Un grupo de
teólogos anglicanos y católicos se reunió en Malinas entre los años 1921 y 1925
bajo la presidencia del cardenal D. J. Mercier. Los encuentros, aunque no
oficiales, contaban con la aprobación eclesiástica. La iniciativa fue de lord
Halifax (1839-1934), quien ya había entablado conversaciones teológicas en Roma
(1894-1896), que terminaron con la Apostolicae curae (>Órdenes
anglicanas). Destacaban, por parte anglicana, J. A. Robinson, W. H. Frere y C.
Gore; y por parte católica, J. E. van Roey, F. Portal y P. Battifol. Hubo
ciertas áreas de coincidencia: el papa tiene una primacía honorífica; en la
eucaristía se reciben realmente el cuerpo y la sangre de Cristo; la
misa es un verdadero sacrificio, pero de un
modo místico; el episcopado es de derecho divino.
El ala más protestante de la comunión anglicana (>Anglicanismo) desconfiaba de
las conversaciones, mientras que por parte de Roma la encíclica
Mortalium animos (1928) (>Ecumenismo e
Iglesia católica) resultó ser un golpe mortal para tales esfuerzos. Las
conversaciones pusieron de relieve, sin embargo, para los teólogos católicos, el
lado católico del anglicanismo, fomentando el respeto e interés mutuos entre
ambas comuniones; ejemplo de ello puede ser la posición especial reconocida a la
comunión anglicana por el Vaticano II (UR 13).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.