viernes, 27 de julio de 2012

MASSEBOTH.

Esta palabra, que en singular es massebah, significa en hebreo "lo que está de pie". Piedra levantada, erigida en conmemoración de un acontecimiento importante, frecuentemente un éxito militar.

Después de la victoria de los hijos de Israel sobre los filisteos, Samuel erige una piedra que será llamada "Eben-ha-Ezer", la piedra del socorro (1S 7,12); y en Carmel, el rey Saúl erige sin duda un  monumento de la misma naturaleza después de haber triunfado sobre los amalecitas (1S 15,12). A lo largo de los siglos, una práctica similar se encuentra en todo el Oriente Antiguo. La estela de Mesá, hoy en Louvre, y que cuenta sobre todo la victoria de este rey de Moab sobre Ajab, rey de Israel, es un buen ejemplo; como en Bet-Seán, en Meguidó, en la región de Genesaret, lo son las estelas erigidas en memoria de expediciones egipcias.

Hay otros muchos motivos para la erección de estelas. Así Jacob consagra por un gesto similar la alianza que concluyó con Labán (Gn 31,44-45). El mismo Jacob levantará también una massebah sobre la tumba de Raquel, su esposa (n 35,20). Es igualmente una estela funeraria la que mucho más tarde Absalón -sin descendencia que pudiera asegurarle un renombre póstumo- se dedicará a sí mismo en el valle de los reyes, "para conmemorar su nombre (2S 18,18)".

Es obvio que las masseboth podían tomar un carácter más netamente, o exclusivamente, cultual. Hasta la entrada en Canaán, los hijos de Israel erigían tales estelas. Por dos veces más Jacob, tras el sueño de Betel, después de la visión divina de la que se benefició a su llegada a Padán-Aram, levanta una estela, que una unción consagra a Yahvé (Gn 35,14). Cuando la promulgación de la Ley en el Sinaí, Moisés construye un altar "con 12 estelas para las 12 tribus (Éx 24,4)", en medio de las cuales "está" desde entonces el Dios de Israel; y después del paso del Jordán, Josué erige 12 piedras provistas del mismo símbolo, sea en el lecho del río, en el lugar donde se han parado los sacerdotes llevando el Arca (Jos 4,9, cf. 3,17), sea en el campo de Guilgal (Jos 4,20-22 cf. 5-8) (cuyo nombre quiere decir precisamente "círculo" de piedras), obedeciendo así a una orden divina (Dt 27,2-4).

El uso de estelas cultuales no es desde luego exclusivo del pueblo hebreo. Las que son de origen egipcio, encontradas en gran número en las ciudades fortificadas que controlan el acceso a la llanura de Yizreel y en otros yacimientos de Galilea o Transjordania, tienen generalmente un doble fin: celebrar victorias ciertamente, pero también dar gracias a los dioses a quienes las dedican los orantes, más frecuentemente los faraones, asimismo divinizados.

Entre los cananeos, esas piedras en pie son más propiamente "ídolos", que evocan la divinidad masculina, y ornan los altos lugares, al lado de las aserás (véase este lema). También la ley mosaica ordenará destruir las unas (Éx 23,24; Nm 33,52) con las otras (Éx 34,13=Dt 7,5; Dt 12,3), y prohíbe erigirlas, aunque sea "al lado del altar de Yahvé (Lv 26,1; Dt 16,21-22).

Sin embargo, a lo largo de su historia, los hijos de Israel se dejan arrastrar muy frecuentemente a los cultos paganos, erigiendo a su ejemplo estelas y cipos sagrados (ej.: 1R 14,23; 2R 17,10). Entre los reyes de Judá, los que hicieron "lo recto a los ojos de Yahvé" tuvieron empeño en destruir esas "inmundicias (cf. 1R 15,12)" sobre los altos lugares (2j.: 2Cró 14,1-2 ó 2-3 según vers; 2R 18,4; 2Cró 31,1; 2R 23,14; cf. 2Cró 34,3-7). Incluso Jorán de Israel, hijo del impío Ajab, que hizo, sin embargo, "lo que está mal a los ojos de Yahvé", abatió la estela de Baal que había erigido su padre (2R 3,2). ¿Hay que decir que los profetas, al fustigar la idolatría, la toman con esos objetos malditos (ej.: Is 57,6; Jr 17,1-3; Os 10,2; Mi 5,12-13 ó 13-14 según vers; etc)?

Los cipos de madera se han podrido, las piedras permanecen. Así los arqueólogos han descubierto, en Guézer, sobre las últimas estribaciones occidentales de los montes de Judea, 10 magníficas estelas rústicas de las que algunas tienen más de 3m de alto; aunque fechadas en el segundo milenio, dan una buena idea de las masseboth bíblicas.

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