sábado, 2 de junio de 2012

ELIFAZ.

El GÉNESIS cita a un Elifaz ("Dios es la fuerza"), hijo de Esaú y de su esposa hitita Adá (Gn 36,4 y 10). En su descendencia inmediata figura Temán; ese nombre es el de un clan de Edom y el del territorio que ocupa (Gn 36,11 y 15).

Del Elifaz mejor personalizado que aparece en el libro de JOB, entre los tres amigos del santo varón que acuden a él para "condolerse y consolarle" en su desgracia, se dice precisamente que es "de Temán (Jb 2,11)". Sus tres discursos (Jb 4-5,15 y 22) revelan un sabio anciano, sensible a los presentimientos o a los sueños (cf. Jb 4,12-16), de rica experiencia (ej.: Jb 4,8; 5,3; 15,17), sin ilusión sobre la virtud de los hombres (Jb 4,17-19; 15,14-16) pero persuadido de su "utilidad" para quienes la practican (ej.: Jb 22,2 y 19-28), ligado a los modos de pensar tradicionales sobre la justicia divina que no castiga más que a los culpables (cf. Jb 4,7-9), y por lo demás muy bien educado, incluso cuando emplea términos duros para invitar a Job a considerar sus propias faltas (ej.: Jb 15,4-13; 22,5-13). Si es desventurado acepta la prueba, encontrará la serenidad y la salvación (Jb 5,17-27); la mano del Todopoderoso que golpea es también la que cura.

Con todo, Yahvé se dirige a Elifaz para reprochar a los tres oradores el no haber "hablado bien" de él (Jb 42,7), mientras que Job mismo termina por hacerlo.

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