I.
"La tiniebla/las tinieblas» son símbolo de mal y de muerte, que puede
especificarse como opresión (Mt 4,16; cf. Is 9,1; Lc 1,79); de estado
miserable por falta de amor/generosidad (Mt 6,23 par.). Aparece en Mc
15,33 par., aludiendo a Ex 10,21s, Am 8,9s, Jr 15,8s, para indicar la
liberación que supone la muerte de Jesús para la humanidad entera y como
amenaza para los opresores.
II.
Es Jn el único que usa de manera sistemática la metáfora de la
tiniebla. Esta no significa la mera ausencia de luz; tiene siempre un
carácter maléfico y presenta dos aspectos:
a) La
tiniebla como entidad activa y perversa que pretende extinguir la luz
de la vida (1,5) y así impedir el conocimiento del proyecto de Dios
sobre el hombre (1,4). La tiniebla se opone a la vida en la línea del
conocimiento (luz = verdad; cf. 1,7; 5,33). Se define, por tanto, como
una ideología contraria al designio creador, que, al ser aceptada,
sofoca en el hombre la aspiración a la plenitud de vida. Se identifica
con "la mentira» (8,44), la ideología propuesta por el círculo de poder,
que nace de la ambición de riqueza y afán de gloria humana. El designio
de Dios es la expresión de su amor al hombre: la tiniebla deforma la
imagen de Dios, proponiendo un dios exigente, que no ama al hombre, sino
que lo somete.
b) La
tiniebla como ámbito de oscuridad o ceguera creado por su acción, donde
el hombre se encuentra privado de la experiencia de la vida y no conoce
el designio de Dios sobre él (5,3: ciegos; 9,1ss) .
Pertenece
a la tiniebla (12,35) o mentira la concepción de un Mesías dominador
que usa la fuerza para implantar el reinado de Dios. Tal es la
interpretación de los maestros de la Ley (12,24; cf. Mc 12,35-37 par.);
con ella ciegan al pueblo (12,40), impidiéndole reconocer al Mesías en Jesús (12,34.37).
La
luz-vida (Jesús) y la tiniebla-muerte (el orden injusto) son ámbitos
irreconciliables entre los que el hombre tiene que optar (3,19; 8,12).
La opción depende de la conducta anterior: quien practica «la lealtad» (
= el amor leal) con los demás abandona la tiniebla y se acerca a la
luz, con la que ya estaba en sintonía (3,21); quien «actuaba con bajeza»
por su modo de obrar perverso, no se acerca a la luz, para que no se
descubran sus acciones, y llega a odiarla,(3,19s).
III. Obras de las tinieblas (Rom 13,12; Ef 5,11); cristianismo = luz, paganismo = tinieblas (Ef 5,8; cf. 1 Tes 5,4s). En Dios no hay tinieblas (1 Jn 1,5).
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