jueves, 26 de febrero de 2015

THEOLOGIA CRUCIS

sta expresión tiene su fundamento bíblico sobre todo en la teología de san Pablo, en cuyo centro está el evangelio de Cristo crucificado (cf. 1 Cor 2,1-5). El epistolario paulino está lleno de alusiones y de apelaciones explícitas al misterio de la cruz. Pero, al parecer, esta expresión en cuanto tal debe atribuirse a Lutero, que la habría acuñado en la época de la defensa de las Tesis de Heidelberg (1518). Expresa la idea fundamental de Lutero y constituye el germen de toda la teología luterana. Para él la teología de la cruz es la característica misma del mensaje cristiano y la síntesis de su absoluta originalidad. Al mismo tiempo es un método teológico, una forma de situarse delante de Dios y de su revelación paradójica en el Verbo de la cruz (cf. 1 Cor 1,18). Entendida en el sentido de una actitud de fe ante el misterio objetivo de la salvación y su actuación histórica subjetiva, la Theologia crucis es: a} un conocimiento revelado, no filosófico o natural; b} indirecto, o por mediación, no inmediato o por evidencia; c} basado en el misterio de la cruz y sus reflejos existenciales, no en la naturaleza y sus obras; cl} ligado a la paradoja de la " contraria species", del "opus proprium et alienum" del "Deus absconditus-revelatus" del "Deus nudus et indutus" está ligado a la encarnación de Dios, es decir, no al Dios-objeto o "cosificado" de la metafísica" (B. Gherardini). Vinculada a la experiencia histórica de Lutero, la Theologia crucis en la fase inmediata posluterana y a continuación perdió, al menos formalmente, aquel carácter eminente y central que había tenido en Lutero, sin embargo, sus tesis fundamentales están presentes en Calvino y en los escritos simbólicos de la Iglesia luterana. Desaparecido del horizonte de la teología liberal, el tema reaparece con vigor en la reflexión teológica de K. Barth, que presentó una teología de la cruz substancialmente en línea con la de Lutero. La sagrada Escritura, la revelación, la Palabra de Dios, Jesucristo, son todas ellas las formas que asume Dios para revelarse y al mismo tiempo esconderse: una palabra humana revela y vela la Palabra de Dios; una criatura bajo la cual y en la cual Dios esconde su majestad, un conjunto de realidades en las cuales Dios se abaja para llevar a cabo su obra de salvación; la humanidad del Verbo encarnado, que al mismo tiempo es velo y revelación de la Dei loquentis persona.
Al nombre de Barth hay que añadir el de J Moltmann. Su teología de la cruz está contenida en El Dios crucificado. Si en su obra anterior sobre la teología de la esperanza se remitía a la resurrección del Crucificado, ahora su mirada se dirige a la cruz del Resucitado. Moltmann intenta comprender la encarnación de ese futuro que se había anticipado en el resucitado, y lo hace mediante la historia de la pasión de Cristo leída en la historia de la pasión del mundo. También como en Lutero, para Moltmann los fracasos humanos son un preludio de la victoria de Dios; pero, en correspondencia con la sensibilidad contemporánea, añade más expresamente a ello la idea de la contestación, en la Cruz, de todas las estructuras injustas y opresivas del hombre.
Una forma ulterior de "teología de la cruz", se expresa a través de la expresión «teología del dolor de Dios", difundida en Occidente con la traducción de la obra homónima de K. Kitamori (1958). Dios es amor, pero amor «envolvente", en virtud del cual la realidad rota del hombre es restaurada por completo, su ser es redimido, su dolor desaparece, sus heridas quedan sanadas: "La voluntad de Dios de amar al objeto de su ira: eso es el dolor de Dios».
La teología de la cruz no ha dejado de influir en la teología católica. En particular se han repasado en su perspectiva algunos temas característicos de la tradición occidental, como la inmutabilidad y la impasibilidad de Dios. En esta línea han reflexionado K. Rahner, H. Mühlen, H. Küng. En particular, este tema se ha desarrollado en clave trinitaria. En este terreno vale la pena señalar las aportaciones de H. U. von Balthasar, nuevamente de J Moltmann, de E. Jüngel y de N. Hoffmann.
Siempre en el ámbito de la teología católica se dio un impulso a la reflexión sobre este tema con la celebración de un Congreso internacional sobre la teología de la cruz. El tema se estudiaba desde diversos aspectos: trinitario, cristológico, antropológico, eclesiológico y ecuménico. Mirando fuera de la fe cristiana, pero de especial interés para la perspectiva bíblica veterotestamentaria, merece una alusión el tema del pathos de Dios, puesto de relieve en el anuncio profético, sobre el que ha escrito el judío A. Heschel.
M. Semeraro
Bibl.: J Moltmann. El Dios crucificado, Sígueme, Salamanca 1975; E, JUngel, Dios como misterio del mundo, Sígueme, Salamanca 1984; H, U. von Balthasar El misterio pascual, en MS, 11112, 143-330; A. Ortiz, La teología de la cruz en la teología de hoy, en AA. W , Teología de la cruz, Sígueme, Salamanca 1979, 9-19: K. Kitamori, Teología del dolor de Dios. Sígueme, Salamanca 1975.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.