sábado, 31 de mayo de 2014

Cuerpo de Cristo.

            La expresión puede desde luego designar el cuerpo humano y real de Jesús, "el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros (1)". Es el cuerpo que será reclamado a Pilatos por José de Arimatea y enterrado en el sepulcro después de haber sufrido el suplicio de la Cruz (2). El cuerpo al que se hace volver a una vida gloriosa por la resurrección (3) de Aquél en quien el hombre "sembrado corruptible resucita incorruptible [...] y glorioso (4)".

            El "cuerpo de Cristo" se emplea también refiriéndose al pan eucarístico del que Jesús dice claramente: "Esto es mi propio cuerpo (5)", alimento espiritual bajo una especie tangible. Al que lo toma, el Salvador le promete que participará en su resurrección (6), como consecuencia de su participación en su cuerpo resucitado: "permanece en mí y yo en él (7)".

          De este modo el cristiano, por el bautismo (8) y por la Eucaristía (9), se integra en el "Cuerpo de Cristo" que Pablo identifica con la Iglesia, subrayando así la unidad indisoluble de este cuerpo místico del que Jesús es la cabeza y los cristianos los miembros (10).

1 Jn 1,14 / 2 Mt 27,58-60; Mc 15,34-37; Lc 23,52-55; Jn 19,38-42 / 3 Mt 28,6; Mc 16,6; Lc 24,3 y 6; Jn 20,5-9; cf. 2,19-22 / 4 1 Co 15,4, etc.; 1 Co 15,42-43; Rm 8,11; 1 Co 6,14; 2 Co 4,14, etc. / 5 Mt 26,26; Mc 14,22; Lc 22,19; 1 Co 11,24 / 6 Jn 6,54 o 55 según vers. / 7 Jn 6,56 o 57 / 8 1 Co 12,13; Rm 6,4 / 9 1Co 10,16-17 / 10 Ef 4,4 y 12-16; 5,23 y 29-30; Col 1,18 y 24; 2,19.

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