- Wikisource contiene obras originales de o sobre Federico González Suárez.
- González Suárez, Federico. (1937). Defensa de mi Criterio Histórico. Edición y Versión de Jorge A. Garcés G. Prólogo de J. Roberto Páez/Encargado de las Ediciones. Volumen XII - Publicaciones del Archivo Municipal de Quito: 5 de marzo de 1937, Quito – Ecuador.
- Jiménez, Nicolás. (1936). Biografía del Ilustrísimo Federico Gonzáles Suárez. Volumen XI - Publicaciones del Archivo Municipal de Quito: 1 de diciembre de 1936, Quito – Ecuador.
- Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Federico González Suárez.
Perteneció por cerca de diez años a la Compañía de Jesús, que abandonó finalmente en 1872, cuando contaba con 28 años de edad y aún no había sido nombrado presbítero. González Suárez se trasladó entonces a Cuenca, donde recibió las órdenes sacerdotales, y vivió allí once años, hasta 1883. Desde aquella época comenzó a figurar en la vida pública nacional como hombre prestigioso por su saber, inteligencia, pluma y verbo oratorio. Por esa época ya era notable por su gran talento y habilidad política, condiciones que le permitirían alcanzar las más altas posiciones dentro de la Iglesia, y ejercer su poderosa influencia en la política y el Estado.
En 1878 fue elegido Diputado por la provincia del Azuay a la Convención de Ambato. Más tarde, en 1883 se estableció nuevamente en Quito donde combatió a la dictadura instaurada por el Gral. Ignacio de Veintemilla, y al tiempo que intervenía en la política su figura se fue haciendo muy respetada y temida por su intransigencia moral.
Nuevamente asistió como Senador al Congreso de 1892; el 14 de diciembre de 1894, pese a las duras críticas en su contra, el papa León XIII lo escogió para ocupar el obispado de Riobamba, y luego como Obispo de Ibarra 1895 a 1905. En 1906, Pío X lo nombró Arzobispo de Quito, lugar desde el cual dirigió la iglesia ecuatoriana hasta su muerte.
Índice
Legado
A él se debe, no sin traumas, la despolitización del clero ecuatoriano, históricamente unido al partido Conservador; sin embargo, se mantuvo firme en las doctrinas de sus antecesores oponiéndose a las leyes que creía iban en contra de la Iglesia, como las del matrimonio civil, el registro civil, la libertad de cultos, el divorcio y el laicismo estatal, y en educación.El retrato moral y físico del gran Arzobispo lo muestra de "estatura pequeña, cabeza bien formada, cabello entrecano, frente alta y limpia donde brillaba la centella del genio, espesas y arqueadas cejas, el mirar melancólico y penetrante, la nariz larga y algo extendidos los labios al terminar en su parte inferior, las mejillas blancas, sonrosadas y salientes; la boca grande y gruesos labios, el andar lento y mesurado. Tranquilo y apacible en el trato familiar y cuando estaba de buen humor, serio y severo en el ejercicio del ministerio sacerdotal. De temperamento nervioso y sensible, al contemplar su rostro bien a las claras se veía que un sentimiento de tristeza profunda dominaba su alma noble y generosa. Sus modales decorosos y dignos inspiraban respeto y aún veneración. Tenaz en sus propósitos y firme en sus resoluciones, nunca le faltó el valor para llevar a cabo empresas de trascendental importancia. Solía decir que el honor era el premio a la virtud. Sirvió de puente y evitó el abismo entre dos mundos, el decimonónico que él clausuró y el siglo XX que inauguró con su influyente personalidad de sabio y sacerdote. Al recibir a cualquier persona levantaba la cabeza y el pecho para mirarla de frente, gesto que le daba un aire señoril y regio, como de quien no se intimida ante nadie y que infundía respeto y algo de turbación en cuantos se le acercaban, sobre todo la primera vez. De índole comunicativa, gustaba de la conversación y de las tertulias de amigos, deleitándolos con las anécdotas que refería con gran franqueza y cierto gracejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.