Según muchos eruditos del islam, los fieles varones recibirán en el paraíso ese número de doncellas; las mujeres, en cambio, recibirán un solo hombre «con el que estarán satisfechas»
Un paraíso especial espera tras la muerte a quienes hayan
dado su vida por Alá en el combate de la yihad, la guerra santa. Esta
promesa explica en parte el éxito del reclutamiento de radicales por
parte del Estado Islámico (EI)
en los círculos más fundamentalistas del mundo musulmán. Y también el
carácter arrollador de su ofensiva militar en Irak. Los combatientes del
EI no temen la muerte porque muchos están convencidos del edén que les aguarda si caen bajo la insignia negra del autoproclamado califato.
Desde el siglo X hasta nuestros días, la doctrina
tradicional de gran parte de los eruditos musulmanes coincide en señalar
que Dios bendecirá de modo especial a los «mártires de la yihad» con
siete señales o recompensas. Una de ellas es la concesión a los varones de 72 mujeres vírgenes («huríes»). Las mujeres, en cambio, recibirán en el paraíso un solo hombre «con el que estarán satisfechas».
En diversas colecciones de hadiz -relaciones
de dichos y hechos del profeta Mahoma tal como fueron recogidos por sus
discípulos- la figura de las vírgenes entregadas como recompensa a los
justos tiene siempre claros perfiles sensuales y
en ocasiones hasta eróticos. Los autores fundamentan sus promesas en
textos del Corán. Una cita muy conocida describe el carácter voluptuoso
de las huríes («Ciertamente para los justos habrá un cumplimiento de los
deseos (del corazón); jardines encerrados y vides y mujeres voluptuosas
de la misma edad». Corán, 78: 31-33). Otra sura subraya su estado
virginal (Corán 55: 72-74). Otra, en fin, sus grandes y amorosos ojos
(Corán 44: 54). A diferencia de la interpretación posterior dada por los
hadiz, el Corán no especifica el número de doncellas que recibirá cada
varón justo, ni limita esa recompensa a los combatientes de la yihad;
pero no deja lugar a dudas sobre la entrega de muchas esposas vírgenes a
los varones.
Algunos exégetas occidentales, que temen que este aspecto del islam dificulte el «diálogo de civilizaciones»,
optan por una versión metafórica de la presencia de vírgenes junto a
los varones llegados al paraíso. Señalan, además, que en la iconografía
cristiana también se representan alas y arpas en el cielo junto a los
santos. Pero las escrituras sagradas son claras. No cabe en ellas
ninguna ambigüedad sobre el carácter exclusivamente espiritual de la
felicidad en el más allá, «porque en la resurrección ni se casarán ni se
darán en casamiento, sino que serán como ángeles de Dios en el cielo»
(Mateo 22:30).
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.