sta
expresión tiene su fundamento bíblico sobre todo en la teología de san Pablo,
en cuyo centro está el evangelio de Cristo crucificado (cf. 1 Cor 2,1-5). El
epistolario paulino está lleno de alusiones y de apelaciones explícitas al
misterio de la cruz. Pero, al parecer, esta expresión en cuanto tal debe
atribuirse a Lutero, que la habría acuñado en la época de la defensa de las
Tesis de Heidelberg (1518). Expresa la idea fundamental de Lutero y constituye
el germen de toda la teología luterana. Para él la teología de la cruz es la
característica misma del mensaje cristiano y la síntesis de su absoluta
originalidad. Al mismo tiempo es un método teológico, una forma de situarse
delante de Dios y de su revelación paradójica en el Verbo de la cruz (cf. 1
Cor 1,18). Entendida en el sentido de una actitud de fe ante el misterio
objetivo de la salvación y su actuación histórica subjetiva, la Theologia
crucis es: a} un conocimiento revelado, no filosófico o natural; b} indirecto,
o por mediación, no inmediato o por evidencia; c} basado en el misterio de la
cruz y sus reflejos existenciales, no en la naturaleza y sus obras; cl} ligado a
la paradoja de la " contraria species", del "opus proprium et
alienum" del "Deus absconditus-revelatus" del "Deus nudus et
indutus" está ligado a la encarnación de Dios, es decir, no al Dios-objeto o
"cosificado" de la metafísica" (B. Gherardini). Vinculada a la
experiencia histórica de Lutero, la Theologia crucis en la fase inmediata
posluterana y a continuación perdió, al menos formalmente, aquel carácter
eminente y central que había tenido en Lutero, sin embargo, sus tesis
fundamentales están presentes en Calvino y en los escritos simbólicos de la
Iglesia luterana. Desaparecido del horizonte de la teología liberal, el tema
reaparece con vigor en la reflexión teológica de K. Barth,
que presentó una teología de la cruz substancialmente en línea con la de
Lutero. La sagrada Escritura, la revelación, la Palabra de Dios, Jesucristo,
son todas ellas las formas que asume Dios para revelarse y al mismo tiempo
esconderse: una palabra humana revela y vela la Palabra de Dios; una criatura
bajo la cual y en la cual Dios esconde su majestad, un conjunto de realidades en
las cuales Dios se abaja para llevar a cabo su obra de salvación; la humanidad
del Verbo encarnado, que al mismo tiempo es velo y revelación de la Dei
loquentis persona.
Al
nombre de Barth hay que añadir el de J Moltmann. Su teología de la cruz está
contenida en El Dios crucificado. Si en su obra anterior sobre la teología de
la esperanza se remitía a la resurrección del Crucificado, ahora su mirada se
dirige a la cruz del Resucitado. Moltmann intenta comprender la encarnación de
ese futuro que se había anticipado en el resucitado, y lo hace mediante la
historia de la pasión de Cristo leída en la historia de la pasión del mundo.
También como en Lutero, para Moltmann los fracasos humanos son un preludio de
la victoria de Dios; pero,
en correspondencia con la sensibilidad contemporánea, añade más expresamente
a ello la idea de la contestación, en la Cruz, de todas las estructuras
injustas y opresivas del hombre.
Una
forma ulterior de "teología de la cruz", se expresa a través de la
expresión «teología del dolor de Dios", difundida en Occidente con la
traducción de la obra homónima de K. Kitamori (1958). Dios es amor, pero amor
«envolvente", en virtud del cual la realidad rota del hombre es restaurada
por completo, su ser es redimido, su dolor desaparece, sus heridas quedan
sanadas: "La voluntad de Dios de amar al objeto de su ira: eso es el dolor
de Dios».
La
teología de la cruz no ha dejado de influir en la teología católica. En
particular se han repasado en su perspectiva algunos temas característicos de
la tradición occidental, como la inmutabilidad y la impasibilidad de Dios. En
esta línea han reflexionado K. Rahner, H. Mühlen, H. Küng. En particular, este
tema se ha desarrollado en clave trinitaria. En este terreno vale la pena
señalar las aportaciones de H. U. von Balthasar, nuevamente de J Moltmann, de
E. Jüngel y de N. Hoffmann.
Siempre
en el ámbito de la teología católica se dio un impulso a la reflexión sobre
este tema con la celebración de un Congreso internacional sobre la teología de
la cruz. El tema se estudiaba desde diversos aspectos: trinitario,
cristológico, antropológico, eclesiológico y ecuménico. Mirando fuera de la
fe cristiana, pero de especial interés para la perspectiva bíblica
veterotestamentaria, merece una alusión el tema del pathos de Dios, puesto de
relieve en el anuncio profético, sobre el que ha escrito el judío A. Heschel.
M.
Semeraro
Bibl.:
J Moltmann. El Dios crucificado, Sígueme, Salamanca 1975; E, JUngel, Dios como
misterio del mundo, Sígueme, Salamanca 1984; H, U. von Balthasar El misterio
pascual, en MS, 11112, 143-330; A. Ortiz, La teología de la cruz en la
teología de hoy, en AA. W , Teología de la cruz, Sígueme, Salamanca 1979,
9-19: K. Kitamori, Teología del dolor de Dios. Sígueme, Salamanca 1975.
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