jueves, 25 de diciembre de 2014

Vosotros sois la luz del mundo.


VOSOTROS SOIS LA LUZ DEL MUNDO

"La luz" se aplicaba a Jerusalén como ciudad. En Isaías 60 dice: "Brilla, brilla, Jerusalén, porque la gloria del Señor está sobre ti". Se aplicaba también al Templo, que en el fondo era el núcleo de Jerusalén. De manera que la ciudad santa, donde resplandecía la gloria de Dios, y el templo, que era el gran exponente de la santidad de Jerusalén, era "la luz del mundo". Pero eso se ha terminado. Ya no hay una ciudad santa ni hay un templo. Donde la gloria de Dios resplandece, o sea, donde Dios se manifiesta y da a conocer, es en el grupo humano que está viviendo ya la realidad de este Reino suyo. Ahí es donde resplandece su gloria, que es su amor. Eso es la luz del mundo. Se han acabado ya los derechos geográficos a ser ciudad santa. Nunca cuatro muros pueden ser un templo para Dios, ni nunca una ciudad puede tener por sí misma el apelativo de santa. Todo esos eran cosas infantiles de una humanidad antigua. Lo únicoque puede ser santo, es decir, semejante a Dios (santo está en relación con el Espíritu Santo), lo único que puede recibir el espíritu de Diosy parecerse por eso a Dios mismo, es el hombre. Por tanto, lo único que puede reflejar la presencia de Dios en el mundo es el hombre. Lo demás son cosas antiguas, supersticiones antiguas, objetivaciones antiguas que, en una edad adulta de la humanidad, no tienen sentido. De manera que esta comunidad donde existe, vive y está, además apareciendo, brillando ese Espíritu de Dios, que es el amor por el bien del hombre, la actividad en favor del hombre, ésa es la luz del mundo. Y no hay otra.

 NO SE PUEDE OCULTAR UNA CIUDAD SITUADA EN LO ALTO DE UN MONTE.

Alusión a Jerusalén. Como vosotros sois ahora la nueva Jerusalén, es decir, esta comunidad es el sitio donde resplandece la gloria de Dios, esto no se puede ocultar. De manera que esto tiene que verse; la comunidad cristiana tiene un modo de comportarse que se hace visible poquito a poco, en pequeña escala porque somos poquita cosa, pero eso tiene que notarse alrededor.

NO SE ENCIENDE UN CANDIL PARA METERLO DEBAJO DEL PEROL, SINO PARA PONERLO EN EL CANDELERO Y QUE BRILLE PARA TODOS LOS DE LA CASA.

La comunidad cristiana no puede ser un círculo cerrado, que no tenga ninguna repercusión al exterior. Tiene que notarse de alguna manera su presencia, porque nadie trae un candil para meterlo debajo de la cama. Lo pone para que alumbre. El ha venido a encender ese candil, que somos nosotros, y ese candil tiene que alumbrar, tiene que notarse. Esto no siempre es fácil, aunque tampoco tenemos que hacernos mucho problema. Lo que sí tenemos que recoger de esto es que la comunidad no puede ser un círculo cerrado o inactivo. Tiene que pensar que eso tiene que transmitiese por algún lado, tiene que transcender fuera del círculo de la comunidad. Ese Espíritu que está en la comunidad -que es Dios mismo-, esa vida nueva que existe en la comunidad, ese impulso, tiene que tener un destinatario fuera de la comunidad. Es ésta la luz. Para que se vea, para que la noten. Naturalmente, si somos poca cosa, poco se notará el Espíritu, pero algo tiene que notarse, porque se trata de que esta comunidad está interesada en el bien de la humanidad, que no vive para sí misma y, por lo tanto, de alguna manera su actividad tiene que verse.

 ALUMBRE TAMBIEN VUESTRA LUZ A LOS HOMBRES. QUE VEAN EL BIEN QUE HACEIS Y GLORIFIQUEN A VUESTRO PADRE DEL CIELO.

"Glorifiquen" es que tienen que conocer que Dios es Padre. "Esto es lo que vais a transmitir: que Dios es Padre, que Dios es el que ama a los hombres, que Dios es el que da la vida a los hombres. Eso se irá viendo cuando vosotros practiquéis ese amor y comuniquéis esa vida. El efecto del amor es la vida. (Esta es la formulación que compendia todo lo que es efecto del amor). Y dar vida significa dar libertad, y dar amor, y dar alegría, y dar conocimiento, y dar todo. El Padre es el que comunica vida; por lo tanto, cuando vuestra actividad sea así, la humanidad irá comprendiendo el verdadero rostro de Dios, que es Padre. Que no es juez, ni es soberano, ni es el que tiene al hombre debajo para castigarlo o vigilarlo, sino que es el que está deseando comunicar el hombre la plenitud de vida que El tiene. Y ésta es la misión de la comunidad. Al ver el bien que haceis, la gente irá entendiendo la clase de Dios que es el vuestro, irá descubriendo el verdadero rostro de Dios". Esto corresponde a las otras tres bienaventuranzas. Lo de la sal era a las tres de la liberación y lo de la luz a las tres de la actividad cristiana: "Dichosos los que prestan ayuda, porque ésos van a recibir ayuda". "Dichosos los limpios de corazón, porque ésos van a ver a Dios".
 "Dichosos los que trabajan por la paz, porque a ésos los va a llamar Dios hijos suyos". De manera que el dicho de la sal se refiere a la liberación futura: "Vosotros sois los garantes, con vuestra fidelidad, de que esta liberación vaya existiendo en el mundo". Y aquí: "vuestra actividad es la que irá causando el cambio. Esa actividad de prestar ayuda, de la transparencia de conducta, del trabajo por los demás, que es la felicidad del hombre. Y así seréis la luz del mundo". Y vemos que dice: "vuestro Padre del cielo". Esto supone que esta comunidad ya está viviendo en el Reino porque, tener a Dios por Padre es lo mismo que tener a Dios por rey. Es decir, tener a Dios por rey es un término del Antiguo Testamento que se traduce en el Nuevo Testamento por tener a Dios por Padre, ya que Dios reina no imponiendo ni mandando, sino comunicando su Espíritu, que es su vida' comunicando su propia vida, por lo que, al comunicar su vida ese Rey se convierte en Padre. Y ¿por qué lo llama ya "vuestro Padre"? Porque están dedicados a hacer lo que El hace, porque "dichosos los que trabajan por la paz, porque a ésos los llamará Dios hijos suyos".

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