lunes, 25 de junio de 2012

HERACLES.

Hércules y la Hidra, por Antonio Pollaiuolo.
Heracles[1] o Héracles[2] (en griego antiguo Ἡρακλῆς, Hēraklēs, del nombre de la diosa Hēra, y kleos: ‘gloria’ es decir ‘gloria de Hera’[3] [4] ) es un héroe de la mitología griega. Era considerado hijo de Zeus y Alcmena, una reina mortal, hijo adoptivo de Anfitrión y nieto de Perseo por la línea materna.[5] Recibió al nacer el nombre de Alceo o Alcides, en honor a su abuelo Alceo (Ἀλκαῖος, Alkaios);[6] si bien esta misma palabra evoca la idea de fortaleza (griego άλκή). Fue en su edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para indicar su condición de servidor de la diosa Hera.[7] En Roma, así como en Europa Occidental, es más conocido como Hércules y algunos emperadores romanos ―entre ellos Cómodo y Maximiano― se identificaron con su figura.

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[editar] Heracles en la mitología griega

Se trata del más célebre de los héroes griegos, el paradigma de la virilidad y el adalid del orden olímpico contra los monstruos ctónicos. Su extraordinaria fuerza es el principal de sus atributos, pero también lo son el coraje, el orgullo, cierto candor y un formidable vigor sexual.[8] Se le considera el ancestro de los Reyes de Esparta (de este modo estos caudillos dorios se legitimaban como aqueos[9] ) y la influencia de esta polis en la Grecia Arcaica y Clásica fue una de las razones de la difusión de su leyenda y su culto,[10] haciendo de Heracles el héroe dorio por excelencia.[11]
Abundan los relatos mitológicos sobre él, y los más famosos son los doce trabajos. Las historias de las cuales es protagonista forman un ciclo que se desarrolló constantemente durante toda la Antigüedad, motivo por el cual es difícil hacer una exposición cronológica o siquiera coherente de las mismas. El historiador francés Pierre Grimal en su Diccionario de mitología griega y romana, propone clasificarlas en tres categorías, a saber:
1) El ciclo de los Doce Trabajos.
2) Las hazañas independientes de los mismos.
3) Las aventuras secundarias ocurridas durante la realización de los trabajos.
Como marco de los tres ciclos aparecen los relatos de su nacimiento y de su muerte y apoteosis, relativamente invariables en las diversas fuentes.[12]
Las menciones más antiguas de Heracles aparecen en las obras de Homero[13] y Hesíodo,[14] pero relatos más o menos completos de sus aventuras son las obras de Psino de Lindos (natural de Rodas, y, por lo demás, desconocido),[15] Pisandro de Cámiros (otro poeta rodio, fl. ca. 640 a. C.),[16] [17] y Paniasis de Halicarnaso (siglo V a. C.) autor de una obra titulada Heraclea.[18] Todas estas obras, con excepción de unas pocas citas fragmentarias, se han perdido.
Los poetas posteriores, sus comentaristas y, por último, los mitógrafos de la época helenística son, en la actualidad, las únicas fuentes escritas sobrevivientes que relatan las hazañas de Heracles. Un auxiliar importante para el estudio de las mismas es la iconografía, muy abundante, que recoge los principales episodios de las leyendas. Iconografía que se prolonga desde la época arcaica hasta la moderna. Como muestra baste señalar el friso del templo de Apolo en Delfos[19] y la colección del Museo del Prado.[20]

[editar] Heracles en otras mitologías

Las historias y el culto de Heracles se difundieron en cada sitio donde se establecieron los griegos; en muchos casos el héroe fue incorporado a otras mitologías o bien se lo identificó con algún personaje mítico anterior. Entre los etruscos, sumamente receptivos ante la mitología helénica, Heracles se convirtió en Hercle, hijo de Tinia y de Uni. A través de esta personificación los latinos desarrollaron la figura de Hércules. En la mitología de Roma, Hércules se identifica por completo con el Heracles griego y solo se le añaden algunos episodios a sus aventuras destinados a relacionarlo con Italia y el Lacio. En otros casos, los propios griegos equipararon con Hércules a los seres míticos de otras culturas; así sucedió con el dios fenicio Melkart, las divinidades egipcias Jonsu y Herishef o el celta Ogmios. En ocasiones estos otros Heracles fueron caracterizados con epítetos distintivos como Heracles tirio, Heracles tasio (de Tasos), Heracles de Canobo o Heracles dáctilo.[21] Este hecho llevó a historiadores y filósofos a especular sobre la existencia de diferentes Heracles a lo largo de la historia, siendo el hijo de Alcmena el último de ellos y meramente un héroe.[22]

[editar] Nacimiento e infancia

Un elemento principal de las conocidas tragedias que giran en torno a Heracles proviene del odio que la diosa Hera, esposa de Zeus, le tenía. Heracles era hijo de Zeus y Alcmena, y por tanto su mera existencia demostraba al menos una de las muchas infidelidades de aquél. Como venganza por éstas, Hera conspiraba a menudo contra la descendencia mortal de Zeus.
Zeus yació con Alcmena tras adoptar la apariencia del marido de ésta, Anfitrión de Tebas, que había dejado su hogar para ir a la guerra contra Atenas. Anfitrión volvió más tarde esa misma noche, y Alcmena quedó embarazada de gemelos.
En la noche en que los gemelos nacieron, Hera, conociendo el adulterio de su marido, logró convencer a Zeus de que prestara un juramento según el cual el niño que naciera aquella noche a un miembro de la casa de Perseo sería un gran rey.
Una vez Zeus hubo jurado, Hera corrió a la casa de Alcmena y ralentizó el parto sentándose con las piernas cruzadas y las ropas atadas con nudos. Al mismo tiempo, provocó que su primo Euristeo naciese prematuramente, haciendo así que fuese rey en lugar de Heracles. Habría retrasado permanentemente el nacimiento de Heracles si no hubiese sido engañada por Galantis, su criada, quien le dijo que ya había asistido al niño en el parto. Tras oírlo, Hera saltó sorprendida, desatando así los nudos y permitiendo que Alcmena diese a luz. Uno de los niños, Ificles, era mortal, mientras el otro era el semidiós Heracles.
Otra versión cuenta que Hera retrasó el parto haciendo que Ilitía se sentase en la mencionada posición y que fue Galantis la que engañó a la diosa. Hera transformó a Galantis en comadreja y la obligó a dar a luz poniendo huevos por la boca.
Heracles fue nombrado así en un intento fallido por aplacar a Hera. Unos pocos meses después de su nacimiento, Hera envió dos serpientes a matarlo mientras dormía en su cuna. Heracles estranguló una serpiente con cada mano y fue hallado por su niñera jugando con sus cuerpos exangües como si fueran unos insignificantes juguetes.
Una versión del origen de la Vía Láctea es que Zeus engañó a Hera para que amamantase al infante Heracles. Al descubrir quién era, lo apartó de su pecho y un chorro de su leche formó la mancha que cruza el cielo y que puede verse en él desde entonces (se cuenta una historia parecida sobre Hera y Hermes, aunque en su caso, el truco funcionó y le tomó más cariño).
Según la tradición griega, probablemente basada en la Oración (XII, 99) de Libanio o en la Epítome de la Biblioteca de Apolodoro, Heracles fue concebido en el vientre cuando Zeus prolongó la noche en tres durante las nupcias de sus padres.
La leyenda cuenta que Heracles nació en Tebas, donde vivían Alcmena y Anfitrión.
Los antiguos griegos celebraban el nacimiento de Heracles en el cuarto día de cada mes griego.

[editar] Edad adulta

Heracles creció sano y fuerte. Recibió con su hermano clases de música del maestro Lino, pero era un estudiante indisciplinado. Lino lo regañaba constantemente, y un día Heracles se enfureció y lo golpeó con una lira, matándolo al instante. El joven Heracles debió comparecer ante un tribunal, acusado de asesinato, pero se salió del apuro citando una sentencia de Radamantis, según la cual existía el derecho de matar al adversario en caso de legítima defensa. Fue pues, absuelto. Pero Anfitrión, inquieto, y temiendo que su hijo adoptivo fuese presa de nuevos accesos de cólera se apresuró a enviarlo al campo, y lo puso al frente de sus rebaños. Allí, según una tradición, un boyero escita llamado Téutaro continuó su educación, adiestrándolo en el arte de manejar el arco.
Heracles siguió realizando proezas tales como matar al León de Citerón, que estaba acosando y cazando los rebaños locales, y se vistió con sus pieles. Cuando regresaba de su cacería se encontró con los emisarios del rey minio Ergino de Orcómeno, que había derrotado años atrás a los tebanos y les había impuesto un pesado tributo que debían pagar cada año. Heracles los atacó, les cortó la nariz y las orejas y las ató a sus cuellos, enviándolos de regreso con el mensaje de que ése era todo el tributo que iba a recibir. El rey tebano Creonte le recompensó dándole en matrimonio a su hija, la princesa Mégara, cuya hermana menor, Pirra, se casó con Ificles, hermano del héroe. Heracles tuvo con Mégara varios hijos.

[editar] Los doce trabajos

Hércules y el jabalí de Erimanto, Louis Tuaillon (1904).
En un ataque de locura provocado por Hera, Heracles mató a sus propios hijos y a dos de sus sobrinos con sus propias manos. Al despertar y descubrir los terribles actos que había cometido, sintió un terrible dolor, y no quiso continuar viviendo con Mégara (otras versiones dicen que también asesinó a Mégara). En penitencia por esta execrable acción, la sibila délfica le dijo que tenía que llevar a cabo diez trabajos que dispusiera Euristeo, el hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba. Heracles llevó a cabo todos ellos con éxito, pero Hera le dijo a Euristeo que estimase que en dos de los trabajos había fallado, pues había recibido ayuda, por lo que ordenó dos más, que Heracles también completó, haciendo un total de doce.
El orden tradicional de los trabajos es:
  1. Matar al León de Nemea.
  2. Matar a la Hidra del lago de Lerna.
  3. Capturar a la Cierva de Cerinia.
  4. Capturar al Jabalí de Erimanto.
  5. Limpiar los establos de Augías.
  6. Matar a los Pájaros del lago Estínfalo.
  7. Capturar al toro salvaje de la isla de Creta.
  8. Robar las yeguas del rey Diomedes de Tracia.
  9. Vencer a las amazonas y tomar el cinturón de Hipólita.
  10. Matar a Gerión y robarle sus rebaños.
  11. Robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides.
  12. Capturar al can Cerbero en el Hades y llevarlo a Euristeo.
Según el Cronicón de san Jerónimo Heracles completó sus doce trabajos en 1246 a. C.
Heracles con la manzana del Jardín de las Hespérides.

[editar] Ónfale

Ónfale era una reina o princesa de Lidia. Como castigo por un asesinato, Heracles era su esclavo. Como tal, fue obligado a hacer el trabajo de las mujeres y a llevar ropas femeninas, mientras ella vestía la piel del León de Nemea y portaba su clava de madera de olivo. Pasado algún tiempo, Ónfale liberó a Heracles y se casó con él. Algunas fuentes mencionan que tuvieron un hijo cuyo nombre varía de unas a otras.
Fue en esa época cuando los Cercopes, traviesos espíritus de los bosques, robaron las armas de Heracles. Los Cercopes eran traviesas criaturas de los bosques que vivían en las Termópilas o en Eubea, pero vagaban por el mundo y podían aparecer en cualquier lugar donde ocurriesen travesuras. Heracles les castigó colgándolos cabeza abajo de un palo que se echó al hombro. Así vieron los Cercopes el trasero bronceado de Heracles tras años de exponerlo al sol, y se echaron a reír con tantas ganas que éste, divertido, terminó liberándolos.

[editar] Hilas

Mientras caminaba por las tierras salvajes, Heracles fue atacado por los dríopes. Mató a su rey, Tiodamante, y los demás se rindieron y le ofrecieron al príncipe Hilas. Heracles tomó al joven como escudero y amante. Años después, Heracles e Hilas se unieron a la tripulación del Argo. Como argonautas solo participaron en parte del viaje. En Misia, Hilas fue secuestrado por una ninfa. Heracles, con el corazón roto, lo buscó durante mucho tiempo pero Hilas se había enamorado de las ninfas y nunca volvió a ser visto. El barco partió sin ellos.

[editar] Yole

El rey Éurito de Ecalia prometió a su hija, Yole, a quienquiera derrotase a sus hijos en un concurso de tiro con arco. Heracles ganó pero Éurito no cumplió su promesa. Heracles mató al rey y a sus hijos y raptó a Yole.

[editar] Muerte a varios gigantes

Heracles mató a los gigantes Cicno, Porfirión y Mimas.

[editar] Laomedonte

Antes de la guerra de Troya, Poseidón envió un monstruo marino a atacar Troya.
Laomedonte tenía la intención de sacrificar a su hija Hesíone a Poseidón con la esperanza de apaciguarle. Ocurrió que llegó Heracles (junto con Telamón y Oícles) y estuvo de acuerdo en matar al monstruo a cambio de los caballos que Laomedonte había recibido de Zeus como compensación por el rapto de Ganimedes. Laomedonte accedió y Heracles mató al monstruo, pero Laomedonte incumplió su palabra.
Por ello en una expedición posterior Heracles y sus seguidores atacaron y saquearon Troya, matando a todos los hijos de Laomedonte presentes excepto Podarces, quien salvó la vida al dar a Heracles un velo de oro que había hecho Hesíone. Telamón tomó a Hesíone como trofeo de guerra, se casó con ella y tuvieron un hijo, Teucro.

[editar] Otras aventuras

[editar] Amoríos, matrimonios y muerte

Heracles mantuvo incontables aventuras amorosas con mujeres, de las que tuvo muchísimos hijos, a los que se alude colectivamente como heráclidas (siendo la más notable de ellas Macaria). Un suceso destacado es su estancia en el palacio del rey Tespio, a quien agradó su físico, por lo que animó a Heracles a hacer el amor a sus cincuenta hijas durante el tiempo que duró la cacería del león de Citerón (o según la versión, en siete noches o incluso en una sola). Todas ellas quedaron encintas y alumbraron varones. Sus hijos y los descendientes de éstos, conocidos como los heráclidas, conquistaron dos generaciones más tarde el sur de Grecia, Asia menor e Italia. Muchos de los reyes de la Grecia Antigua remontaban su linaje a uno u otro de estos hijos, notablemente los reyes de Esparta y Macedonia.
En el transcurso de su vida Heracles se casó tres veces. Su primer matrimonio fue con Megara, cuyos hijos mató en un ataque de locura provocado por Hera y a quien más tarde dio en matrimonio a su compañero Yolao, porque su mera visión le era demasiado dolorosa. Su segunda esposa fue Ónfale, la reina o princesa lidia a quien fue vendido como esclavo.
Su tercer matrimonio fue con Deyanira, madre de Macaria y de Illo por quien tuvo que luchar con el dios río Aqueloo. (Tras matarle, Heracles tomó uno de sus cuernos y lo dio a algunas ninfas, quienes lo transformaron en la cornucopia.) Poco después de su boda, Heracles y Deyanira tuvieron que cruzar un río, y un centauro llamado Neso se ofreció a ayudar a cruzar a Deyanira, pero entonces intentó violarla. Enfurecido, Heracles disparó una flecha envenenada (de la hidra de Lerna) al centauro desde la otra orilla. Agonizando, Neso le dijo a Deyanira que recogiese su sangre si quería asegurarse el amor de Heracles. Más tarde, cuando Deyanira sospechó que Heracles prefería la compañía de Yole, untó unas ropas con la sangre de Neso. Licas, el sirviente de Heracles, le llevó dichas ropas, y éste se las puso. En cuanto se templaron sobre su cuerpo, el veneno que contenía la sangre penetró en su cuerpo, provocándole un dolor insoportable. Heracles tomó a Licas por los pies y lo arrojó al mar, intentando luego quitárselas, pero se había pegado a su piel. Deyanira, al ver lo que había hecho, se ahorcó. Heracles murió voluntariamente, pidiendo que se le construyera una pira para acabar con su agonía. Tras su muerte en esta pira los dioses lo hicieron inmortal, o alternativamente el fuego quemó la parte mortal del semidiós, quedando solo la parte divina, se reconcilió con Hera y se casó con Hebe, una hija de ésta.
Nadie sino el amigo de Heracles Filoctetes (en algunas versiones Yolao o Poeas) podía prender su pila funeraria, y por esta acción recibió su arco y sus flechas, que más tarde necesitaron los griegos para derrotar a Troya en la Guerra de Troya.
De acuerdo con la Praeparatio evangélica (libro 10, xii) de Eusebio, Clemente afirma que «entre el reinado de Hércules en Argos y la deificación del propio Hércules y de Asclepio hay comprendidos treinta y seis años, según Apolodoro el cronista, y de ese momento a la deificación de Cástor y Pólux treinta y tres años, y en algún momento de este tiempo sucedió la captura de Troya.» Dado que Heracles gobernó Tirinto en Argos al mismo tiempo que Euristeo gobernó Micenas, y puesto que en esa época Lino era el profesor de Heracles, puede concluírse que estableciendo la fecha en que Lino enseñaba a Heracles en el 1264 a. C. (dada por Jerónimo en su Chronicon) la muerte y deificación de Heracles ocurrió aproximadamente en 1226 a. C. Los antiguos griegos celebraban el 12 de octubre la fiesta de la Herakleia en conmemoración de la muerte de Heracles.

[editar] Consortes y descendencia de Heracles

[editar] Amantes masculinos de Heracles

Heracles con su amante Yolao, unidos por Eros. Vaso etrusco.
En su Eróticos, Plutarco afirma que los amantes masculinos de Heracles fueron tan numerosos que no era posible contarlos. Algunos de ellos fueron:
(Recogido por Bernard Sergent en Homosexualidad en la mitología griega, Beacon Press, 1986.).

[editar] Interpretaciones antiguas y modernas

A través de la cultura grecobudista, el simbolismo heráclida fue transmitido al lejano oriente. Un ejemplo de ello ha llegado hasta la época moderna en las deidades guardianas Niō que se hallan frente a los templos budistas japoneses.
Heracles y su álter ego romano han sido mezclados desde el Renacimiento.

[editar] Véase también

[editar] Referencias

  1. El término como Heracles
  2. El término como Héracles
  3. José María Albaiges Olivart: Diccionario de nombres de personas. Barcelona, Universidad de Barcelona, 1993.
  4. «Behind the Name», artículo en inglés.
  5. Por parte de padre sería, obviamente, hermano de Perseo (también hijo de Zeus, pero con Dánae).
  6. Según Apolodoro, Heracles es tanto bisnieto como nieto de Alceo. En efecto, su madre Alcmena era hija de Anaxo, hija de Alceo, mientras que su padre adoptivo, Anfitrión, era hermano de Anaxo (es decir que Alcmena era su sobrina) e hijo de Alceo. Éste, por su parte, era hijo de Perseo y, por ello, nieto de Zeus. Véase Biblioteca II, 5.
  7. Pierre Grimal: Diccionario de mitología griega y romana (pág. 239). Barcelona: Paidós, 1981. s. v. Heracles; I, Nombre orígenes e infancia.
  8. Como se desprende de los relatos míticos donde estas características aparecen resaltadas. El coraje es manifestado en numerosas empresas, pero en especial durante su descenso al Hades, el orgullo aparece en el episodio de la toma de Troya, cuando Telamón resulta el primero en cruzar la brecha en la muralla y solo se salva de los celos del héroe al pretender erigir un altar en su honor cf. Apolodoro, Biblioteca II, 12,4. La simplicidad del héroe, una burla al carácter de los espartanos, aparece manifiesta en sus relaciones con Euristeo y también en su glotonería. En cuanto a la virilidad de Heracles basta recordar el episodio de las hijas del rey Tespio (y sus numerosos amantes de ambos sexos). Véase: Luke Roman, y Monica Roman: Encyclopedia of greek and roman mythology (pág. 208 y ss). Nueva York: Facts on File, 2010. También: Mariano Valverde Sánchez: Koinòs lógos: homenaje al profesor José García López, volumen 2, pág. 657 y ss.
  9. Hidalgo de la Vega, Sayas Abengochea, Roldán Hervás: Historia de la Grecia antigua (pág. 88). Salamanca (España): Universidad de Salamanca, 1998.
  10. Robert Graves: Los mitos griegos (I. 95. «El nacimiento de Teseo», nota 2) y Los mitos griegos II. 135. «El asesinato de Ífito», nota 2).
  11. Pierre Grimal: opus citato, sub «Teseo» (pág. 505).
  12. Pierre Grimal: ibídem.
  13. Homero, Ilíada II, 653 y passim. Odisea XI, 601.
  14. Hesíodo, Teogonía, II. 507-543 y, en especial, la obra llamada El escudo de Heracles, si bien actualmente ya no se considera obra de este poeta.
  15. Mencionado por Clemente de Alejandría en Stromata, libro 6, capítulo 2.
  16. Ver los fragmentos en G. Kinkel: Epicorum graecorum fragmenta (1878).
  17. «Peisander», artículo (en inglés) acerca de Kinkel en William George Smith (ed.): Dictionary of greek and roman biography and mythology. Londres: J. Walton, 1849.
  18. Este Painiasis era considerado como un poeta apenas inferior a Homero, con quien ningún griego podía ser comparado (Quintiliano, Inst. ora. X. I. 54), primo, o tal vez tío, del historiador Heródoto y quien en 14 libros narró, en forma épica, las aventuras de Heracles. Pueden leerse los fragmentos sobrevivientes en G. Kinkel: Epic. poet. fragmenta, edición en griego, 1877.
  19. [http://www.corbisimages.com/Enlargement/MI001997.html Friso del templo de Apolo en Delfos.
  20. [http://www.museodelprado.es/coleccion/a-fondo/la-boveda-del-cason-del-buen-retiro-luca-giordano/programa-iconografico/los-trabajos-de-hercules Colección en el Museo del Prado.
  21. Gregory Zorzos: «Heracles», pág. 39 y ss. (Sin datos de edición, traducción electrónica).
  22. Al respecto véase, entre otros, Heródoto, Historias, II, 43 y 44.

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