La corona de espinas es un símbolo cristiano que recuerda la Pasión de Jesús. Se menciona en los evangelios de Juan (19:2, 5), Marcos (15:17) y Mateo (27:29).
Historia
En los siglos V y VI una supuesta corona de espinas se adoraba en la Iglesia de Sión, en Jerusalén. En 1204, otra corona figuraba en la colección imperial de Constantinopla. Algunos autores la identifican con la reliquia que llegó a Constantinopla en el siglo IV y formó parte de la colección imperial hasta el siglo XIII, cuando el emperador Balduino IV la empeñó a los venecianos y luego, incapaz de rescatarla, la vendió a su tío Luis de Francia por doscientas mil libras de oro. El rey santo edificó para ella la Sainte Chapelle. Los revolucionarios confiscaron la reliquia y se perdió su pista durante unos años, pero finalmente fue restituida a la catedral en 1808.
Existen más de ochocientas espinas de la corona en distintos relicarios de la cristiandad. Las más veneradas están en Roma, Pisa, París y Tréveris. Las dos más famosas de Roma se encuentran en la basílica de la Santa Cruz de Jerusalén, junto a las otras reliquias de la Pasión. En España, podemos enorgullecernos de un buen puñado de ellas repartidas por distintos santuarios: El Escorial (once espinas), las catedrales de Toledo, Palma de Mallorca, Valencia, Jaén y en Oviedo; el Palacio Real, Montserrat (dos); la iglesia de San Pedro (Barcelona, dos). En Sevilla solamente había seis espinas, "pero las mayores". Por el contrario en la Santa Capilla de Jaén había una que desapareció en 1937, aunque permanece el relicario que la contenía.
OTROS TORMENTOS.
En la colección imperial de Constantinopla figuraba en 1201 el flagelo con el que azotaron a Jesús. La esponja de la Pasión se custodia en la basílica de San Juan de Letrán. Otra esponja figuraba también etre las reliquias que el Persa Cosroes II sustrajo en Jerusalén.
Existen reliquias más menudas indirectamente relacionadas con la Pasión: el trozo de la mesa de la Santa Cena engastado en otra mesa mayor que se venera en un palacio sevillano; el mantel de la Santa Cena que se custodia en la catedral de Coria (además del santo pañal); el trozo de la puerta por la que Jesús entró en Jerusalén, que se adora en Sangüesa (Navarra).
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