durante la Primera Cruzada cien años antes, se extendía por Europa. En la Constitutio se exhortaba a los príncipes cristianos a proteger a los judíos y sus bienes, y expresamente a evitar los saqueos de sus cementerios y la interrupción violenta de sus ritos y celebraciones. Asimismo se mostraba contraria a la conversión forzosa de los judíos.12 Pero este mismo papa, Inocencio III, sería el que propiciaría el cambio de doctrina respecto de los judíos plasmada en el IV Concilio de Letrán celebrado sólo dieciséis años después.
La Plena Edad Media (siglos XI-XIV): el fin de la "tolerancia"
A partir del siglo XI la relativa benevolencia bajo la que los judíos habían vivido hasta entonces en el Occidente cristiano —con la excepción de la etapa final del reino de los visigodos de Hispania donde el judaísmo estuvo a punto de desaparecer— comenzó a cambiar profundamente. La primera muestra fueron las masacres de judíos por parte de los cruzados que se dirigían a Tierra Santa. Joseph Pérez las relaciona con los motivos escatológicos de la primera cruzada: "Los avances de los turcos parecían anunciar la venida del Anticristo y el fin del mundo; ahora bien, san Pablo (Rom., XI, 15) había dado a entender que los judíos se convertirían cuando llegase el fin de los tiempos; de ahí pudo surgir la idea de que era oportuno acelerar aquel proceso, forzando a los judíos a convertirse, arrinconando y maltratando a los que se resistían".13En el cambio de percepción del lugar que ocupaban los judíos en el seno de la sociedades cristianas tuvieron un especial protagonismo varios eruditos judíos que se convirtieron al cristianismo, entre los que destacó Moisé Sefardí, que cuando en 1106 se convirtió cambió su nombre por el de Pedro Alfonso. Alfonso escribió Dialogus contra judeos (Diálogos contra los judíos), donde por primera vez se utilizan los argumentos de la literatura rabínica, que Pedro Alfonso conocía muy bien, para combatir el judaísmo. En la obra Pedro Alfonso lanza una acusación de enorme trascendencia: los dirigentes judíos sabían que Jesús era Hijo de Dios y la prueba se podía encontraba en el Talmud, el libro sagrado de los hebreos. Pedro Alfonso, pues, demostraba que los judíos eran verdaderamente culpables de deicidio porque cuando condenaron a muerte a Jesús sabían que era Dios. Con esta acusación se cuestionaba la opinión de Agustín de Hipona de que los judíos de Jerusalén actuaron por ignorancia, creencia en la que se había basado la política de "tolerancia" mantenida hasta entonces y cuyo objetivo último era convertir a los judíos en cristianos al mostrarles la Verdad de Jesucristo. Si los judíos ya conocían esa Verdad, entonces no era posible la conversión y por tanto ya no tenía sentido la "tolerancia" hacia ellos.14
El paso decisivo hacia una postura mucho más intransigente hacia los judíos se produjo en el IV Concilio de Letrán convocado por el papa Inocencio III y celebrado en 1215. Tras reiterar la condena hacia los judíos como pueblo deicida, allí se acordaron una serie de medidas discriminatorias para aislarlos de la población cristiana: la obligación de vivir en barrios separados y de portar una señal para poder ser reconocidos inmediatamente; la prohibición absoluta de mantener relaciones sexuales entre judíos y cristianos; la prohibición de que pudieran tener criados o empleados cristianos así como la de ejercer determinadas profesiones —como la de médico de un cristiano— u ocupar puestos que les dieran autoridad sobre cristianos; la prohibición de construir nuevas sinagogas. "El objetivo era acabar cuanto antes con la perfidia de los judíos que se empeñaban en negar lo evidente: que Jesucristo era el Mesías anunciado. Uno de los papeles asignados a las órdenes mendicantes [recién fundadas] fue precisamente la predicación para convencer y convertir a los judíos", afirma Joseph Pérez.15
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Dos judíos alemanes de la baja Edad Media, cada uno portando el Judenhut, sombrero que los identificaba, segregaba y era de uso obligatorio en Alemania desde 1267.
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Grabado en madera de Johann von Armssheim (1483) ilustrando una disputa doctrinaria entre judíos y cristianos.
A los judíos se les obligaba a asistir a las disputas "para que presenciaran la derrota de sus rabinos ante los argumentos de los teólogos cristianos y quedaran así convencidos de que estaban engañados".19 Asimismo se les forzaba a asistir a los sermones de los frailes dominicos que estaban autorizados a darlos en las propias sinagogas y en los que arremetían contra el judaísmo con el fin de convertir a sus oyentes. Pero estos métodos dieron escasos resultados porque la inmensa mayoría de los judíos siguieron fieles a la Ley Mosaica.20
Poco después de la disputa de Barcelona el dominico catalán Raimundo Martí, que tenía amplios conocimientos de árabe y hebreo, publicó un libro que tendría una gran trascendencia sobre la forma como abordaron los cristianos la presencia de los judíos junto a ellos. Su título era Pugio fidei adversos Mauros et Judaeos cuya intención la aclaraba el propio Martí en el prólogo: «Con los libros del Antiguo Testamento que recibieron los judíos, además del Talmud y otros de sus textos auténticos, compondré una obra tal que sea capaz, casi como un puñal, de rasgar a los perseguidores de la fe cristiana y del culto». Como el libro estaba lleno de citas sacadas del Talmud y de los midrachim —interpretaciones y comentarios tradicionales— con su correspondiente traducción al latín, fue profusamente utilizado por todos los autores cristianos que querían mostrar los "errores" del judaísmo.21 El dominico explicaba en su libro que tras la destrucción del Templo de Jerusalén un rabino había pactado con el diablo el fin de los cristianos, por lo que los judíos habían dejado de ser el pueblo elegido por Dios para pasar a ser el pueblo elegido por Lucifer. Con esta conclusión se cerraba el ciclo de coexistencia con los judíos. Éstos ahora "eran tan sólo servidores de Satán que los empleaba para destruir la fe cristiana".22
El antijudaísmo popular
Véase también: Alegatos antisemitas
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Judíos con la discriminatoria insignia amarilla perecen en la hoguera. Miniatura de un manuscrito del siglo XV
El estereotipo del judío creado en la Edad Media
El rasgo más antiguo del estereotipo del judío creado en la Edad Media fue que los judíos eran sucios, cuando en realidad su preocupación por la limpieza era mayor que la de sus vecinos cristianos. Lo que sucedía es que los judíos solían vivir hacinados en los barrios que se les asignaban en las ciudades y cuya densidad de población era muy superior a los espacios cristianos, por lo que allí era difícil conseguir una higiene aceptable. Asociada a la suciedad estaba el prejuicio sobre el mal olor que desprendían, que tenía mucho que ver con sus hábitos culinarios como el uso del ajo.24Los judíos también eran malvados y cómplices de los criminales. Lo que sucedía muchas veces era que los ladrones acudían a los prestamistas judíos entregando el botín como prenda del dinero que les daban, que después no recogían. Asimismo se les caracterizaba como cobardes, pero la realidad era que al privárseles del derecho a portar armas intentaban evitar los problemas. "Cuando viajaban, tenían que contratar el servicio de cristianos armados que les servían de escolta; pero éstos, a menudo, se volvían contra ellos para desvalijarlos. Había que acudir a los tribunales, donde era muy difícil que se comprobasen y castigasen tales delitos. [...] Todo ello contribuía a formar entre los judíos una conciencia específica: era inútil tratar de defenderse ya que el daño sería todavía peor. Debían ocultarse, huir o soslayar tales peligros".25
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Representación de la Judensau en una libro xilográfico (Blockbuch) del siglo XV. Esta imagen antijudía creada en el centro de Europa solía representar figuras humanas con las características típicas de la vestimenta judía, como por ejemplo el sombrero judío, debajo de una puerca mamando de sus ubres, con la misma posición que tienen los lechones. Otros judíos miraban hacia el ano y abrazan y besaban a la cerda. Como imagen, la Judensau pretendía deshumanizar a los judíos.
El historiador Luis Suárez Fernández sintetiza así el estereotipo inventado sobre los judíos en la Edad Media, "una imagen falsa y calumniosa pero que ha durado hasta nuestros días":27
El judío era un ser sucio que huele a ajo, cómplice de ladrones cuyo botín pone el mercado, cobarde, es sobre todo un avaro muy astuto que con sus «sutilezas» envuelve y engaña a los cristianos.
Las calumnias religiosas
El historiador Luis Suárez Fernández agrupa las calumnias religiosas vertidas contra los judíos en la Edad Media en cuatro grandes sectores: propagar epidemias y enfermedades contagiosas para aniquilar a los cristianos; los insultos y las blasfemias contra Jesucristo, la Virgen y los principios de la fe cristiana; la profanación de hostias consagradas; y los crímenes rituales sobre niños cristianos.28La propagación de epidemias y enfermedades contagiosas
Aunque algún médico judío fue acusado de utilizar sus conocimientos para intentar asesinar a su paciente cristiano, la calumnia más difundida era que propagaban epidemias y enfermedades contagiosas para acabar con los cristianos. En 1321 en Francia se difundió el rumor de que los judíos habían contratado a leprosos para que contaminaran las aguas y de esa forma vengarse de las violencias sufridas a manos de los pastorcillos. Asimismo cuando se veía a un judío bañándose en un río inmediatamente se pensaba que lo que estaba haciendo era envenenar sus aguas. Estas acusaciones alcanzaron su clímax cuando la Peste Negra asoló Europa a partir de 1348. Así en muchos lugares las juderías fueron asaltadas por sus atemorizados y enfurecidos vecinos cristianos que creían que eran los judíos los que habían propagado la peste.29Los insultos y las blasfemias contra Jesucristo, la Virgen y la fe cristiana
Aunque algún judío podía haber sido sorprendido blasfemando esta conducta se atribuía a todos los judíos. De ahí la difusión de la leyenda del judío errante que relataba la condena impuesta por Dios de vagar eternamente a un judío que había insultado a Jesucristo en el camino hacia el Calvario.28 Pero en ocasiones lo que ocurría era que los cristianos malinterpretaban fiestas judías, como la del Purim (muerte de Aman, el malvado que recoge el Libro de Ester) que creían que era una burla de la Crucifixión. Así cuando los judíos la celebraban en Castilla los niños cristianos hacían sonar las carracas para ahogar los gritos de Aman —una costumbre que pasó a las procesiones de Semana Santa—.30La profanación de hostias consagradas
Vidriera de la profanación de las hostias por los judíos en 1370, en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas.
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Segunda escena del Corpus Domini predella (la hostia profanada) de Paolo Ucello
(siglo XV) que muestra a una familia judía que mira aterrorizada como
los soldados intentan tirar abajo la puerta para rescatar la hostia
consagrada
El dominico catalán Raimundo Martí en su famosa obra antijudía Pugio fidei... atribuía esta conducta a la intervención del diablo que les habría enseñado a los judíos —sus discípulos predilectos, según Martini— que en la hostia consagrada estaba presente el cuerpo de Cristo.22
Los asesinatos rituales de niños cristianos
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Historia de San Simón de Trento según la Crónica del Mundo de Hartmann Schedel (1493). Según la acusación el niño fue raptado y asesinado ritualmente por un grupo de judíos, que fueron condenados a muerte.
En el código castellano de las Partidas también se recoge este libelo de sangre antijudío:35
Oyemos decir que en algunos logares los judíos ficieron et facen el día de Viernes Santo remembranza de la pasión... furtando los niños et poniéndolos en la cruz e faciendo imágenes de cera et crucificándolas, quando los niños non pueden haverEn la Corona de Castilla hubo varios casos de supuestos asesinatos rituales de niños perpetrados por judíos, pero el más famoso fue el del Santo Niño de La Guardia que tuvo lugar en 1491, un año antes de la expulsión de los judíos de España.36
La relación entre el antijudaísmo cristiano y el antisemitismo contemporáneo
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Cuadro de finales del siglo XIX que representa la matanza de judíos de Estrasburgo en 1349
Después de 1945, uno de los judíos supervivientes del Holocausto, el historiador francés Jules Isaac, cuya esposa e hija fueron asesinadas en un campo de exterminio, se propuso averiguar cuáles eran los orígenes históricos del antisemitismo europeo contemporáneo. El resultado de sus investigaciones las publicó en tres libros: Jésus et Israël (1948), Genèse de l'antisémitisme (1956) y L'Enseignement du mépris (1962). Isaac encontró la raíz del antisemitismo contemporáneo en la "pedagogía del desprecio" (título de su último libro) hacia los judíos practicada por la Iglesia durante siglos al presentar a los judíos como unos malvados y unos criminales, como el pueblo deicida que condenó a Jesús, ocultando el hecho de que fueron unos judíos —los que formaban el Sanedrín—, no los judíos, los que lo sentenciaron a muerte. De esa forma, según Isaac, el antijudaísmo cristiano, fundamentalmente medieval, preparó el terreno para la gran tragedia del siglo XX. En la página final de su Jesús et Israël resume su alegato: los nazis fueron los responsables del exterminio de los judíos, pero se trata de una responsabilidad derivada «que ha venido a injertarse, como el más tétrico parásito, en una tradición secular, una tradición cristiana».37
Isaac se entrevistó con los papas Pío XII y Juan XXIII y logró convencer a este último, como a otros muchos católicos —no a todos— de la responsabilidad de la Iglesia Católica. La primera respuesta fue la orden de Juan XXIII del 21 de marzo de 1959 por la que se prohibió el rezo del Oremus pro perfidis Judaeis en las iglesias de Roma, que poco después se extendió a todo el orbe católico. El paso definitivo se dio en el Concilio Vaticano II (1962-1965) cuando se aprobó el 28 de octubre de 1965 la declaración Nostra Aetate sobre las relaciones con las religiones no cristianas, y concretamente con el judaísmo.38
Referencias
- Pedro de Madrazo, "El triunfo de la Iglesia sobre la Sinagoga, cuadro en tabla del siglo XV atribuido a Jan van Eyck", Museo Español de Antigüedades 4, Madrid, 1875, p. 39 (The Fountain of Life, accedido 24 de noviembre de 2013).
- Josua Bruyn, "A Puzzling Picture at Oberlin: The Fountain of Life", Allen Memorial Art Museum Bulletin, 1958, pp. 4-17 (Spanish Fountain of Life).
- Para un análisis de este último aspecto, precedido por e indudablemente ligado a la alegoría eclesiástica denominada "Sinagoga", véanse los textos desarrollados por Bart Fransen ("Jan van Eyck y España", Anales de Historia del Arte, vol. 22, número especial, 2012, pp. 39-58) y Mariano Akerman (Texto de disertación presentada en Buenos Aires en octubre de 2013; Documenta: Sinagoga—la llave del enigma, 3 de noviembre de 2013).
- Pérez, Joseph (2009). pp. 87–90. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 48. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 38. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 49. Falta el
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(ayuda) - Romero, Elena; Macías, Uriel (2005). p. 24. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 18. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis
(2012). pp. 55–56. «De acuerdo con el pensamiento de los teólogos del
siglo XII, en la Torah estaba la raíz primera del cristianismo y también
la demostración de que la Promesa se había cumplido. [...] Los hebreos
podían considerarse fieles custodios del texto fidedigno de la Biblia;
era a este texto al que se calificaba de hebraica veritas en la escolástica cristiana. A él podía acudirse para rectificar los errores en la traducción al griego o al latín» Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 56. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). pp. 22–23. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 91. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 95–96. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 92. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 92–93. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 94–95. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 96. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 100–101. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 101. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 97. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 53. Falta el
|título=
(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 101. Falta el
|título=
(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 39. Falta el
|título=
(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). pp. 40–41. Falta el
|título=
(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). pp. 41–42. Falta el
|título=
(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 48. Falta el
|título=
(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 49. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). pp. 49–50. «Aunque el papa Clemente VI,
residiendo en Aviñón, salió al paso de esta calumnia [que los judíos
hubieran traído la peste] diciendo que era una mentira inspirada por el
diablo que de este modo se servía de los pecados de los hombres, casi
nadie le creyó» Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). pp. 51–52. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 102. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 102–103. Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis
(2012). p. 50. «La acusación reviste en este caso un carácter muy
singular; los cristianos habían olvidado que una acusación muy semejante
se había formulado contra ellos en los primeros años de expansión de la
Iglesia» Falta el
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(ayuda) - Suárez Fernández, Luis (2012). p. 51. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 103. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 103–104. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). p. 89. Falta el
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(ayuda) - Pérez, Joseph (2009). pp. 89–90. Falta el
|título=
(ayuda)
Bibliografía
- Pérez, Joseph (2009) [2005]. Los judíos en España. Madrid: Marcial Pons. ISBN 84-96467-03-1.
- Romero, Elena; Macías, Uriel (2005). Los judíos de Europa. Un legado de 2.000 años. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-5849-9.
- Suárez Fernández, Luis (2012). La expulsión de los judíos. Un problema europeo. Barcelona: Ariel. ISBN 978-84-344-0025-2.
Por que tengo que creer QUE DURANTE DOS MIL AÑOS LA IGLESIA ESTUVO EQUIVOCADA Y QUE SON LAS LUMINARIAS POST CONCILIO VATICUEVA II LAS QUE TIENEN LA RAZON RESPECTO DE LOS JUDEN, y sobre todo un papa-minúscula intencional.- avalado POR MASONES como JUAN XXIII???? LA DOCTRINA SOBRE LOS JUDEN DE LOS POST VATICUEVA II CONTRADICE EL MAGISTERIO BIMILENARIO DE LA IGLESIA Y DE LOS SANTOS PADRES...¿POR QUE TENDERIA QUE ACEPTARLA?
ResponderEliminarESPERO QUE NO CENSUREN LOS COMENTARIOS. LA VATICUEVA II HABLO DE LA LIBERTAD DE EXPRESIONH
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