domingo, 22 de septiembre de 2013

Abeja.



Según las Escrituras, Palestina es una tierra que fluye miel ( Éx. 3,8). Su clima seco, su gran abundancia y variedad de flores aromáticas y sus rocas de piedra caliza la hacen especialmente idónea para las abejas. No es de extrañar entonces que abunden allí las abejas de miel, tanto silvestres como en colmenas. Todas las especies conocidas por los nombres de bombus, nomia, andrena, osmia, megachile, anthophora, están ampliamente diseminadas por el país. La abeja de colmena de Palestina, fasciata apis, pertenece a una variedad ligeramente diferente de la nuestra, caracterizada por rayas amarillas en el abdomen. Se dice que las abejas silvestres viven no sólo en las rocas Sal. 81(80),17), sino también en huecos de árboles (1 Sam. 14,25), incluso en carroña seca ( Jc. 14,8). Las colmenas de Siria y Egipto están hechas de una pasta de arcilla y paja para la frescura. En los tiempos del Antiguo Testamento, la miel era un artículo de exportación ( Gén. 43,11; Ez. 27,17). Las abejas se mencionan en la Sagrada Escritura como término de comparación para un numeroso ejército que acosa implacablemente a sus enemigos. Debôrah, el nombre hebreo de las abejas, era un nombre favorito para las mujeres.

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