jueves, 25 de abril de 2013

JERICÓ.

 

Cuenta la Biblia que cuando Yahvé concedió la tierra prometida a las “tribus de Israel”, esta ya estaba habitada por lo que tuvieron que enfrentarse a sus moradores originales y mediante guerras. Los moradores eran cananeos y otros “israelitas” (no tenían conciencia todavía de ser tales) que en su momento no habían machado a Egipto.

La primera ciudad con la que se encontraron al salir del desierto y entrar en la tierra prometida fue la poderosa Jericó rica ciudad protegida por grandes murallas que cayeron milagrosamente cuando por indicación divina se tocaron unas trompetas.

Desde entonces se ha escrito ríos de tinta sobre el extraño fenómeno e historiadores honrados y deseosos de tener una explicación seria más allá de lo divino se afanaron por analizar posibilidades realistas para la caída.

Se destinó dinero y esfuerzo y se apuntaron posibilidades lógicas y que podrían ser perfectamente reales para explicar la misteriosa demolición. Por ejemplo existe la posibilidad de una resonancia con la frecuencia de la muralla pero también hubiera fácilmente podido haber grietas internas que con la erosión fueron debilitando unas estructuras aparentemente sólidas.

Se habla de un posible y leve seísmo casi  imperceptible para personas pero fatal para estructuras poco flexibles o un derrumbamiento por un erróneo diseño de los cimientos que no pudieron soportar en las inmediaciones, el peso de un ejército de judíos asediantes.

Simulaciones siguiendo el más estricto rigor científico demuestran que todas estas posibilidades son factibles y el problema radica sobre todo en decidir cuál de ellas fue la que sucedió.

Y aquí vino la historia a darnos una lección básica de sentido común. La murallas de Jericó cuando los “Israelitas” llegaron, ya estaban derruidas y la ciudad había sido conquistada  (y parece que semi-abandonada o al menos en declive) en otra época.

No hubo ningún hecho extraño. La ciudad había sido conquistada mucho tiempo antes.   En su momento, Jericó había sido asediada con la maquinaria de la época diseñada a tal fin por tecnologías sumerio-acadias. Se utilizaban ya arietes y un tipo primitivo de torretas de asalto. Jericó fue vencida y esa victoria,  pasado el tiempo, se la auto atribuyeron los israelitas realzando así su historia militar.

El error cometido durante largo tiempo fue como en tantas ocasiones que en el punto de partida para las investigaciones era dando por válido que la Biblia no mentía pese a que en su mayor parte (y eso que contiene partes con importantes datos históricos) es una preciosa y entretenida leyenda, historia de Sansón y la malvada Dalila inclusive.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Procura comentar con libertad y con respeto. Este blog es gratuito, no hacemos publicidad y está puesto totalmente a vuestra disposición. Pero pedimos todo el respeto del mundo a todo el mundo. Gracias.