Vía purgativa
La
vía purgativa consiste en la purgación de
la memoria, entendida como potencia del alma, para limpiarla de los apegos sensitivos que provienen del cuerpo. En palabras de
San Juan de la Cruz:
Hay que perder el gusto por el apetito de las cosas.
El
apetito como tal no tiene por qué ser malo pero sí lo es el apego o
gusto que provoca en la memoria, porque la impide orientarse plenamente
hacia Dios. La privación corporal y la
oración son los principales medios purgativos. El estado en que se sume la memoria se llama
esperanza.
Vía iluminativa
La vía iluminativa consiste en la elevación del
entendimiento hacia Dios, entendido como potencia del alma. Una vez limpio el entendimiento de toda relación con
las criaturas queda vacío para entregarse a la
sabiduría oscura o
sabiduría secreta que se sabe sin necesidad de entender, experiencia que en la mística se llama
Fe.
Vía unitiva
La vía unitiva consiste en la purificación de la
voluntad,
entendida como potencia del alma. En ella el alma alcanza el grado más
perfecto de la unión con Dios, ya que ha vaciado su propia voluntad,
lo más suyo para entregarla a Dios. Es es el grado más perfecto de la
caridad.
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