jueves, 26 de febrero de 2015

CRÍTICA TEXTUAL

Quizás no haya ninguna disciplina de la ciencia bíblica tan sujeta a continuos cambios como la crítica textual, que de hecho representa su nivel fundamental, sin el cual no es posible hablar de hermenéutica, de exégesis de los textos, de historia e incluso de teología bíblica. Además, puesto que no ha llegado hasta nosotros ningún texto original de los libros contenidos en la sagrada Escritura y - , por otro lado, debido al número considerable de testimonios para cada uno de los textos, quizás la crítica textual bíblica sea uno de los análisis textuales más complejos relativos a la literatura clásica. En efecto, esta disciplina se propone valorar el grado de consideración del texto bíblico, tal como ocurre con cualquier otro texto literario que, a su vez, se convierte en la comunicación concreta de un mensaje. Por tanto, para introducir el tema, podemos afirmar que la crítica textual no constituye una disciplina de segundo orden, ni siquiera una disciplina previa, sino el punto mismo de partida de cualquier estudio bíblico.
Así pues, puesto que la crítica textual se propone establecer el texto bíblico más seguro o consistente, procede entre dos polos principales : el polo «ideal» y el «real». La finalidad ideal o teórica de la crítica textual consiste en recuperar el texto bíblico original; pero, de hecho, el texto ha llegado hasta nosotros con numerosas variantes en el proceso de transcripción. Por eso, el proyecto real consiste en reconstruir, mediante la confrontación de los testigos, el texto más cercano a un hipotético original.
Cuando los autores se proponen trazar una historia de la critica textual bíblica, empiezan generalmente con Erasmo de Rotterdam (1469-1536). No hay que desconocer, sin embargo, la importancia de las aportaciones anteriores que hicieron posible la canonización de esta disciplina. Así, por ejemplo, la 6jaci6n de la consonantización del texto hebreo, por obra de los rabinos del siglo 11 d.C., signi6có una notable aportación para la crítica textual del Antiguo Testamento. El paralelo de esta aportación es la vocalización del mismo texto hebreo por obra de los masoretas (siglo IX d.C.). Además, la crítica textual recibió una notable ayuda, en la época patrística, con la versi6n «hexaplar» de Orígenes (s. 111 d.C.) y con la recensión de la Vetus Latina hecha por san Jerónimo, que signi6c6 de hecho el nacimiento de su Vulgata. Sin embargo, sólo la moderna crítica textual ha determinado un perfeccionamiento progresivo de la metodología, tanto en lo que se refiere al Antiguo Testamento, que nos ha llegado en la doble recensión del texto masorético y de los Setenta, como al Nuevo Testamento griego. Así pues, L. Cappellus (s. XVII) es considerado como el verdadero iniciador de la moderna crítica textual del Antiguo Testamento, mientras que para el Nuevo Testamento la paternidad crítica suele atribuirse a R. Simon (1638-1i12). Merecen mención especial las aportaciones sucesivas de K. Lachman (1793-1851), C. von Tischendorf (1815-18i4), B. F. Westcott (1852-1901), F J A. Hort (1828-1892), H. von Soden (18521914) y F. Delitzsch (1850-1922). En el s. xx hay que señalar sobre todo las dos ediciones críticas del texto masorético: la de R. Kittel - P. Kahle y la de K. Elliger - W. Rudolph. Para los Setenta la edici6n monográfica de Gotinga es sin duda la más completa; sin embargo, también la edici6n sintética, para uso didáctico, dirigida por A. Rahlfs, está bien lograda. Finalmente, para el Nuevo Testamento, quizás actualmente la edición de E. Nestle y B. Aland resulta la más completa tanto respecto a la de A. Merk como a la edición que surgió de la colaboración de K. Aland, M. Black, C. M. Martini, B. M. Metzger y B. M. Wikgren. Ouizás no sea un error considerar al mismo s. xx como el período de oro de esta disciplina, sobre todo debido a los descubrimientos procedentes de la comunidad de Oumrán, del Wadi Murabba'at y de la fortaleza de Massada.
Desde el punto de vista metodológico, la crítica textual bíblica se divide en dos ámbitos fundamentales: la crítica textual externa, conocida también como «baja», y la crítica textual interna o «alta». Dé hecho, la primera fase de la crítica textual está representada por la confrontación de los testimonios que nos han llegado, a fin de establecer el texto bíblico más probable o «autorizado». Para ello, el análisis de los diversos códices ocupa el espacio principal de la crítica textual externa: durante esa fase los testimonios se agrupan en familias que a su vez se disponen según auténticos «árboles genealógicos» El segundo ámbito de la crítica textual se refiere a la crítica textual interna, es decir, a la valoración de las lecciones variantes dentro del propio contexto literario. Más aún, se puede afirmar que la simple crítica textual externa no resulta suficiente para la determinación del texto más probable; se necesita la veri6cación de la crítica textual interna. Para ello, en la historia de esta disciplina, se han codi6cado. a partir de J. J Griesbach (s. XVIII), Clertas reglas que permiten utilizar con fruto los resultados que se derivan del cotejo de testimonios:
- lectio brevior praeferenda est. Debe preferirse generalmente la lección variante que, en el cotejo de los testimonios, se presenta como la más breve;
- lectio difficilior praeferenda est : cuanto más difícil es una lección variante, tanto más probable resulta, va que está más cerca del original, dados los probables intentos de simplificaci6n para hacer un texto más claro;
- lectio principalis praeferenda est: la lección que, en una o varias familias de códices, motive a las demás, debe considerarse la más fiable, va que es más fácil explicar las otras lecciones a partir de ésta que al revés;
- lectio dissimilis praeferenda est: esta regla se refiere a dos o más pasajes que tratan el mismo suceso; la lección que no concuerda con un pasaje paralelo debe preferirse a la que corresponde mejor, dada la tendencia de los copistas a armonizar más de la cuenta.
Estas reglas de crítica textual no siempre han de utilizarse de forma mecánica. Esto significa que, aunque la crítica textual se considera como la disciplina bíblica más objetiva o aséptica, sigue valiendo también para ella el horizonte literario y teológico en el que se coloca también ella.
A. Pitta
 
Bibl.: AA. VV , La Biblia en su entorno Verbo Divino, Estella 21992, 433-537. H. Cazelles - P. Grelot. Las reglas de crítica racional, en A. Robert - A, Feuillet (eds.), Introducción a la Biblia, 1, Herder Barcelona 1967, 91-178.

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