sábado, 14 de septiembre de 2013

Asistencia.

El concepto de asistencia va estrechamente unido al de necesidad. En efecto, constituye una respuesta a la necesidad insatisfecha, que, sobre todo en la sociedad contemporánea, reviste numerosas formas y perfiles: desde la necesidad económica inmediata (de  comida, vestido, casa, trabajo) hasta las necesidades más profundas (de participación e integración) que no encuentran la manera de manifestarse en el mercado. La asistencia es un instrumento que se propone liberar a las personas (o también a los grupos y a las mismas comunidades nacionales) de estas necesidades, múltiples y - crecientes. La asistencia asume una configuración distinta según se trate de la asistencia privada o de la pública.
Durante largos períodos prevaleció  la asistencia privada y la organizada por la Iglesia. Al contrario, en los tiempos modernos ha sido el Estado el que ha gestionado de forma directa y cada vez más esmerada la asistencia, hasta el punto de asumir la configuración de « Estado asistencial » (Welfare state).
Este Estado se ha propuesto garantizar a todos los ciudadanos (independientemente de su situación económica y de su rango social) la seguridad frente a todas las necesidades «desde la cuna hasta el sepulcro», a través de la ocupación plena y de una política adecuada de la vivienda, de la sanidad, de la enseñanza, de la previsión contra el paro, etc. Como no logra cumplir toda la amplitud de esta tarea ni puede soportar las cargas económicas consiguientes, el Estado asistencial, burocráticamente cada vez más pesado, ha entrado en crisis y actualmente se desea su superació, dejando de manifiesto sus límites y defectos. En la reflexión cristiana la asistencia encuentra su motivación como expresión caritativa, siempre necesaria. Para que resulte auténtica y no se resuelva en un «samaritanismo deteriorado», es preciso que se supere la óptica de los "casos piadosos» y de la concesión de ayudas inmediatas (exceptuando los casos de emergencia) y que se piense en una acción político-económica que atienda a las causas estructurales de la indi gencia, sin olvidar aquellas necesidades para las que se requiere la participación y el compromiso personal.
 G. Mattai

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